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El olor de la carne siendo cocinada llegaba a mis fosas nasales, llevábamos al menos treinta hamburguesas ya cocinadas y nos faltaban unas veinte, incluso dudaba que fuera suficiente teniendo en cuenta la cantidad en la que comía la manada.
-¡dios ya no puedo oler mas hamburguesas!-grito Olivia.
Emily río-esperemos que se las coman todas.
Nos encontrábamos las tres en la cocina de Emily y Sam, los muchachos habían salido a hacer una ronda nocturna para después ir todos a la fogata.
-hay algo distinto en ti, cass-dijo Olivia.
-¡si!, yo también lo note-contesto Emily.
-está todo igual, no se de lo que hablan-la peliclara me miro con los ojos entrecerrados, inspeccionándome.
-tienes un brillo en los ojos... y caminas como venado atropellado-me acusó la chica Young.
-¡no puede ser, eres una sucia, te acostaste con Lahote!-Olivia río como si le acabaran de dar la mejor noticia de su vida.
Mis mejillas se sonrojaron y me tapé la cara con las manos. La noche anterior había tenido mi primer encuentro con Paul, fue definitivamente como esperaba que fuera; romántico, pasional y cómodo, pero ahora por eso mismo me dolía moverme.
Las manos de liv sacaron las mías de mi rostro y me abrazo fuertemente, Emily estaba sonriendo pícaramente y subía y bajaba las cejas.
-está bien, me están avergonzando.
-oye tu relación con Lahote se venía venir desde los trece años, me sorprende que recién ahora se hayan acostado.
-encuentro preciosa su historia-intervino Young-dos mejores amigos que siempre tuvieron una conexión y finalmente terminaron siendo almas gemelas.
-yo solo fui a la playa con mi mejor amiga y de la nada tenía un lobo siguiéndome-Olivia río-cuando Jared me dijo que era su impronta casi me desmayo, lo juro.
Esta vez fue mi turno de reírme, pero Emily se mantenía con una sonrisa en silencio, sin ganas de contar su historia con Sam.
La manada ingresó a la casa, todos riendo y bromeando entre ellos. Paul vino directo hacia mi y me agarro de las caderas con sus manos, dejando un largo beso en mis labios.
-baja las hormonas, hermano. Ahora hay que llevar la comida a la fogata-dijo Quil.
Que Paul haya hablado con mi padre sobre la imprimación en el momento que ocurrió, hacia todo mucho más fácil, quizás mi papá no se había transformado durante su adolescencia, pero respetaba las leyes y admiraba a las improntas como ningún otro.
Quizás aceptaba todo tan bien porque sabía que ningún lobo sobrevive sin su impronta y viceversa, que quizás eso anularía que me abandonaran como lo hizo mi mamá con el.
Mi novio se había comido al menos tres hamburguesas y ahora nos encontrábamos sentados en unos troncos que colocaron en el jardín trasero de la casa de mi primo, estaba entre las piernas de Paul y me apoyaba en su pecho, escuchando el latido de su corazón y subiendo y bajando por su respiración.
Paul dejaba suaves besos en mi cuello, haciéndome reír-me haces cosquillas-giré mi cara enfrentándolo y el aprovecho para robarme un beso.
Bella y Jacob ingresaron a la fogata lentamente, la chica no se notaba segura de estar aquí y mi primo trataba de convencerla.
No sabía que ella iba a estar aquí, pero lo más seguro es que el consejo quisiera su presencia para tratar de convencerla acerca de los vampiros. Quizás los Cullen fueran unos pálidos vegetarianos, pero nadie se fiaba de ellos por su naturaleza. Los sucesos que le habían pasado a Bella no se podían ignorar; que la persiguieran hasta Phoenix, la mordieran, le rompieran la pierna y que después unos de ellos perdiera el control.
-hoy nos encontramos acá para rendirle tributo a nuestros ancestros y para darles las bienvenidas a los nuevos miembros-empezó Billy Black.
-nos enorgullece la unión de Sue al consejo y de sus hijos Seth y Leah a la manada. Ustedes son guerreros, estén orgullosos de ser los protectores de nuestra gente, ámense y confíen entre ustedes; somos una familia. También le damos la bienvenidas a las improntas de la manada, sabemos que pronto todos tendrán a sus almas gemelas junto a ustedes-siguió mi papá.
Todos aplaudimos y algunos silbaron en felicitación. Paul agarro mi mano y la empuñó en el cielo como mostrando un premio, fue inevitable no reír ante su felicidad.
-Los Quileutes desde el comienzo hemos sido una tribu pequeña, pero siempre tuvimos magia en la sangre-nuevamente Billy comenzaba con el relato-siempre fuimos grandes guerreros espirituales, capaces de grandes cosas, incluso de transformarnos en poderosos lobos, eso es lo que nos permitió cuidar a nuestra gente y ahuyentar a nuestros enemigos. Un día, nuestros guerreros se encontraron con una extraña criatura, parecía un hombre pero era duro como una piedra y frió como el hielo.
El fuego de la fogata chispeaba y calentaba a los presentes, el silencio reinaba al todos escuchar atentamente. Podía ver como Leah y su madre estaban agarradas de la mano, dándose un mutuo apoyo, el pequeño Seth comía su hamburguesa callado.
Cuando el tío Billy acalló, Alexander retomó el relato-los dientes feroces de los guerreros lo hicieron pedazos, pero sólo el fuego era capaz de destruirlo. La tribu vivía con el miedo de que el hombre frío no estuviera solo... tenían razón. La mujer se vengó de la aldea, pero el jefe Taha Aki era el único capaz de defender a la tribu después de ver morir a su hijo, la tercera esposa de Taha Aki sabía que el perdería la batalla, ella no era un ser mágico y no tenía poderes, salvo uno... valor. El sacrificio de la tercera esposa distrajo a la mujer lo suficiente para que Taha Aki la destruyera, ella salvo a la tribu, y con el pasar del tiempo nuestros enemigos han ido desapareciendo, excepto uno, los fríos.
El ambiente era tenso, todos preocupados por los sucesos del último tiempo, pero a la vez los muchachos se miraban entre sí sonriéndose, se alegraban de tener con quienes enfrentar esto, no estaban solos.
-nuestra magia despierta cuando ellos se acercan, y ahora los sentimos, sentimos su amenaza en la sangre. Algo terrible se aproxima y debemos estar preparados, todos nosotros.
