XI. Enfrentamiento

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El salón estaba impregnado de lujo y extravagancia, desde los imponentes candelabros de cristal hasta las mesas decoradas con flores exóticas y la mejor vajilla de porcelana. Sin embargo, toda esta ostentación se veía eclipsada por la tensión palpable que colmaba el ambiente.

Los jefes de las mafias presentes se movían con cautela, sus miradas siempre alerta y sus gestos cuidadosamente calculados. A pesar de las apariencias de cordialidad y despreocupación, se notaba que cada uno estaba en constante estado de alerta, conscientes de que cualquier movimiento en falso podría desencadenar una catástrofe.

A pesar de la exquisita comida y las bebidas de alta calidad que adornaban las mesas, nadie parecía tener apetito ni sed. Los platos permanecían intactos, y los vasos apenas tocados, mientras los líderes de las mafias se concentraban en sus conversaciones con una atención tensa.

El murmullo de las conversaciones llenaba el salón, pero era evidente que el verdadero centro de atención estaba en la interacción entre los jefes de las mafias. Cada palabra, cada gesto, era analizado y evaluado cuidadosamente, ya que todos sabían que cualquier malentendido o provocación podría desencadenar un conflicto violento.

En medio de toda esta tensión, el aire estaba cargado de una sensación de peligro inminente, como si en cualquier momento pudiera estallar una chispa que desencadenara el caos. A pesar de la aparente calma, todos sabían que estaban caminando sobre una cuerda floja, y que cualquier paso en falso podría tener consecuencias catastróficas.

Jin lucía impecable en su traje blanco, que contrastaba elegantemente con su cabello ligeramente teñido de morado. El traje resaltaba su figura esbelta, con los hombros anchos que se estrechaban en una diminuta cintura, dándole una apariencia de forma de "Dorito". Cada pliegue y cada costura del traje estaba cuidadosamente diseñado para realzar su elegancia natural, mientras caminaba con una confianza serena por el salón.

Por otro lado, Jungkook emanaba una aura de intimidación con su traje negro a medida. La tela se ajustaba perfectamente a su musculoso cuerpo, resaltando sus hombros anchos y su poderosa presencia. Sus rasgos marcados y su cabello ligeramente largo agregaban un aire de misterio y peligro, mientras que su mirada penetrante dejaba claro que era alguien a tener en cuenta.

Ambos hombres destacaban en la multitud, cada uno con su propio estilo y presencia única. Jin irradiaba sofisticación y encanto, mientras que Jungkook emanaba fuerza y determinación. Juntos, formaban una combinación poderosa, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presentara en esta noche llena de tensión y peligro.

-Luces bien.- halago Jungkook al llegar al centro del salón y observar como el joven a su lado se llevó todas las miradas de los demás.

-Gracias.- a pesar de su intento por ocultar su sonrojo, el pelinegro a su lado observo aquel gesto tímido del chico que parecía siempre presumir de su belleza -Iré a buscar mi hermano Taehyung. De seguro a venido con mi padre.- se despidió cortésmente y con la mirada escaneo toda la sala encontrando a su hermano pelear con un sujeto a lo lejos- Taehyung.- llamo Jin a su hermano que parecía inmerso en la pelea verbal

-Hyung- llamo Taehyung al verlo llegar- No me casaré contigo jamás- dijo el chico en coreano confundiendo al italiano parado a su lado

-Disculpe. ¿Quién es?- pregunto al ver a su adorable hermano con los ojos rojizos apunto de llorar

- Park Jimin- se presentó en inglés con un toque de italiano en su asentó colocando en su rostro una sonrisa coqueta mientras guiñaba un ojo- Me gustaría quedarme, pero tengo negocios que hacer.

-¿Que sucedió TaeTae?- interrogó Jin al ver a su hermano tan triste y con un gesto en la cara

- Es un imbécil hyung. - sin decir nada más se marchó al baño más lejano que encontró

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