eran jueves a las cinco de la tarde cuando emprendí camino hacia forks, hoy había un partido importante de fútbol americano y había quedado en ir a verlo con mi padrino y mi papá, pero primero tenía que ir a buscar a este último cuando terminara su turno, tenía tiempo suficiente para pasar a buscar a papá y llegar a la casa de los Swan.La carretera se encontraba solitaria entre medio de los altos árboles del bosque y no habían más autos además del mio, el camino fue tranquilo y antes de darme cuenta ya había estacionado en parking del hospital de forks. No había señal de mi papá, de seguro estaba atendiendo a algún paciente y no noto la hora, caminé hacia la sala de espera que estaba fuera de su oficina y me dediqué a aguardar a que mágicamente apareciera por ahí.
-Cassiopeia, hola-Emmet Cullen estaba frente mi, llevaba su mochila colgando de su hombro y estaba igual de pálido que siempre, ¿será que los Cullen no conocen la playa?.
-Emmet, ¿como estas?-le dedique una cordial sonrisa, era con el único de los Cullen que había mantenido conversación alguna vez desde que me ayudó a cambiar la llanta de mi auto en port angeles.
-bien, ¿como estas tu?, ¿no vienes con tu perro guardián?-Emmet encontraba ultra gracioso referirse a Paul con ese apodo, debido a que al parecer también llegó a la secundaria de forks el rumor de que nadie se me podía acercar gracias a Lahote.
-se andar sola aunque no lo creas, ¿no vienes con tu manada de hermanitos vampiros?-aunque use la metáfora como referencia a su tono de piel, parecía que emmet realmente creyó que lo estaba tildando como una bestia chupa sangre, se atragantó con su propia saliva causándome gracia-hombre que era un chiste, ¿o ya no tienes sentido del humor?-me acomode mejor en el duro asiento.
-¿que haces aquí?-se sentó en el asiento de al lado mío-yo vine a entregarle un mensaje a Carlis... a mi papá, ahora que Edward está de novio con Bella me ve como palomita mensajera.
-vine a buscar a mi papá, que no se te suban los humos porque tú papá no es el único doctor en el pueblo eh-en mi cara se formó un sonrisa ladina, los Cullen eran extremadamente raros, pero era fácil bromear con emmet, ya que era muy difícil que este se tomara algo de manera personal-¿desde cuando Edward esta con Bella de todos modos?.
-cass, ya estoy listo, vámonos rápido que llegaremos tarde-mi papá apareció doblando el pasillo y atrás de él venía el doctor Cullen, mientras que el primero se estaba quitando la bata, el segundo revisaba unas fichas médicas.
-¿estabas muy ocupado?, puedo decirle a Charlie que seremos sólo nosotros dos-me levante de mi asiento y me acerque a él. Emmet se mantuvo donde estaba.
-no, no es necesario-me deposito un beso en la frente y luego me apretujó en sus brazos a modo de saludo, nuestra relación siempre ha sido muy cariñosa, supongo que es una ventaja de ser solo nosotros dos-avísame si necesitas ayuda, Cullen-se giro a hablar con el doctor y se despidió de ambos caras pálidas con un asentimiento de cabeza.
Avanzamos rápido por los pasillos del hospital hacia el estacionamiento, cuando ya nos encontrábamos cerca del auto estiré mi brazo en el aire y le tiré las llaves para que el conduciera, con un veloz movimiento las atrapó mientras todavía estaban suspendidas y nos adentramos en el vehículo.
-no me gusta que hables con ese Cullen-el hospital estaba cerca de la casa de la familia Swan, no nos demoraríamos mas de diez minutos en el trayecto.
-yo se que no, pero el apareció y me hablo, no es como que nos vayamos a casar tampoco, de todos modos tú trabajas con uno de ellos, el traidor acá eres tú-pinche su mejilla con mi dedo mientras me reía.
Papá era fiel creyente de las leyendas quileute, el creció escuchando esas leyendas junto con mi tío Billy y mas tarde fuimos Jacob y yo los que nos creíamos con ellas. No es que yo no creyera en ellas, y no es que no estuviera al tanto de los extraños que eran los Cullen; nadie podía decir que era normal una familia que a pesar de no ser sanguínea tuvieran el mismo color de ojos, la belleza exagerada, un tono de piel casi igual de blanco que la leche y sus raros comportamientos en la sociedad. Es que solamente nunca me detuve a apuntarlos con el dedo, porque sabía que si es que las leyendas fueran ciertas, había un tratado que respetar.
-que hable con ellos no significa que me fíe de esa familia, escúchame Cassiopeia, te crié en la reserva porque ese es mi hogar y hay veces donde uno solamente puede contar con la familia-ya habíamos llegado, pero nosotros seguíamos adentro del auto.
-lo se papá, no te preocupes-le entregue la sonrisa mas sincera que pude, aveces parecía que le aterraba la idea de que yo también fuese a huir, tal y como como mi progenitora hizo.
Nos dirigimos a la puerta donde nos recibió mi padrino, a diferencia del doctor black (que se había quedado con una camiseta blanca pulcra mente planchada metida en un pantalón de vestir negro) este tenía un aire mucho más relajado, estaba vestido con sus típicas camisas acuadrille que las dejaba abierta para que se viera una camiseta de color gris liso y unos blue jeans.
-¡traje el pescado de Harry!-corrí feliz a los brazos del dueño de casa y me encargué de sacudir la bolsa de papel para que todos la vieran.
-¡y yo traje la cervezaaa!-ahora fue el turno de mi papá de agitar la latas para que las miradas fueran hacia ellas.
Me separé de mi padrino cuando noté que bella se había asomado por la puerta a ver quien había llegado, me sonrió tímida y yo le dediqué una pequeña sonrisa.
Le tenía bastante aprecio a Bella, si bien era alguien tímida eso cambiaba cuando estaba en confianza y era bastante agradable, pero desde que llegó parecía que no estaba interesada en formar un lazo más allá de lo cordial conmigo, al principio creí que era porque le avergonzaba mi personalidad un poco tosca, pero ahora que me enteré de que estaba con alguien y sobre todo quien era esa persona, la situación tenía un poco más de claridad.
Los hombres se fueron directo al living de la casa, ya que ya nos habíamos perdido cinco minutos del partido, pero yo me dirigí a la cocina para poder servir el pescado frito.
-¿desde cuando te gustan los deportes, cass?-bella me había seguido a la cocina y se encontraba apoyada en la pared.
-no me gustan mucho, pero si me gusta pasar tiempo con estos dos viejos-me encogí de hombros.
Conocía esta casa de memoria, durante los veranos me quedo algunos días con mi padrino sin falta, así que no fue una tarea difícil sacar los platos de la alacena junto con varios cubiertos.
-vamos Bella, ven a verlo con nosotros y no te vayas a tu habitación como siempre, no hemos pasado tiempo juntas desde que llegaste-me giré a verla, parecía indecisa, en su rostro apareció una expresión entre incomodidad y culpa.
-de verdad que lo haría cass, pero quede en hacer algo ya y no puedo cancelar, te prometo que uno de estos días iré a tu casa o podríamos ir al cine quizás-puso sus manos en los bolsillos traseros de su pantalón, a pesar de que su cabeza estaba en dirección al suelo podía ver como sus ojos miraban hacia el segundo piso.
-está bien, no te preocupes, espero que sepas que ese tal Cullen va a estar para siempre, literalmente, yo no Isabella.
Agarre los platos con el pescado ya servido y me dirigí a la sala para pasar tiempo con mi familia, me imagino que bella y yo tenemos prioridades distintas en este momento.
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𝖤𝗎𝗉𝗁𝗈𝗋𝗂𝖺 | ᴾᴬᵁᴸ ᴸᴬᴴᴼᵀᴱ
Fanfiction"𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘶𝘯 𝘣𝘦𝘴𝘰, 𝘴𝘢𝘣𝘳𝘢́𝘴 𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘭𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘦 𝘤𝘢𝘭𝘭𝘢𝘥𝘰." Donde Paul Lahote tiene una pequeña debilidad por Cassiopeia Black.