KEEGAN PETROV
Nunca he sido fan de los niños, tampoco es que los detestaba pero supongo que no había mucho interés de mi parte por esa pequeña especie. Pero desde el segundo en que nacieron esas dos ratitas con mejillas rojas como un tomate sentí una sensación inexplicable, algo que ni siquiera puedo describir en palabras.
Es curioso como se puede sentir tanto amor por alguien que recién conoces, ni siquiera sabía que eso era posible, soy alguien a quien le cuesta mucho relacionarse emocionalmente.
Aquel día que entré a la habitación de la clínica con un ramo de rosas y fresas para Adeline, con una sonrisa y felicidad que llegaba a sentirme un idiota por sentir tanto... aquella noche entré y la cama estaba vacía, los mellizos no estaban en sus cunas y aunque la sensación en mi pecho y el nudo en mi garganta me decían algo claro, lo primero que le dije a Khlaus fue:
"Quizás fue con los niños a hacerle un chequeo de esos"
Él me miro a los ojos y como siempre, con Khlaus tenemos una maldita conexión telepática o una mierda de esas.
El nudo en la garganta era tan grande que me sentí raro, como si me hubieran sacado de mi órbita en tan solo unos segundos. Me daba miedo sentirme tan feliz y mi miedo era real, porque mi felicidad se esfumó en minutos y me sentí el más inútil del planeta... me sentí débil y no dejaba de mortificarme con la frase que mi padre siempre nos dijo.
"Nacimos para matar y soportar balas pero nuestro punto débil siempre será amar"
Vladimir siempre nos enfermo con las miles de justificaciones por las cuales no debíamos amar a ninguna mujer y morir con el corazón de hierro.
A diferencia de Khlaus yo nunca acataba las órdenes.
Y por no hacerlo fue que sentí el vacío enorme en mi pecho cuando supe que Adeline se había ido con los mellizos, nuestros hijos...
Ella había huído, dándonos de probar la paternidad, haciéndonos sentir el aroma de esos bebés para luego dejarnos parados frente a una habitación vacía.
Ade nos traicionó cientos de veces pero aún así nunca me importó una mierda, esta traición era diferente era incluso dolorosa y agobiante. Ella jugó con mis sentimientos, mis emociones, mi deseo y fue el acto más egoísta que tuvo. Huír y robarnos el derecho de ver crecer a nuestros hijos.
—¿Pongo play?—pregunta Khlaus.
Khlaus no pregunta cuando tiene que tomar una decisión pero puedo ver cómo se desliga de aquella responsabilidad por el temor que muestran sus ojos.
—Si—respondo simple.
El silencio es duro.
Ambos estamos sentados frente a una enorme pantalla mientras que un control remoto tiene el poder de movilizar todo nuestro interior.
Presiona el botón y ambos prestamos atención al video que comienza a reproducirse y resonar por toda la sala.
Antes de viajar a Grecia, Adeline le dio un pendrive a Kaia y aunque nuestra hermana ya lo ha visto, nos lo ha dado porque una de las instrucciones de nuestra reina era que Khlaus y yo lo viéramos también.
Kaia no nos ha dicho nada y eso lo vuelve más intrigante.
Trago grueso y la imagen que se ilumina en la pantalla es de Adeline embarazada, tiene ojeras, su cabello negro está desordenado y aún así se ve hermosa. Esboza una sonrisa mientras comienza a mostrar la habitación en la que está, es de cuando estuvo internada, en su recaída y antes del juicio.
Siento un nudo en la garganta pero continúo viendo, mi piel se eriza de tan solo observarla y escucharla hablar. Fue hace años y la culpa de no haber vivido ese embarazo con ella me mata.
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La redención del Diablo [#3 TRILOGÍA PURGATORIO]
RomanceTodo acto tiene su consecuencia, eso Adeline lo ha aprendido muy bien. Pero si algo le han enseñado los Petrov durante estos años es que la sangre se paga con sangre. Y la venganza siempre es necesaria. "El final del purgatorio"