X. Persuadir

227 40 0
                                    

En la penumbra de su habitación, Jin y Jungkook se encontraban envueltos en una danza sin palabras, donde los cuerpos se unían en un frenesí de pasión desenfrenada. Cada encuentro era como una válvula de escape para liberar la tensión acumulada, un escape temporal de las complejidades y responsabilidades de sus vidas.

No había palabras entre ellos, solo el sonido de los susurros y gemidos mientras se entregaban al placer carnal. Jin montaba a Jungkook con una determinación feroz, sus movimientos sincronizados en una danza de deseo y necesidad desenfrenada. Cada roce de piel contra piel era como una chispa que encendía el fuego dentro de ellos, consumiéndolos en una vorágine de lujuria y desesperación.

Después del frenético encuentro, cada uno seguía su propio camino. Jin se sumergía en sus responsabilidades diarias, encontrando consuelo en ayudar a entrenar a Jinsung o en jugar con las niñas más pequeñas. Trataba de llenar el vacío emocional con actividades prácticas y el cuidado de los niños, encontrando un sentido de propósito en su papel como figura paterna.

Mientras tanto, Jungkook se sumergía en su trabajo con la mafia, enfocándose en mantener el control y la influencia de su familia en el mundo del crimen organizado. Cada decisión que tomaba estaba impregnada de astucia y determinación, su mente siempre alerta a las amenazas que acechaban en las sombras.

A pesar de la intensidad de sus encuentros sexuales, no había conexión emocional entre ellos. Era pura física, un escape temporal de la complejidad de sus vidas y la profundidad de sus propios sentimientos. En el silencio de la noche, cada uno buscaba alivio en los brazos del otro, pero nunca encontraban la paz que anhelaban tan desesperadamente.

[...]

En el campo de tiro, Jin mantenía una expresión decidida mientras practicaba su puntería con el arma. Cada disparo era preciso, cada movimiento calculado, reflejando su determinación y habilidad.

De repente, la serenidad del lugar se vio interrumpida por la llegada de Jungkook, quien anunció que tendrían que viajar por unos días debido a una cena formal entre los líderes de las diferentes facciones de la mafia. Jin asintió con indiferencia, aceptando la noticia sin titubear.

Sin embargo, la conversación dio un giro inesperado cuando Jungkook reveló que uno de sus hermanos había solicitado hablar con él por teléfono. Jin se dirigió a tomar la llamada, encontrándose con Taehyung al otro lado de la línea.

-hyugn, nuestro padre me quiere casar con Jimin.- sollozo del otro lado del teléfono

-¿Qué sucedió TaeTae?- interrogó escuchando la voz quebrada de su hermano

-Dijo que tú matrimonio nos trajo muchos beneficios, así que piensa hacer lo mismo con Nam y conmigo.

Las palabras de Taehyung resonaron en sus oídos mientras en su corazón chocaban diversos sentimientos. Su hermano sería casado por su culpa, por venderle a su padre un matrimonio feliz ahora su hermano tendría una unión que rechazaba vehementemente. Jin podía sentir la angustia en la voz de su hermano mientras compartía sus sueños de un romance de cuento de hadas, algo que parecía estar fuera de su alcance en medio del mundo de la mafia.

- Jin hyung, yo quiero casarme con alguien que me ame. - El mayor recordó como Taehyung desde pequeño soñaba con su boda y como sería su "príncipe" ideal, lo que claramente no era Jimin alias el "sanguinario" de la mafia

-Taetae, déjame hablar con nuestro padre...

- No importa lo que hagas, él ya decidió.- dijo enfadado- Mi esposo será el hombre más mujeriego y malo que hay. - soltó indignado

-¿Que has oído de él?

- Es un hombre horrible, tiene fama de no tener sentimientos. Yo no quiero eso Hyung. Quiero alguien que me ame. - sollozo una vez más

-Vere que puedo hacer. Tranquilizate. - colgó el teléfono y suspiro cansado esto sería más difícil de lo que pensaba

[...]

Con las maletas cuidadosamente cargadas en el carro, Jungkook y Jin se despidieron de los niños en la entrada de la mansión Jeon. Los pequeños los miraban con curiosidad y un dejo de tristeza en sus ojos, conscientes de que se ausentarían por unos días.

Jin les dedicó una sonrisa tranquilizadora antes de inclinarse para abrazarlos uno por uno, asegurándoles que volverían pronto y que todo estaría bien. Jungkook también les dedicó unas palabras de aliento, prometiéndoles que los protegería a todos y que regresarían pronto.

Con los corazones pesados por dejar a los niños atrás, Jungkook y Jin se dirigieron hacia el carro, listos para emprender el viaje hacia el aeropuerto. El sol brillaba en el cielo, iluminando su camino mientras se alejaban de la mansión y se adentraban en el mundo exterior.

El trayecto hacia el aeropuerto transcurrió en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos mientras contemplaban el paisaje que pasaba rápidamente por la ventana. Había una sensación de anticipación en el aire, mezclada con un ligero nerviosismo por lo que les esperaba en Suiza.

Finalmente, llegaron al aeropuerto y se dirigieron hacia el avión que los llevaría a su destino. El zumbido de los motores llenaba el aire mientras abordaban la aeronave, preparados para enfrentar lo que sea que les deparara la cena formal en Suiza, donde se decidiría el futuro de la mafia estadounidense.

En el avión, mientras el motor rugía y el avión surcaba los cielos, Jungkook se acercó a Jin con una solicitud inesperada. Le pidió que lo ayudara a cancelar la boda de su hermano Taehyung, quien claramente no estaba interesado en casarse. Jin escuchó la petición con atención, considerando las implicaciones de interferir en los asuntos familiares de Jungkook.

Sin embargo, la respuesta de Jungkook no fue la que Jin esperaba. En lugar de mostrar empatía o considerar la situación de su hermano, Jungkook rechazó la solicitud de Jin de manera brusca, dejando claro que el asunto no era de su incumbencia. Esta respuesta enfureció a Jin, quien se sintió decepcionado y traicionado por la falta de apoyo de Jungkook.

A partir de ese momento, un tenso silencio descendió entre ellos en el avión. Jin se sumergió en la lectura de un libro, tratando de desviar su atención de la tensión que había surgido entre él y Jungkook. Mientras tanto, observaba de reojo a Jungkook mientras este discutía estrategias por teléfono para enfrentar a los escoceses, su expresión seria y determinada dejaba claro que estaba completamente concentrado en la tarea que tenían por delante.

Con una mezcla de desesperación y determinación, Jin se acercó a Jungkook una vez que terminaron de planear las estrategias contra los escoceses. Sin palabras, se sentó en las piernas de Jungkook, moviéndose en círculos mientras buscaba desesperadamente su atención. Jungkook lo miró con sorpresa, evidentemente desconcertado por el repentino cambio de actitud de Jin.

-¿Jin qué ocurre?

Decidido a persuadir a Jungkook, Jin recurrió a todos sus encantos. Sin reservas, se inclinó hacia adelante y comenzó a darle una felación, utilizando su nula experiencia intentando complacer a Jungkook y convencerlo de ayudarlo en su causa. Los movimientos eran casi expertos, cada succión y cada roce calculados para provocar el máximo placer en Jungkook.

- ¿Me ayudarás?- Jin agitaba sus pestañas mientras veía a los ojos a Jeon sin parar el trabajo.

La atmósfera en la cabina del avión se cargó de tensión y anticipación mientras Jin continuaba con su tarea, determinado a lograr su objetivo. A pesar de su inicial resistencia, Jungkook no pudo resistirse por mucho tiempo a los avances de Jin, y finalmente cedió ante la intensidad del momento.

–Esta bien

Después de un momento de rendición mutua, Jin aprovechó la oportunidad para plantear su solicitud una vez más. Jungkook accedió a ayudarlo, aunque con la advertencia de que solo haría lo mínimo y no insistiría si su padre se negaba. A pesar de esta limitación, Jin se sintió aliviado al saber que tenía a Jungkook de su lado, confiando en que su influencia sería suficiente para persuadir al señor Kim de cancelar la boda de Taehyung con Jimin.

ApologizeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora