XXVI. Guerra

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El sonido ensordecedor de los disparos resonaba en el aire, mezclado con el estruendo de las explosiones que sacudían el suelo. Jungkook y Jimin estaban en su oficina, repasando los informes y los planes para contrarrestar las amenazas de la mafia escocesa, cuando de repente fueron interrumpidos por el caos que estallaba fuera de la mansión.

El ruido de las armas de fuego y las detonaciones de las bombas se filtraba a través de las gruesas paredes de la mansión, recordándoles la inminente peligro que enfrentaban. Jungkook se puso en pie de inmediato, su expresión se endureció con determinación mientras evaluaba la situación. Jimin lo miraba con una mezcla de preocupación y determinación, sabiendo que debían actuar rápidamente para proteger a su familia y a su imperio.

El sonido de las torres de vigilancia cayendo bajo el impacto de las bombas resonaba en la distancia, un recordatorio ominoso de la ferocidad del ataque que estaban sufriendo. Aunque el peligro acechaba en cada esquina, Jungkook se mantuvo calmado y enfocado, listo para liderar a sus hombres en la batalla que se avecinaba.

Con un gesto rápido, Jungkook y Jimin se dirigieron hacia la salida de la oficina, preparados para enfrentar lo que sea que estuviera esperando afuera. La mansión estaba envuelta en el caos de la guerra, pero estaban determinados a defender su territorio y a aquellos que amaban, sin importar el costo.

[…]

El sonido atronador de los disparos y las explosiones llenaba el aire mientras Jin y Taehyung corrían hacia el búnker, con los niños adelante y la madre de Jungkook rezando en ruso detrás de ellos. Los gritos y el caos se intensificaban a su alrededor mientras se abrían paso por los pasillos de la mansión hacia el refugio subterráneo.

–¡Vamos, sigan corriendo!– gritaba Jin corriendo con su embarazo de treinta y seis semanas. –¡No paren!

El corazón de Jin latía con fuerza en su pecho mientras se apresuraba, preocupado por la seguridad de los niños y consciente del peligro que enfrentaban. Con cada paso, su determinación crecía, impulsándolo hacia adelante mientras buscaba proteger a su familia a toda costa.

Al llegar al búnker, Jin se apresuró a asegurar la puerta tras ellos, bloqueándola con firmeza para mantener a salvo a los niños y a la madre de Jungkook. El aire en el interior del refugio estaba cargado de tensión y miedo, pero Jin se mantuvo sereno, tratando de transmitir calma a los que lo rodeaban.

Con gestos rápidos y eficientes, Jin se aseguró de que todos estuvieran cómodamente instalados dentro del búnker, buscando minimizar el impacto del caos que se desataba en el exterior. A medida que el sonido de la batalla resonaba a su alrededor, Jin se mantuvo vigilante, listo para actuar en caso de que el peligro se acercara demasiado.

En medio de la oscuridad y la incertidumbre, Jin se aferró a la esperanza de que pronto pasaría la tormenta y que su familia emergiría ilesa del caos que los rodeaba. Con cada momento que pasaba en el búnker, su determinación de proteger a los suyos solo se fortalecía, prometiéndose a sí mismo que haría todo lo posible para mantenerlos a salvo.

–¡Ahhh!

El estruendo de los disparos y las explosiones se mezclaba con los gritos de dolor de Jin mientras las contracciones comenzaban a sacudir su cuerpo. El ambiente claustrofóbico del búnker parecía cerrarse a su alrededor mientras las contracciones se intensificaban, envolviendo su mente en una nube de angustia y preocupación.

Jin se aferraba a la pared más cercana, apretando los dientes con fuerza mientras luchaba contra las olas de dolor que lo atravesaban. Cada contracción era como un puñetazo en el estómago, haciéndole sentir como si su cuerpo estuviera siendo arrastrado por una marea tumultuosa.

El sudor perlaba su frente mientras cerraba los ojos, concentrándose en su respiración y tratando de mantener la calma a pesar del tormento que lo invadía. Su mente estaba llena de pensamientos confusos y temerosos mientras se preguntaba si sería capaz de dar a luz en medio de la guerra que se libraba afuera.

A su alrededor, los demás en el búnker se agitaban con preocupación, tratando de ofrecerle apoyo y consuelo en medio de su sufrimiento. Taehyung estaba a su lado, sosteniendo su mano con fuerza y murmurando palabras de aliento en su oído mientras intentaba calmarlo.

A pesar de la confusión y el miedo, Jin se aferraba a la esperanza de que todo saldría bien, que el nacimiento de su hijo sería un rayo de luz en medio de la oscuridad y el caos que los rodeaba. Con cada contracción, se obligaba a seguir adelante, recordándose a sí mismo que debía ser fuerte por el bien de su hijo y de su familia.

–Taetae, no sé qué hacer–, dijo Jin entre jadeos, su voz entrecortada por el dolor. –¿Qué si algo le pasa al bebé?

Taehyung apretó aún más la mano de Jin, tratando de transmitirle algo de calma a pesar de la incertidumbre que ambos compartían. –Estaremos bien, Jin hyung. Tenemos que confiar en que todo saldrá bien. Respira, trata de relajarte. Vamos a salir de esto juntos.

Los gritos de Jin resonaban en el pequeño espacio del búnker mientras luchaba contra las contracciones, cada vez más intensas. La madre de Jungkook, en un rincón del búnker, continuaba rezando en ruso, sus palabras llenas de fervor y desesperación.

Jin se aferraba a Taehyung, buscando consuelo en su presencia mientras enfrentaba una de las pruebas más difíciles de su vida. En medio del caos y la incertidumbre, su conexión con Taehyung era un ancla de esperanza en la tormenta que los rodeaba.

–¡Ahhhh!– grito una vez más Jin al romper fuente alarmando a los presentes.

–Jin hyung, voy a salir a buscar ayuda–, dijo Taehyung con determinación, tratando de mantener la calma a pesar de la urgencia de la situación. –Necesitamos asistencia médica lo antes posible. Voy a correr afuera y trataré de encontrar a alguien que nos pueda ayudar.

Jin asintió débilmente, sintiendo una mezcla de miedo y esperanza al ver a Taehyung dispuesto a enfrentar los peligros afuera para buscar ayuda. –Ten cuidado, Taehyung-ah. No te arriesgues demasiado–, dijo, su voz cargada de preocupación.

Taehyung le dio una mirada determinada antes de dirigirse hacia la puerta del búnker y poner los dígitos de la contraseña. Con un último vistazo a Jin y a los niños, salió corriendo hacia el exterior, dejando a Jin en la oscuridad del refugio, con la agonizante espera de lo que el futuro les depararía.

Mientras corría a través del caos, Taehyung sentía cómo la angustia lo envolvía con cada paso. La mansión, en la que había vivido momentos de calma y felicidad, ahora se veía envuelta en el humo de la batalla y el estruendo de los disparos. El miedo se apoderaba de su mente mientras luchaba por mantener la compostura.

De repente, una mano lo agarró y lo arrastró hacia una habitación cercana. Al entrar, se encontró con Jimin, cuya mirada de reproche no pasó desapercibida. Antes de que Jimin pudiera decir una palabra, Taehyung levantó una mano en señal de detención y comenzó a explicar rápidamente.

–Lo siento, Jimin, pero necesito ayuda. Jin hyung está en trabajo de parto en el búnker y no sé qué hacer. Tenemos que encontrar a alguien que pueda ayudarlo–, dijo Taehyung con urgencia, su voz temblorosa por la preocupación.

Jimin frunció el ceño, procesando la información rápidamente. A pesar de sus diferencias, la urgencia de la situación era evidente. –De acuerdo, Tae. Vamos a buscar a alguien juntos–, respondió Jimin, poniéndose de pie y preparándose para enfrentar los peligros que los esperaban afuera.

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