El primer día de Jin en la imponente mansión Jeon fue una experiencia abrumadora y desconcertante, marcada por la frialdad y la hostilidad que encontró a cada paso que dio. Desde el momento en que puso un pie en la propiedad, se sintió como un intruso, observado con desconfianza por la imponente seguridad que custodiaba los terrenos.
Cada paso que daba era seguido de cerca por los ojos vigilantes de los guardias, que lo miraban con una mezcla de sospecha y desdén. Se preguntaba si alguno de ellos había recibido instrucciones para mantenerlo bajo vigilancia, o si su mera presencia en la mansión era suficiente para despertar su desconfianza.
Al entrar en la mansión en sí, Jin se encontró con un ambiente gélido y distante, donde cada rincón parecía estar impregnado de la presencia dominante de la familia Jeon. Los pasillos largos y oscuros resonaban con el eco de sus pasos solitarios, mientras se dirigía hacia las áreas comunes donde esperaba encontrar a los miembros de la familia.
Sin embargo, al llegar a su destino, se encontró con una recepción fría y poco acogedora. Los hijos de Jungkook, que había esperado que lo recibieran con al menos una muestra de cortesía, lo ignoraron por completo, marchándose antes de que tuviera la oportunidad de presentarse oficialmente. Se sintió como si fuera invisible para ellos, como si su presencia no importara en absoluto en la jerarquía de la mansión.
La sensación de alienación y rechazo lo inundó, dejándolo sintiéndose solo y desamparado en un lugar que debería haber sido su nuevo hogar. Se preguntó si alguna vez sería capaz de ganarse el respeto y la aceptación de la familia Jeon, o si estaba condenado a permanecer como un extraño en su propia casa.
Con el corazón lleno de amargura y resignación, Jin se retiró a su habitación, deseando poder escapar de la atmósfera opresiva de la mansión y encontrar algún tipo de consuelo en la soledad de sus propios pensamientos. Sabía que el camino por delante sería difícil y lleno de obstáculos, pero estaba decidido a encontrar una manera de hacer frente a los desafíos que le esperaban, sin importar cuán difíciles fueran.
Con cada paso que daba por los pasillos lujosos y oscuros de la mansión Jeon, Jin se sentía cada vez más como un extraño en un mundo desconocido. Las paredes parecían susurrar historias de poder y riqueza, mientras los muebles elegantes y las obras de arte impresionantes le recordaban constantemente la magnitud de la fortuna de la familia Jeon.
Al llegar a su habitación, encontró sus pertenencias desempacadas y colocadas en su lugar por los sirvientes de la mansión, un gesto que lo hizo sentir aún más ajeno a su nuevo entorno. Se preguntó si algún día sería capaz de sentirse como en casa en este lugar, o si siempre sería un extraño en la casa de otra persona.
Decidido a no dejarse abrumar por sus pensamientos negativos, Jin decidió explorar un poco más la mansión y ver qué más tenía para ofrecer. Fue entonces cuando descubrió el gimnasio, una sala grande y bien equipada que estaba escondida en una esquina de la casa.
La vista de las pesas y las máquinas de ejercicio lo llenó de emoción y determinación, recordándole la importancia de mantenerse en forma y preparado para cualquier eventualidad. Sin dudarlo, se dirigió a su habitación para cambiarse y prepararse para una sesión de entrenamiento vigoroso.
Cuando entró en el gimnasio y comenzó a levantar pesas y hacer ejercicio, sintió una sensación de liberación y empoderamiento que lo llenó de energía y determinación. Cada repetición era un recordatorio de su propia fuerza y resiliencia, y cada gota de sudor que caía de su frente era un testimonio de su compromiso de estar listo para enfrentar cualquier desafío que se le presentara.
A medida que se sumergía en su entrenamiento, Jin sintió cómo sus preocupaciones y ansiedades se desvanecían, reemplazadas por una sensación de calma y claridad. Estaba decidido a hacer todo lo posible para protegerse a sí mismo y a sus seres queridos en este nuevo y desconocido mundo en el que se encontraba, y sabía que mantenerse en forma física y mentalmente sería clave para lograrlo.
Después de una sesión de entrenamiento vigoroso, Jin anhelaba un momento de relajación y calma, y qué mejor manera de lograrlo que con un baño relajante. Se sumergió en la bañera, dejando que el agua tibia envolviera su cuerpo tenso y cansado, mientras cerraba los ojos y dejaba que sus pensamientos vagaran en la serenidad del momento.
Sin embargo, su paz se vio abruptamente interrumpida cuando, al pasar sus manos por su cabello, sintió algo inusual. Al abrir los ojos y mirar en el espejo frente a él, se horrorizó al ver que su cabello rubio había sido reemplazado por un color morado vibrante. Un grito de sorpresa y enojo escapó de sus labios mientras observaba con incredulidad el extraño cambio en su apariencia.
La confusión y la frustración lo invadieron mientras intentaba comprender cómo y por qué su cabello había cambiado de color de la noche a la mañana. ¿Qué tipo de broma cruel era esta? Se preguntó a sí mismo, sintiendo su sangre hervir de indignación ante la idea de que alguien se hubiera atrevido a jugarle una travesura de esta magnitud.
Su ira se intensificó cuando dos pequeñas figuras aparecieron en la puerta del baño, riéndose a carcajadas mientras señalaban su cabello morado con deleite. Eran las hijas de Jungkook, quienes parecían encontrar un gran entretenimiento en la desgracia de Jin.
El corazón de Jin latía con furia mientras las niñas se alejaban corriendo, dejándolo solo en el baño con su rabia ardiente.
A pesar de su enojo, Jin terminó su baño con la esperanza de que el color morado se desvaneciera con el tiempo, pero al salir de la bañera, se dio cuenta de que su cabello seguía tan morado. Una sensación de impotencia lo invadió mientras se miraba en el espejo, lamentando la pérdida de su antiguo cabello rubio y preguntándose cuánto tiempo tendría que soportar este cambio no deseado.
Con un suspiro de resignación, Jin se secó el cabello y se vistió, preparándose para enfrentar el día con la cabeza en alto a pesar de su apariencia alterada. Sabía que no podía dejarse abrumar por las travesuras de los demás, y estaba decidido a encontrar una solución a su nuevo dilema capilar, incluso si eso significaba tener que recurrir a medidas drásticas.
Con la ira ardiendo en su pecho y determinación en su mirada, Jin salió de su habitación en bata, con paso firme y decidido, listo para enfrentar a Jungkook y abordar el comportamiento inaceptable de sus hijas. Cada paso resonaba en los pasillos de la mansión con la determinación de alguien que no estaba dispuesto a tolerar ninguna falta de respeto.
Al llegar al despacho de Jungkook, golpeó con fuerza la puerta, su puño resonando contra la madera con un golpe contundente que dejó claro su estado de ánimo. Cuando la puerta se abrió, Jin entró con determinación, su mirada fija en el rostro de Jungkook, listo para expresar su indignación.
-Jungkook-, comenzó Jin con voz firme, apenas conteniendo su ira. -Necesitamos hablar sobre el comportamiento de tus hijas. Me jugaron una broma cruel y totalmente inaceptable, y no puedo permitir que esto quede sin consecuencias.
Jungkook lo miró con una expresión de sorpresa y consternación, claramente tomado por sorpresa por la vehemencia de la acusación de Jin. Antes de que pudiera responder, Jin continuó con su diatriba, sin darle oportunidad de interrumpir.
-Entiendo que son solo niñas y que a veces pueden comportarse mal, pero esto va más allá de una simple travesura-, dijo Jin, su voz llena de autoridad. -Me han humillado y avergonzado frente a toda la casa, y no puedo permitir que eso quede impune. Como cabeza de esta familia, es tu responsabilidad asegurarte de que tus hijas respeten a los demás y se comporten de manera adecuada.
Jungkook escuchó en silencio mientras Jin expresaba su queja con una determinación que no podía ser ignorada. Aunque inicialmente parecía desconcertado por la situación, pronto su expresión se suavizó y asintió con comprensión.
-Lo siento, Jin-, dijo Jungkook con sinceridad. -No tenía idea de que mis hijas te habían hecho algo así. Les hablaré y me aseguraré de que entiendan la gravedad de sus acciones. Te prometo que esto no volverá a suceder.
Aunque todavía se sentía frustrado y molesto por la broma de las niñas, Jin sintió un pequeño destello de alivio al escuchar la respuesta de Jungkook. Sabía que no resolvería completamente el problema, pero al menos era un primer paso hacia la reconciliación y el respeto mutuo en la mansión Jeon.
Con una ligera inclinación de cabeza, Jin aceptó la disculpa de Jungkook y se preparó para regresar a su habitación, con la esperanza de que esta sería la última vez que tendría que enfrentarse a una situación tan desagradable.
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Apologize
Фанфик"En la encrucijada entre el peso de la responsabilidad y el eco eterno del amor perdido, Jin y Jungkook se enfrentan al desafío de dejar ir lo que ya no está, mientras se aferran valientemente al futuro incierto que yace ante ellos." Primer libro de...