KEEGAN PETROV
—Debimos haber ido con ella—pronuncio alterado.
Khlaus está de pie y perdido en sus pensamientos mientras que yo estoy sentado en la escalera de la puerta principal.
—No, es algo que debe hacer ella sola—pronuncia Alessandra sin ningún escrúpulo.
Suspiro y levanto mi vista para ver a los ojos a la dama Italiana, ya no hay nadie en la finca, solo algunos empleados y ella con su esposo.
No sé qué carajos hace aún aquí.
—¿Puedes decirme quién pidió tu opinión?—inquiero poco amable.
Sus ojos azules me fulminan y me ignora por completo.
Adeline tuvo un ataque de pánico y al verla de esa manera tan vulnerable no puedo dejar de pensar que ha estado fingiendo todo el tiempo, todas esas emociones estaban dentro de ella siendo reprimidas y explotaron como una bomba con tan solo oír aquella pregunta de Kataleya.
Joder, si tan solo pudiera hacer algo para sanarla.
Alessandra sigue de pie imponente frente a nosotros dos, nos observa como si nos estuviera analizando.
—Adeline necesita contarle ella misma a los niños que su padre ya no volverá, por más doloroso que haya sido esta situación para ella lo necesita—habla segura.
Khlaus la mira callado.
—¿lo necesita?—rio irónico.
Ella clava su mirada en mi.
—Su niña interna debe aceptar la realidad, sin importar los años o los obstáculos Adeline siempre volvía a ser ella niña pequeña cuando su padre venía por ella—pronuncia fría—. Cuando esa niña comprenda que su padre no vendrá y que ahora es ella la adulta, el dolor será más leve.
—Y lo conseguirá tomando el rol de adulta al contárselos a los niños—agrega Khlaus en un tono bajo.
Suspiro y me pongo de pie de inmediato.
—Esas mierdas psicológicas—espeto y saco un cigarro.
Esta noche ha sido una completa mierda, se supone que ella debería haber disfrutado y sentirse mejor, que debió haber recordado que es la reina.
Teníamos una sorpresa para ella, estaba todo jodidamente planeado.
Mataría a todos esos malditos franceses uno por uno tan solo para recordarles que nadie se mete con mi reina.
Le doy una calada al cigarro y camino nervioso mientras me hundo en mis pensamientos.
Siento una electricidad invadir todo mi cuerpo cuando escucho sus voces detrás mío, no me tardo en voltear y me encuentro con sus ojos azules cristalizados y la nariz roja. Su semblante es serio e incluso me atrevería a decir frío.
Los niños pasan corriendo hacia la casa en busca de Kaia y la tensión queda entre los que quedamos aquí.
Nadie habla.
—Voy a dormir, estoy cansada—habla Adeline sin mucha expresión.
Todos la observamos en completo silencio y ella pasa por en medio de nosotros para entrar a la casa y desaparecer de nuestro campo de visión, mi corazón late con más fuerza por cada maldito segundo que pasa.
Me termino el cigarro y lo piso.
La dama se acerca a nosotros dos y reconozco esa mirada claramente.
—Nos quedaremos aquí—pronuncia casi como una orden.
ESTÁS LEYENDO
La redención del Diablo [#3 TRILOGÍA PURGATORIO]
RomanceTodo acto tiene su consecuencia, eso Adeline lo ha aprendido muy bien. Pero si algo le han enseñado los Petrov durante estos años es que la sangre se paga con sangre. Y la venganza siempre es necesaria. "El final del purgatorio"