CAPITULO 42 Cosas del destino.

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Narrado por Bill.

No entendí por qué Kat me cortó el chat de esa manera. Esperé durante un buen rato que volviera a conectarse para volver a hablar con ella, pero nada. Seguí con los correos de la tienda y mis deberes allí.

– ¡¡Buenos días!! – me saludó Kate.

– Buenos días. – le sonreí. – ¿Ya arreglaste tus problemas con el banco?

– Sí. Todo arreglado. Les tuve que explicar varias veces, pero bueno... no importa. Al final lo arreglé. Gracias por darme la mañana libre. – se sentó en el sofá dando un suspiro, se le veía agobiada por lo que hizo en la mañana. – Cuéntame. – la miré levantando una ceja sin saber a qué se refería. – Vamos, Bill... Kristen, cuenta, vamos!! – se giró en el sofá para quedar mirando a mi mesa y sonrió.

– Bueno... estoy saliendo con ella. – dije como si fuera tan normal, volviendo la vista a mi ordenador.

– ¿¿Qué?? – si hubiera sido posible, creo que su boca hubiera dado contra el suelo. – Digo, joder... ¿estás seguro de lo que estás haciendo? – fruncí el ceño mirándola. No entendía por qué me animaban a seguir adelante y ahora, ella y Kat solo hacían que decirme si estaba seguro. – A ver, Bill, me alegro por ti, pero... es demasiado rápido, ¿no crees?

– No, no lo creo. Quiero a Kris. Estoy con ella. No hay más que decir.

– Bill. La quieres, eso lo sé, pero no la quieres como querías a...– se calló. A Tom, eso es lo que iba a decir. – Me refiero que, no puedes empezar a salir con ella sin ese sentimiento. Por mucho que te guste y quieras intentarlo. Le harás daño, Bill, ella sí te quiere. No juegues con ella.

– No me digas tú también que juego con ella porque no lo hago. Mira. Te diré lo mismo que a Kat – frunció el ceño, no sabía quién era Kat – No voy a jugar con Kris. Si veo que no puedo corresponderle, entonces le dejaré. Ella sabe lo que hay y lo entenderá, es más, le dejé las cosas claras antes de que ella aceptara intentarlo. Y Kat, es una amiga de Tom, con la que habló hace... – mierda, con Kat hablo desde que Tom se fue...

– ¿Hace cuanto?

– Desde que se fue Tom... – en ese momento sonó mi móvil y lo agradecí. Kate se fue a la tienda dejándome solo.

– ¿Sí?

– Bill, ¿cómo estás?

– ¿Dereck? – ¿qué hacía Dereck llamándome? Hacía que no hablaba con él casi el mismo tiempo que se fue Tom. – ¿Qué quieres?

– Oye, relájate, ¿sí? Todavía no entiendo por qué dejaste de hablarnos.

– Lo sabes perfectamente. No quiero recordarle.

– ¿Todavía... le echas de menos, verdad? – joder. Escuchar la voz de Dereck me estaba haciendo recordar todo.

– Sí, pero es agua pasada. Dime, ¿para qué me has llamado?

– Verás. Tengo problemas en casa, tienen que tirar casi toda la cocina para arreglar unas tuberías y... bueno, básicamente tienen que picar por toda la casa. Quería ... Quería pedirte si me dejarías... quedarme en vuestro piso.

– Esto... – joder, tendría que volver a ir allí. Bueno, mirando la parte buena, me servirá para hacer frente a esto. Antes o después tendría que ir para ver que el piso estuviera bien. – De acuerdo. Pasaré en un rato. Llevo comida y... hablamos mientras comemos. ¿Te parece?

– ¿En serio? Quiero decir... me sorprende, pero sí. Claro, acepto. Toca el timbre de mi puerta cuando vengas. Gracias, Bill, en serio. No sabría donde ir si me hubieras dicho que no.

Mentiras en la red 1 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora