XXIV. Promesas

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En el tranquilo jardín de la mansión Jeon, Taehyung y Jin se encontraban sentados en un banco de piedra, rodeados por la exuberante vegetación que adornaba el lugar. El suave murmullo del viento entre las hojas creaba una atmósfera serena y apacible, perfecta para una conversación íntima.

El sol de la tarde bañaba el jardín con una luz cálida y dorada, iluminando los rostros de los dos hermanos mientras compartían un momento de tranquilidad juntos. Taehyung miraba a Jin con una mezcla de admiración y ternura, consciente de la carga emocional que su hermano llevaba sobre sus hombros.

-¿Cómo te sientes, hyung?-, preguntó Taehyung, rompiendo el silencio con su suave voz.

Jin suspiró, una expresión de reflexión cruzando su rostro mientras acariciaba suavemente su vientre abultado. -Es difícil de describir-, admitió. -A veces me siento emocionado, pero también tengo miedo. No sé si estoy preparado para ser padre.

Taehyung asintió comprensivamente, colocando una mano reconfortante sobre el hombro de Jin. -Entiendo cómo te sientes-, dijo con sinceridad. -Pero sabes que no estás solo en esto. Estoy aquí para apoyarte en todo lo que necesites.

Jin sonrió débilmente, agradecido por las palabras reconfortantes de su hermano menor. -Gracias, Taehyung-ah-, dijo con gratitud. -Significa mucho para mí saber que cuento contigo.

Los dos hermanos se sumieron en un cómodo silencio, permitiendo que el sonido suave de la naturaleza llenara el espacio entre ellos. A pesar de las preocupaciones y las incertidumbres que enfrentaban, encontraron consuelo en la compañía del otro y en el vínculo inquebrantable que compartían como familia.

Mientras el sol se ponía en el horizonte, Taehyung y Jin permanecieron juntos en el jardín, encontrando fuerza y apoyo mutuo mientras se preparaban para enfrentar los desafíos que les deparaba el futuro.

[...]

En el lujoso despacho de la mansión Jeon, los papeles estaban esparcidos por todo el escritorio, algunos apilados en montones ordenados mientras que otros yacían dispersos, testimoniando la intensa actividad que se llevaba a cabo en ese lugar. El ambiente estaba cargado de tensión mientras Jungkook y Jimin discutían sobre los últimos acontecimientos relacionados con los escoceses y sus impactos en el mundo de la mafia.

Jungkook, con una expresión seria y concentrada, revisaba detenidamente cada documento, analizando los detalles con minuciosidad mientras escuchaba atentamente las palabras de Jimin. Este último, con gestos de preocupación en su rostro, relataba los eventos recientes con voz grave y medida, transmitiendo la gravedad de la situación.

-Los escoceses están aumentando su presencia en el mercado negro-, explicaba Jimin, señalando algunos informes sobre la mesa. -Están involucrados en todo tipo de actividades ilícitas, desde el tráfico de drogas hasta el contrabando de armas. Y lo peor es que están dispuestos a usar la violencia para lograr sus objetivos.

Jungkook asentía con seriedad, absorbido por la información que le proporcionaba su compañero. -Ya hemos tenido problemas con ellos en el pasado-, dijo con voz firme. -Pero parece que están intensificando sus operaciones. No podemos permitir que pongan en peligro nuestros negocios y a nuestra gente.

Ambos hombres intercambiaron miradas cargadas de determinación, conscientes de la gravedad de la situación y de la responsabilidad que recaía sobre sus hombros como líderes de la mafia Jeon. Sabían que debían actuar con rapidez y contundencia para proteger sus intereses y mantener su posición en el mundo del crimen organizado.

Mientras continuaban discutiendo estrategias y planeando su próxima movida, el sonido del teléfono interrumpió su conversación, haciendo que ambos se detuvieran por un momento. Con un gesto de Jimin, Jungkook respondió la llamada, preparado para enfrentar cualquier nueva información o desafío que pudiera surgir en el horizonte incierto de la vida de la mafia.

Al otro lado de la línea telefónica, la voz del informante resonaba con urgencia, transmitiendo noticias alarmantes que ponían en alerta a Jungkook y Jimin. Escucharon atentamente mientras el informante les informaba sobre la situación cada vez más crítica en el mundo de la mafia.

-Los escoceses están intensificando sus ataques-, informó el informante con voz tensa. -Varios de nuestros negocios han sido atacados y saqueados en las últimas semanas. Parece que no van a detenerse hasta que lo vean caer, señor Jeon.

Jungkook apretó la mandíbula con furia contenida, consciente de la amenaza inminente que representaban los escoceses para su imperio criminal. La noticia de los ataques a sus negocios lo llenó de determinación para enfrentar esta nueva amenaza con todas sus fuerzas.

-Gracias por la información-, respondió Jungkook con voz firme. -Continúa vigilando la situación y manténme informado de cualquier desarrollo. No vamos a dejar que los escoceses nos intimiden.

Una vez que colgó el teléfono, Jungkook miró a Jimin con determinación en los ojos. -Los escoceses están jugando sucio-, dijo con voz grave. -No podemos permitir que sigan dañando nuestros negocios y nuestra reputación. Necesitamos actuar con rapidez y contundencia para detenerlos.

Jimin asintió solemnemente, compartiendo la determinación de Jungkook. Sabía que estaban enfrentando uno de los desafíos más grandes hasta el momento, pero confiaba en la capacidad de Jungkook para liderar a la mafia Jeon hacia la victoria. Juntos, estaban dispuestos a luchar hasta el final para proteger su territorio y mantener su posición como una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.

[...]

La habitación estaba bañada por la suave luz de la lámpara de noche, creando un ambiente tranquilo y acogedor. Jungkook observó a Jin dormir profundamente, su respiración tranquila y regular, con una mano reposando delicadamente sobre su abultado vientre. Era una imagen conmovedora que lo llenaba de sentimientos encontrados.

A medida que contemplaba a Jin en su estado de reposo, Jungkook no pudo evitar que los recuerdos lo inundaran. Recordó los días felices con Jisoo cuando esperaban a su primer hijo, Rose. Aquellos momentos de anticipación y emoción ahora resurgían en su mente al ver a Jin llevando a su propio hijo en su vientre. A pesar de las circunstancias difíciles y peligrosas que enfrentaban, la visión de Jin embarazado llenó su corazón de una cálida sensación de esperanza y renovada determinación.

Con cuidado, Jungkook se deslizó hacia el lado de Jin en la cama, procurando no perturbar su sueño. Se recostó a su lado y observó su rostro sereno, sintiendo una conexión especial con él en ese momento. Una promesa silenciosa se formó en su corazón mientras contemplaba a Jin: juró protegerlo a él y a su hijo no nacido con la misma dedicación y amor que tenía por sus otros hijos.

El silencio de la habitación solo era interrumpido por el suave sonido de la respiración de Jin y el latido apacible de sus corazones, creando un momento de paz y serenidad en medio del caos que los rodeaba. Para Jungkook, esa noche representaba más que una simple velada; era un recordatorio de las cosas por las que estaba dispuesto a luchar y el amor que estaba decidido a proteger.

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