Capítulo 4💀

1.5K 128 26
                                    

ADELINE IVANOVA

Reprimir los sentimientos está horrible pero nadie habla del proceso que se vive cuando comienzas a aceptarlos y todo se vuelve más sensible, te vuelves más vulnerable y duele demasiado el sentir.

La terapia que he llevado desde que nacieron mis hijos me ayudó mucho, incluso la compañía de Max y lo mucho que me ha hecho crecer Kata y Khalid es increíble pero también me han ayudado a convertirme en otra persona completamente diferente. Ya no soy esa misma Adeline que hace cuatro años atrás.

La Adeline que soy hoy en día se permite sentir, acepta sus debilidades e intenta soltarlas.

Y eso es bueno... supongo.

Pero hay veces que tan solo quisiera volver a adormecer mis sentimientos.

—¿Has matado alguna vez?—inquiere uno de los soldados de Elliot.

Él es Samuel, es bastante más joven que yo, está aquí por su padre y me he llevado bien con él... cuando quiero escapar de todo vengo a la garita de seguridad a fumar marihuana con él.

Aunque lo único que hago es quedarme en silencio mientras me pierdo en mis pensamientos.

Le doy una pitada al porro entre mis dedos y luego de pasárselo le doy una mirada fija.

Tiene unos veintiún años más o menos, su cabello es rojizo natural y de hecho tiene algunas pecas en sus pómulos, sus ojos son de color avellana y a pesar de estar aquí sus ojos aún inspiran inocencia.

Ojalá pudiera concervarla.

—Sí—respondo seca.

Sus ojos se iluminan.

—¿Cuántos? ¿Qué se siente?—pregunta curioso.

Río y niego con la cabeza ante su reacción.

—Nada...

—¿Qué?

—Me preguntaste que se siente, no se siente nada.

Me mira fijamente a los ojos y guarda silencio por unos segundos, no se si es el efecto de la marihuana o que es lo que se le está pasando por su mente al observarme.

—¿Te gusta matar?

Suspiro.

Es agobiante pero al menos es la única buena compañía en este maldito lugar.

—¿Acaso estoy en un interrogatorio?—inquiero bromeando.

Él ríe.

Sigue a la expectativa de que responda su pregunta, mi sonrisa se borra y entonces analizo su pregunta.

¿Me gusta matar?

Nunca me he hecho esa pregunta.

No soy alguien que mate por diversión supongo pero estar en este mundo te obliga a ser un asesino, tarde o temprano te terminará gustando...

De todas formas, no seré hipócrita, nunca he sentido culpa de matar.

—Sí—respondo—. Cuando tengo que hacerlo, lo disfruto.

A él le sorprende mi respuesta pero sus ojos vuelven a brillar como si estuviera frente a una leyenda viviendo su propia película de acción.

—Genial—responde entusiasmado.

—Cuando matas sabes que estás arriesgado a perder algo también, supongo que es la ley de la muerte o algo así—hablo concentrada—. He perdido a varias personas a lo largo de mi vida.

La redención del Diablo [#3 TRILOGÍA PURGATORIO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora