ADELINE IVANOVA
—Son niños Khlaus—expreso un poco molesta.
Él mantiene su mirada sobre mí y esa pequeña y casi invisible sonrisa persuasiva.
—Es solo una pequeña y diminuta herida, ni siquiera les dolió—responde excusándose.
Ruedo los ojos y decido no darle más atención al asunto, me ha molestado, son mis hijos y ni siquiera me han dicho que sería de esa manera.
De todas maneras estoy sorprendida de Kata y Khalid, ellos se comportaron como si todo este mundo fuera rutinario para ellos y la verdad es que ambos se han criado lejos de cualquier cosa que tenga que ver con la mafia, los he metido en una cajita de cristal lejos de Rusia y aún así quedé helada al verlos hoy...
Tienen cuatro años joder, Kataleya ni se ha quejado al cortar su dedo con una maldita daga.
No sé cómo reaccionar al respecto.
Suspiro e intento no cargar mi mente más de lo que ya está.
La fiesta fluye como si nada mientras que la mayoría se encarga de disfrutar todos los excesos y comodidades que le ha dado el Pakhan. Otros siguen al asecho observándome a mí y a mis hijos.
Sé perfectamente que hay un infiltrado de Elliot, lo conozco perfectamente.
—A Ava no le agrada mucho el ambiente, de todas maneras la entiendo, nací aquí y aún me cuesta adaptarme a estas fiestas—aparece Kaia con una sonrisa.
Me giro hacia ella y mantengo mi expresión neutral.
—Estoy preocupada por ella—expreso con la voz entrecortada.
—Está bien, está jugando con los mellizos y...
Suspiro
—No me refiero a eso Kaia—hablo agotada—. Los mellizos se han adaptado rápido pero ella... joder para ella es muy difícil, su padre no está aquí, es un mundo oscuro y desconocido—mi voz se hace cada vez más frágil—. Y su mami, ha desaparecido de un segundo para otro y al volver a aparecer su familia ya no estaba, es solo una niña.
Trago grueso e intento recomponerme de inmediato, no puedo permitirme verme así frente a todos ellos.
Son como lobos esperando la fragilidad de su presa.
Kaia acaricia mi hombro con delicadeza y su mirada azul llena de esa luz que aún porta su alma me hace sentir acompañada.
—Eres la mejor madre, es complicado y diferente para Ava pero ella lo entenderá y tú eres más importante que cualquier rutina o lugar, esa niña te ama con toda su alma y en ella se refleja lo buena madre que has sido—habla suave mientras me mira a los ojos.
Asiento con la cabeza mientras respiro hondo.
—Tengo miedo—confieso.
Kaia me observa.
—¿De qué?—pregunta enarcando una ceja.
Trago grueso y fijo mi vista en la nada intentando controlar todos mis sentidos al hablar de esto.
—Que la historia se repita, que de repente me convierta en Lidian y Ava en Adeline—hablo en un tono bajo.
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La redención del Diablo [#3 TRILOGÍA PURGATORIO]
RomanceTodo acto tiene su consecuencia, eso Adeline lo ha aprendido muy bien. Pero si algo le han enseñado los Petrov durante estos años es que la sangre se paga con sangre. Y la venganza siempre es necesaria. "El final del purgatorio"