CAPITULO 14 Primera cita.

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Narrado por Tom.

Estiré mi brazo como pude por encima de Bill para llegar a mi móvil sin despertarlo. Llegué. Eran la una del mediodía. No me explico como estábamos durmiendo tanto. Supongo que ha sido por las dos noches que ambos hemos pasado fuera de casa. Dejé el móvil tras mi espalda y el sofá. Bill dormía sobre mi brazo. Retiré con cuidado el pelo que le caía sobre la mejilla. ¿Cómo puede ser que hace dos noches me dijera que había muerto para él y ahora parece que me necesite para vivir? Las vueltas del destino. Y el miedo que tenía yo de perderle. De que se enfadara conmigo por lo que hice. De no volver a besar esos dulces labios que ahora duermen tranquilos a mi lado. De decir que me odia a decir que me quiere. Y lo que yo le quiero. Lo que le puedo llegar a amar. Si ya lo hago y apenas son horas las que llevamos juntos, no quiero imaginarme según vayan pasando los días, las semanas y espero que los años. Él es lo más bonito que ha pasado por mis brazos. Él. Quien me lo diría. Juro ahora mismo, aunque estés durmiendo y yo hable en mis pensamientos, juro que nunca te haré daño, que nunca romperé ese corazoncillo que apenas necesita un, te quiero, para ser feliz, juro que siempre estaré a tu lado y haré lo posible para que tu sonrisa brille más que la propia luz del sol. Lo juro.

Sus ojos. Esos ojos que dibujan una línea recta tan perfecta cuando están dormidos. Relajados. Su pequeña nariz. Esos labios carnosos, tan perfectos, esa boquita tan apetecible y dulce. Su cara, simplemente su cara es... tan guapo. Parece un ángel con esa piel blanquita. Juraría que no somos gemelos. Su cara no me recuerda nada a la mía. Y ahora, ahora, menos que nunca.

– Bill. Bill, despierta.

– Mmmm... no. Un poquito más.

– ¿Un poquito más?

– Ajam... solo... un poco... Tom... si puede... no quiero... si ahora... – balbuceaba ¿qué decía? No pude evitar sonreír, claramente estaba soñando. Dicen que si hablas a la gente mientras duerme te dicen que sí a todo.

– Bill, ¿me quieres?

– Sí.

– ¿Tanto como para... venirte conmigo al fin del mundo?

– Sí.

– ¿Me dejarías que... te lo hiciera aquí mismo?

– Sí.

– ¿Ahora?

– Sí. – bueno, esto no estaba teniendo gracia alguna si nadie lo escuchaba.

– Vamos, Bill, despierta. – no me hacía caso, así que, mejor, atacamos a ver si así reacciona.

Le di un pequeño beso y me aparté. Nada. Le mordí el labio inferior tirando un poquito. Tampoco. ¡Joder! Tiene el sueño más profundo de lo que pensaba. Seguíamos sin camiseta así que... el roce... Pasé mi mano por su costado, tenía que notar cosquillas por narices, y algo notó, ya que se movió como molesto. Seguí subiendo mi mano por su pecho, acariciándole, rozando su cuello hasta su nuca. Cuando pase por su cuello pude notar que ese era el punto. Así que, me acerque a él. Le di besos tiernos. Roces con mis labios. Hasta que le di pequeños mordisquitos.

– Ammm... Tom... – ahora ya sabía que era lo que tenía que hacer para despertarle la próxima vez.

– No, no soy Tom. – se me ocurrió decirle.

– ¿Qué? ... ¡Au!– pegó un grito y después del empujón que me dio término él en el suelo.

– Jajajajaja Qué bueno. jajajajajajaja

– Serás... ¡Eres un imbécil!

– Vamos, Bill... no te enfades, solo ha sido una pequeña broma. – mierda. Se había enfadado de verdad. Salió de allí subiendo a su habitación y pegó un buen portazo.

Mentiras en la red 1 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora