ADELINE IVANOVA
Me encuentro sentada frente al espejo mientras me maquillo lentamente intentando disociar cualquier emoción que me recuerde lo que sucedió este día, comienzo hidratando mi rostro y aunque veo mi reflejo en aquel espejo es como si simplemente fuera un robot.
Nada es real.
El vacío aparece nuevamente.
Mis manos se mueven como si simplemente estuvieran recibiendo órdenes, siento el ardor en el pecho quizás por el alcohol que aún quedan restos en mi sistema. Comienzo a colocar el corrector y los ojos se me llenan de lagrimas, sin importar cuánto evada mis emociones los pensamientos se encargan de torturarme el doble.
Respiro hondo e intento contener el llanto, debo estar lista en unos minutos y no tengo tiempo para seguir llorando.
La capa de maquillaje no es tan gruesa pero me hace sentir que me estoy colocando la máscara que me permitirá seguir con toda esta mierda.
Trago grueso y luego de unos minutos más finalmente tengo el maquillaje listo, me pongo de pie y visualizo el vestido que llevo puesto. De tiras con un tajo en la pierna derecha, se amolda perfectamente a mi figura y es de color azul totalmente lleno de brillos del mismo color.
Lidian fue la primera que me enseñó que debía ver mi belleza física como un recurso no como un regalo. Así es como pase toda mi vida utilizando mi cuerpo, mi rostro, mis ojos, toda mi apariencia para conseguir todo lo que quisiera. Así es como he probado el sabor de manipular a los hombres, porque si, siempre que manipulas algo debes entregar. Nada es gratis en esta vida.
Y yo lo sé más que nadie.
Mi cabello está perfectamente recogido en una coleta alta, al igual que mi flequillo que he peinado hacia atrás con gel para no dejar rastro de él. Ya está creciendo y agradezco mucho eso, el flequillo representaba la versión que fui todos estos años junto a Max, ser mamá, ser esposa, ser la primera dama...
Lamentablemente soy como las serpientes, siempre estoy mudando mi piel.
Doy el último vistazo, trago saliva y respiro hondo para luego salir de la habitación.
Mis tacones resuenan por el pasillo, camino con la frente en alto y el semblante serio.
Siempre te tratarán como tú les demuestres que te tratas a ti misma.
Bajo las escaleras con superioridad y comienzo a sentir la mirada de Elliot clavada en mi, lo ignoro completamente mientras que camino y me posicionó frente a él ignorando a dos de sus hombres que están a su lado.
Me da una mirada lasciva de pies a cabeza.
—Hermosa...—expresa casi en un susurro.
Ni siquiera me inmuto, no necesito que un patético hombre me apruebe si soy hermosa o no.
—¿nos vamos?—inquiero.
Él relame sus labios y me mira fijamente.
—Si pero antes hay algo que quiero mostrarte.
Sus palabras me generan un poco de incomodidad pero lo manejo perfectamente, él se acerca y me veo obligada a mirarlo a los ojos.
—Creo que es un buen momento para presentarte a mi mano derecha, es la persona que me ha ayudado en cada detalle, desde hace tres años—pronuncia con una pequeña sonrisa—. Si esta noche sale bien, se vendrán cosas más grandes así que supongo que es justo que se conozcan.
¿Mano derecha?
Trago grueso e intento mantener mi expresión pero las dudas comienzan a aparecer por mi mente, me ha tomado por sorpresa y es lo que más odio.
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La redención del Diablo [#3 TRILOGÍA PURGATORIO]
RomanceTodo acto tiene su consecuencia, eso Adeline lo ha aprendido muy bien. Pero si algo le han enseñado los Petrov durante estos años es que la sangre se paga con sangre. Y la venganza siempre es necesaria. "El final del purgatorio"