Capítulo 6💀

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1/3 Maratón

KAIA PETROVA

Nunca he sido amante de los niños pero el hecho de que lleven mi sangre me hace amarlos con toda mi alma incluso sin antes conocerlos, desde que he tenido el placer de estar junto a ellos me enamoro cada vez más de ambos. Realmente el estar cuidando de mis sobrinos es algo que llena mi alma, me hace sentir viva, útil, feliz y dispuesta a olvidar mis problemas para ponerlos a ellos en primer lugar.

Siempre he estado sola, Keegan y Khlaus son como mellizos porque prácticamente siempre han estado unidos y no se si sea por su mierda machista o la diferencia de edad que tenemos pero siempre he estado a un lado de ellos. Se que me aman y soy parte de esa familia que tanto protegen pero nunca sentiré la conexión que tienen ellos como hermanos.

Keegan y Khlaus son como uno mismo, ambos matarían y morirían el uno por el otro. Nunca tuve a nadie que siquiera tuviera la intención de hacerlo por mí. Mi madre se suicido antes de que yo pudiera crear un recuerdo de ella, mi padre fue un frío ególatra que me consentía con lujos y dinero hasta que decidió que quería fingir su maldita muerte.

Siempre he sido sólo yo.

La única persona que me hizo sentir especial ya no está viva y es algo que me dolerá por siempre. Le debo la vida a Vincent, él murió por salvarme y el hecho de que la última imagen que tenga de él en mi mente sea tirado en el piso desangrándose es la mayor tortura de mi vida.

Nunca se superan las muertes, el dolor nunca acaba.

Es mentira cuando te dicen que el tiempo lo cura todo, el tiempo solo te vuelve un experto es sobrellevar el dolor y fingir que no te duele.

La soledad es engañosa, te obliga a amarla y aprender a convivir con ella pero en el fondo siempre pero siempre te recuerda lo solo estás.

Desde que Adeline había entrado a nuestras vidas, todo había sido un poco mejor, ya no me sentía tan sola e incluso creía que ambas lográbamos entendernos a tal punto de necesitar la compañía de la otra. Fui ilusa al creer que yo era importante para ella como ella lo era para mi.

No era solo mi amiga, era la hermana que nunca tuve.

Es gracioso, porque fue exactamente ella la que no dudó ni un segundo en irse con mi sobrinos sin siquiera despedirse, ella solo se largó y me dejó sola. En cuatro malditos años ella no llamó, no me buscó, no me presento a mis sobrinos, ni siquiera me dio una puta explicación... yo realmente lo merecía.

Desde que nos conocimos se cansó de repetirme que sin importar en el mundo que había nacido, no pierda mi luz porque según ella se veía en mi antes de ser consumida por la oscuridad. Pero tan solo fue una hipócrita de mierda, ella aportó a qué yo perdiera esa maldita luz que según ella era tan importante.

Ya no soy la misma y costo años de crisis, soledad, llantos, depresión y un intento de describir quien realmente era y que carajos quería para mi vida.

Viaje por el mundo, gaste el maldito dinero de mi familia como si fuera ilimitado, me acosté con desconocidos, me drogue para no sentir, bebí para olvidar y aun así sigo en el proceso de descubrirme.

Soy una Petrova y es algo que he negado toda mi vida pero supongo que llega un momento en el que simplemente aceptas tus raíces y lo que eres.

A veces llego a entender un poco a Vladimir, él siempre nos ha enseñado a endurecer nuestro corazón y ser unos malditos demonios egoístas. Es lo que realmente somos, todos los Petrov estamos destinados a ser esto.

Para mis hermanos y mi padre siempre ha sido lo más importante el apellido, nunca lo había comprendido hasta que conocí a Khalid y Kataleya.

—Tía, Khalid me está molestando—expresa furiosa la niña de cabello dorado.

La redención del Diablo [#3 TRILOGÍA PURGATORIO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora