CAPITULO 18 ¿Miedo o felicidad?

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Narrado por Bill.

– Tom.

Él salió de mi habitación tras decirle que necesitaba pensar todo esto. Le llamé antes de que cerrara la puerta, pero pareció no escucharme. No sabía si debía de salir y buscarlo y decirle que le quería a pesar de todo lo que le acaba de decir, que me importaba poco lo que el mundo dijera o lo que nos viniera en nuestra contra, pero no encontré la suficiente fuerza como para salir a por él.

Esto iba a ser duro. Muy duro. Apenas juntos por horas y ya teníamos el primer problema. Me asustó, de verdad que me asustó pensar en mamá sabiendo esto. En cómo se lo tomaría. Qué nos diría. No iba a ser fácil. Si decidíamos seguir adelante no iba a ser fácil. Seguir con las miradas de la gente, insultos, no podría pasar de nuevo por lo mismo.

Pero Tom tenía razón. No he sido más feliz en mi vida que en estas pocas horas a su lado. No me he sentido tan libre como con la gente de la que se rodea. He sido feliz, soy feliz, feliz con él. Solamente con él. No sé si esto durara para siempre o no, si estaremos haciendo lo correcto o no, pero de algo estoy seguro. Estoy seguro de lo que siento cuando me mira, de lo que mi corazón late si me toca, y de mi estómago sintiendo esas mariposas cuando me besa. Eso no podía ser fruto de mi imaginación, de mi necesidad de cariño o atención. Eso solo se siente cuando quieres a alguien.

Iba a ir a buscarle cuando oí arrancar su coche en el mismo momento en el que mi corazón se rompió en trocitos, pero no era mi corazón, era el suyo. Era su dolor golpeando en mi pecho.

No podía hacer nada más que esperar a que volviera a casa. Le dejaré un tiempo para que él también piense y, cuando vuelva, le diré que le amo como a nadie.

Me bajé a la cocina, busqué mi paquete de tabaco y me fumé un cigarro para tranquilizar mis nervios. Estaba más que seguro que habría ido de vuelta a casa de Javi y Kristen para hablar con alguno de ellos dos y desahogarse, así que no había de qué preocuparme. Poco a poco esa sensación que me golpeó fue desapareciendo. Decidí quedarme en el sofá, así cuando viniera Tom me despertaría y todo este mal trago habrá acabado.


Un golpe seco en la puerta de casa hizo despertarme con el corazón a mil por hora.

– Vamos, Tom, joder, pon de tu parte tío. Eres tan largo que no puedo mantenerte de pie.

– ¡Ehhh princeshaa! Tu te meresheees un buen príncipe aaaazul. Ni morado, ni verde, ni grroojo. Azul. Como este mar que es aaaazul. Jajajajajaja

¿Tom? ¿Ese era Tom borracho como una cuba? Salí al pasillo tan rápido como pude.

– Bill.

– Kristen, que... ¿Cómo ha pillado esta borrachera?

– ¡Oh! Creo que he visto un lindo gatii IP.... upss. – dijo Tom mirándome con los ojos cruzados.

– Si, y yo he visto a Bugs Bunny, no te jode. – le contesté saliéndome del alma. Kristen comenzó a reír como una loca.

– Desde luego que sois tal para cual.

– No me hace gracia, Kristen. ¡Mira como va!

– Eh... yo – esss–toy perfeeect. – dijo Tom en un intento de andar soltándose de Kristen y el único movimiento que hizo es caer de boca contra el suelo. – ¡Ouch! Eshoo a dolido...

– Y más que te dolerá mañana. – me agaché para levantarle junto a Kristen y lo subimos a la habitación.

– ¿Dónde? – me preguntó Kristen.

Mentiras en la red 1 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora