ADELINE IVANOVA
No tenía idea que estar en una misma habitación con los hombres de mi vida sería algo incómodo y tenso, se siente cómo si realmente hubiera algo en el aire y se que no soy la única que está sintiendo esta energía.
Al parecer Max se ha juntado con los Petrov en mi ausencia porque veo fluidez en la relación de ellos cosa que antes no existía, admito que estoy sorprendida.
—¿Entonces ustedes tienen al niño y también a la madre?
Mi pregunta llama la atención de todos y la atención está puesta en mí, Max está a mi lado mientras que los Petrov están frente a mi en unos pocos metros y aunque las miradas son demasiado intensas intento retomar lo importante.
—Si—responden al unísono.
Por supuesto que sabía que eran ellos los del dedo del niño pero no tenía idea de que la madre de Elliot seguía con vida.
Supongo que ese será un gran punto débil.
Trago saliva y no puedo evitar pensar que si ellos no hubieran mandado el dedo del niño, mi padre no hubiera estado involucrado nunca en esa mierda.
Mi cuerpo se tensa y me pierdo en mis pensamientos.
—Yo me encargaré de ella—hablo segura.
—Puedo hacerlo yo, nieto de ganas de verlo sufrir—habla Keegan con una sonrisa macabra.
Niego con la cabeza y me mantengo seria.
—Él me prometió que liberaría a mi papá y luego lo mató por la puta espalda cuando yo lo abrazaba—pronuncio con un nudo en la garganta y todos se quedan en silencio.
Max me da una mirada angustiada mientras que toma mi mano y acaricia, admito que nunca me ha gustado mostrarme vulnerable pero últimamente necesito mucho sentirme protegida.
—La sangre se paga con sangre—pronuncia Khlaus en un tono duro.
Lo miro a los ojos.
—Exacto.
Me cobraré cada una de las cosas que ese hijo de puta me ha hecho. Ha iniciado la peor guerra y no seré yo la que pierda.
Me acerco al escritorio y me inclino mientras abro la laptop de Eliot que aún tengo en mi poder, comienzo a navegar entre los archivos y trago grueso cuando siento todas las miradas en mí, me incorporo y noto que tanto los Petrov cómo Max están observándome con cierta mirada lasciva. Hay demasiada tensión.
Maldita sea.
Respiro hondo e intento concentrarme.
—Necesito a alguien que revise detenidamente esta laptop, algo tiene que haber que nos sirva—hablo y por primera vez me pone nerviosa el tener tantos ojos puestos en mi.
No puede estar pasándome esto.
—Puedo encargarme de eso, nuestro equipo cibernético es el mejor—habla Max aclarando su garganta.
Asiento con la cabeza y camino por en medio nerviosa, tal vez estoy loca pero la tensión que hay en esta maldita habitación es demasiada y no es algo que esté pudiendo controlar. Quiero enfocarme en lo que debemos hacer pero no puedo, tenerlos a los tres aquí provoca una sensación que no había sentido antes.
—Maldita sea, ¿pueden dejarme de ver así? No puedo concentrarme—expreso agitada.
Keegan sonríe con picardía.
—¿Así cómo?—me provoca.
Khlaus clava su mirada penetrante en mí y mi cuerpo reacciona con un escalofríos.
ESTÁS LEYENDO
La redención del Diablo [#3 TRILOGÍA PURGATORIO]
Roman d'amourTodo acto tiene su consecuencia, eso Adeline lo ha aprendido muy bien. Pero si algo le han enseñado los Petrov durante estos años es que la sangre se paga con sangre. Y la venganza siempre es necesaria. "El final del purgatorio"