CAPITULO 6 El secreto de Tom.

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– Hola, siento haber estado tan mal en la fiesta. De verdad lo siento. Te prometo que si volvemos a quedar será diferente. Pero entiéndeme, hacía mucho que no salía y me sentí tan... libre. Nick, entiéndelo. Por favor. Dime algo. No entiendo qué te pasa. Nick. Me haces falta.

Estaba hablando con Nick por chat, o bueno, al menos lo intenté. Eran las dos de la mañana. Pasé todo el día frente al ordenador. Habían pasado tres días desde la fiesta. Desde el mensaje que me mando de madrugada no volví a saber nada de él. Era tan extraño. Era como si estuviera tomándose un tiempo para ver qué hacer. No lo sé.

Me pasé esos tres días sin salir de mi habitación. La única persona en la que me podía apoyar, él, mi amor, no me hablaba. Todo estaba mal. Tom estaba más atento conmigo que nunca, supongo que, porque me veía mal, triste. Pero a la vez estaba distante. ¿Qué cojones le pasaba al mundo? ¿Qué tenían en contra de mí?

Nick estaba conectado, pero nada, me ignoraba.

– Está bien. Capto la indirecta. Lo siento por todo lo que haya podido hacer y que te ha molestado. Gracias por ser un gran apoyo para mí, de verdad. Gracias por hacerme olvidar este infierno en el que vivo. Por hacer que me sintiera querido. Gracias por decirme que me querías, aunque... tus palabras no fueran ciertas, me hiciste feliz. Yo de verdad te quise y te quiero. No volveré a molestarte. Gracias, Nick. Cuídate.

Me despedí de él. Sabía que las cosas no iban bien. Nunca me ha ignorado, no como estos días atrás. En algo metí la pata, pero... ¿En qué? Odio esta sensación de impotencia por no tener respuestas. Me odio a mí mismo. Odio como soy. Odio mi vida. Y rompí a llorar. A sacar esa rabia, esa impotencia que sentía por la ignorancia que Nick estaba expresando hacia mí.

– Oye, Bill... – escuché a Tom entrando en mi habitación y, al verme llorar, se calló durante unos segundos. – Bill ¿qué te pasa?


– NADA –le grité. – DÉJAME. VETE. Soy una mierda, todo lo hago mal, todo me sale mal. El mundo... me odia. Nick, me odia... – seguía llorando con más fuerza a cada segundo con amargura, sentado en mi silla del escritorio, con los brazos cruzados en él y mi cabeza entre ellos.

– Oye, oye, oye... – dijo poniendo su mano en mi hombro. – Bill, para. Deja de llorar. Nadie te odia. Solo es.... una mala racha. Bill.... Joder. – noté como se abrazó sobre mi cabeza acariciándome el pelo. Intentando calmarme.

– Tu... no lo entiendes. – aspiré casi sin poder hablar por mis lloros. – Sin Nick... no tengo nada.

– Bill. Tienes a mamá, me tienes a mí. No digas que no tienes a nadie.

– Eso es diferente, sé que estáis.... ahí. Pero no es suficiente. Sois mi familia... yo necesito... a alguien que me quiera. Necesito a Nick.

– ¿Tanto le quieres como para sentir que no puedes estar sin él? – me deshice de los brazos de Tom levantando mi cabeza y mirándole a los ojos.

– Le amo. Le amo con todo mi corazón. No puedo estar sin saber nada de él. Sin sentir su apoyo. Sin sentir que siente lo mismo por mí. Sin.... sin él Tom. No puedo estar más sin él. Siento que es todo. Es mi mundo, es mi vida. Es mi amor. ¿Sabes lo que es eso? – le dije sin apenas respirar, soltando lágrimas a más no poder.

Tom me miraba alucinando. Nunca me había visto así de mal. Así de angustiado. Estaba de pie frente a mí. Y sin darme tiempo a pestañear, me abrazó, dejando mi cabeza clavada en su estómago, como un padre consolando a su hijo pequeño por no comprarle el juguete que quería. Yo me agarré a su camiseta buscando protección, calor, cariño...

– Lo sé. Sé de lo hablas. – ¿sabía de lo que hablaba?

Sin entender esas palabras, me agarré más fuerte a él. No era momento de decirle a Tom que dejara de tomarme el pelo solo para hacerme sentir mejor. No. Solo necesitaba que se quedara allí conmigo, que me protegiera, que me consolara. Solo que me abrazara.

Mentiras en la red 1 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora