Epílogo

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Adrianne

Hoy es uno de los mejores días de mi vida. Tengo varios desde que conocí a mi diablo, pero hoy me caso. Hoy mi día está lleno de regocijo y felicidad. Ya pasaron tres meses desde que me propuso matrimonio y, hoy, hará realidad mi sueño.

Estoy hecha un mar de nervios por la emoción del momento. Quería dejarlo para después del nacimiento de los tres bebés, pero Eithan no quiso. Dijo que ya era hora de unir nuestras vidas y que sus bebés tenían que nacer bajo el matrimonio.

Mi pancita está creciendo a mil por horas y, dentro de unos días, el vestido no me quedará. De hecho tuvieron que hacerle unos arreglos para que pudiera quedarme. Mi vientre ya está comenzando a inflarse.

¿Sorprendidos?

¡Pues sí!

Como acabo de decir son tres los diablitos. La posición que adoptaba una de las pequeñas hacía que no se viera. Se escuchaban los latidos, pero apenas lo acabamos de confirmar y casi nos da un infarto.

A mí porque mi panza crecerá más de lo previsto y porque si salen como el padre, definitivamente me volverán loca.

¡No sé cómo podré con tanto!

A él porque ya está planeando cómo asesinar a los futuros novios de la familia. Sí, porque son dos pequeñas y un pequeño. Un pequeño que se encargará de joderle la vida a las hermanas, junto al padre.

No puedo evitar sonreír al pensar en esto y en cómo después de tanto sufrimiento, la vida me premia con tantas alegrías juntas. He recibido el apoyo de todos y eso me hace feliz.

Adelaide, Eithan y la madre me ayudaron con las marcas para cerrar contrato de exclusividad, sin que ofrecieran resistencia. El hecho es que se aparecieron diciendo que ya no les debía nada, cosa que no pude entender, porque es obvio que tuve incumplimiento de contrato y eso es algo serio, pero si ellos lo consiguieron quién soy yo para oponerme.

Mis amigos están todos aquí. Bueno los pocos que tengo. Adelaide, Camile y mi mariposa Remi. En este tiempo también he hecho muy buena relación con Eric, Nathan y Vanesa su...

Bueno, no sé como llamarle a lo que tienen ella y Nathan. No sé si tienen una relación formal o si solo se trata de un dominante con su sumisa, porque ella no habla mucho del tema y él es peor que las rocas.

¡Maldito cabrón!

Hemos mejorado nuestra relación, pero eso no quita que lo sea.

Por cierto, ya me trae de los pelos diciendo que mi hijo será un Amo, igual que él, y solo tengo que mirar su cara para darme cuenta de que lo hace por el placer de fastidiarme.

Actualmente estamos en Inglaterra. Mi diablo insistió en que estuviéramos acá hasta que los bebés nazcan y estén creciditos, porque según él podremos contar con el apoyo de la familia.

Una exageración, porque si regreso a la pasarela los bebés van a necesitar niñera. Pero se le ha metido a la cabeza que sus hijos no van a tener niñera porque no estarán a cargo de ningún extraño. Está contando con la ayuda de la señora Greta y haciendo planes con que me quede en la sede que tiene la agencia aquí en Londres.

Todavía no nacen y tal parece que se han puesto de acuerdo los tres para volverme loca.

Ya tendré que hacer algo para convencerlo, porque o dispongo de niñera, o en un par de meses estaré lanzando piedras en la agencia.

Estos días ha estado algo raro y sé que la boda lo tiene nervioso, pero no sé por qué ando pensando que algo se trae entre manos. Aunque ha ayudado mucho en los preparativos y ha andado como un loco de aquí para allá, pero igual creo que andaba en algo más.

Aquellos labios rojos [Libro 1 de la serie posesivos]. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora