Capítulo 6

45 3 0
                                    

~ Julietha ~
Esperanza

Sentí que reviví unas horas después con una sensación extraña de haber olvidado lo que era estar consciente recorriendo mi cuerpo.

Me levanté asustada, rodeada de unas paredes blancas. En la cara interna de mi codo tenía una intravenosa, pero un doctor más amigable que el anterior me calmó tomándome de los hombros obligándome a recostarme, susurrándome que todo estaba bien. Mi cabeza me daba vueltas, el mundo entero lo hacía.

No tenía más las muñecas apresadas pero estaban vendadas, mi brazo izquierda estaba completamente blanco hasta el hombro debido a una pomada para aliviar unas magulladuras que supuse fueron de mi caída.

El trapo que cubrí mi boca y al bajarlo tomó el lugar de una gargantilla había quedado en el pasado, me toqué el cuello para comprobar que no tenía mi cadenita del infinito ni mis anillos, consternada volteé a todos lados. El doctor analizó mi comportamiento y por un momento olvidé que se encontraba en mi delante.

—Tranquila. Están ahí.—me señaló una mesita de noche, me aproximé a pesar del dolor por aplastar mi lado malo contra la camilla para tomar mis pertenencias apretándolas en un puño al tenerlas conmigo.

—¿Cómo está mi hija?—pregunté tocando mi vientre, fue en lo primero que pensé, ni siquiera en las lesiones que yo podría tener debido al desmayo—Mi bebé. Dígame qué está bien, por favor. Dígame que...

El doctor tenía una sonrisa de compasión en el rostro y asintió.

—Respira, Julietha.—traté de hacerle caso minorando mis preguntas—Estás en buenos cuidados ahora. Tu bebé a simple vista está bien, pasaremos a realizar un ultrasonido pronto. Queríamos que despertaras primero.

—¿Podría haber sufrido algún daño? ¿Podría perderla?—lleve mis manos en un acto de protección.

—¿A qué riesgos estuviste expuesta? La policía vendrá. Los vecinos llamaron, no llegaste en las mejores condiciones, Julietha. El pueblo entero ya sabe de una chica pelirroja foránea. Es un pueblo muy pequeño.

—Ya veo. No quiero declarar nada. Nadie me creerá, no tengo lesiones graves en el cuerpo. Ellos hallarán la manera de salir ilesos, perderé mi tiempo y será mejor que piensen que morí en el intento de escapar.

—Puedes denunciar por secuestro.

—No me creerán.—repetí como disco rallado, negada a ir en contra de dos hombres que me podrían haber convertido en nada—Y usted sabe que será así. Lo hicieron adrede pero no tengo como demostrarlo. La policía le da el beneficio de la duda a cualquier ciudadano y lamentablemente ellos también lo son.

—Lo siento, Julietha.

—Solo revise que todo esté bien con mi bebé para poder irme, por favor. Y dígale a la policía que aquí no hay nada que investigar.

—Pasarán por ti para llevarte al departamento de ginecología. Un especialista podrá revisar el estado de tu bebé y darte un diagnóstico más detallado.

Asentí ansiosa por salir de aquellas paredes e irme muy lejos. A otro continente si fuese posible o al fin del mundo. No me importaba, pero quería que esa tormenta no volviera a alcanzarme jamás. Menos hacer pasar a mi niña por aquella pesadilla otra vez.

Juntos hasta el infinito. (INFINITO #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora