CAPITULO 37 Vivir en un infierno.

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Narrado por Tom.

Nunca me perdonaré lo que hoy voy a hacer, pero no me queda otra. Solo espero que Bill no malinterprete todo y se dé cuenta de la verdad. De la única verdad, de que le amo y lo hago por él, por mamá y por Kristen.

– ¿Qué pasa, tío? – me preguntó Georg el rato libre que teníamos de almuerzo. – Hoy estás raro, demasiado. Ni siquiera comes nada.

– No tengo ganas de nada, Georg. Ya nada tiene sentido.

– ¿A qué te refieres, tío? – me preguntó mientras él seguía comiendo.

– Olvídalo. Son solo... tonterías mías.

– ¿Todo bien con Bill? – suspiré. – Es por él. ¿Habéis discutido?

– Más o menos. – qué le iba a decir.

– Sabes que puedes contar conmigo, Tom. Lo sabes. Dime, cuéntame.

– No puedo. – no sabía si podía decir algo por la amenaza de Mia, si habría la boca tal vez fuera peor, así que mejor callar.

– Tom... ¿Mía no ha vuelto a molestarme, verdad? Dímelo, porque si es así...

– No. – si era Mia, claro que era Mia, siempre es ella. ¿Y qué pensarán cuando se enteren de que me voy a vivir con ella? Esto es una mierda. ¿Y si hacen algo para joderla y ella decide...? No, no puedo pensar en que sea capaz de... matarlos, ¿no? Joder.

– Tom – me dio un toque en el hombro.

– ¿Qué?

– Tío, te estoy hablando y no me haces ni caso. Te estaba diciendo que si es Mia, mover fichas, me tiene más que harto la tipa esa.

– Me voy a vivir con ella. – escupió todo lo que tenía en la boca. ¿Pero por qué he dicho eso?

– ¿¿Qué?? ¿¿Qué cojones acabas de decir??

– Mira, Georg, no lo entiendes. No sabes nada de mí. Mia ha estado toda mi vida a mi lado, jodiéndome, sí, pero... creo que... la quiero. Me voy a vivir con ella. – ¿qué cojones? Cállate ya, Tom, deja de decir gilipolleces.

– Ah, no. No me engañas. No te conozco de hace mucho, por supuesto que no, pero tú... ¿Quererla? ¿En serio te estás escuchando? Por dios...

– Es la verdad. Voy a fumar.

Salí de allí hacia los vestuarios. Esa era la mejor manera de que me dejaran en paz. Tendré que decir que quiero a Mia y por eso me voy a vivir con ella, no me queda otra. No voy a poner en peligro a nadie, así tenga que vivir en un infierno. Ya se me ocurrirá algo para... no lo sé. Seguro encuentro una manera de salir de esto, pero debo hacerlo solo.

– Gus... – entró al vestuario hecho una furia.

– ¡¡Eres un jodido hijo de puta!! – y tan pronto me levanté del banco por su entrada, me tiró al suelo de un solo puñetazo.

– Oye... o–oye... – dije cubriéndome y arrastrándome hacia atrás hasta que di contra la pared.

– Es tu hermano, joder. No puedes comportarte con él así. ¿¿Sabes el daño que le vas a hacer?? ¿¿Acaso lo sabes??

– Escúchame, e–escúchame, Gus.

– No mereces que te escuche. Ya sé bastante. Te vas con ella y dejas a Bill. No necesito saber nada más... ¿Sabes? Ahora entiendo todo. Eres un jodido cabrón. – seguía escupiendo de todo sin dejarme hablar, solo quería explicárselo, decirle lo que pasaba. – Todo era verdad, sí, todo. Las fotos esas besándola, y ... vamos.... seguro pasaste esa noche con ella por mucho que lo negaras. – ¿qué?

Mentiras en la red 1 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora