c u a t r o

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                                                                          𝗈𝗆𝗇𝗂𝗌𝖼𝗂𝖾𝗇𝗍𝖾

Dos mejores amigas adolescentes se encontraban juntas, ya era una tradición para las chicas juntarse cada viernes para pasar tiempo de calidad

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Dos mejores amigas adolescentes se encontraban juntas, ya era una tradición para las chicas juntarse cada viernes para pasar tiempo de calidad. En esta ocasión, se encontraban en Port Angeles, ya habían pasado por la librería -donde ambas se compraron el mismo libro para leerlo juntas-, por las tiendas de ropa y ahora estaban comiendo un postre en la heladería del lugar.

-fue todo lo contrario a lo que espere, al principio ni siquiera sabía porque había aceptado, fue algo así como instintivo-hablo Olivia.

-me alegra que te haya ido bien, pero cuéntame todo-Cassiopeia Black contesto.

-bueno, fuimos al cine y después a cenar, te lo juro Jared fue todo un caballero, pensé que iba a ser más sarcástico o algo por el estilo.

Ya habían pasado unos días desde que la menor de las amigas había tenido su primera cita con Jared Cameron, esta resultó ser todo lo contrario a lo que la chica de cabello claro esperaba, lo cual fue bueno.

-¿eso significa que ahora podemos hacer citas dobles?-bromeo Cass.

-depende, ¿ya vas a aceptar que eso de que eras la tierna hermana menor de Lahote era mentira?.

Cassiopeia le tiro una servilleta a su amiga mientras se reían, desde que tuvieron esa conversación hace un año Olivia no había parado de molestarla con eso.

-¡lo fui en algún momento!... solo que las cosas cambiaron, no se.

Cuando Cassiopeia Black y Paul Lahote comenzaron a salir, la verdad se esparció por el pueblo tan rápido como una enfermedad contagiosa, muchos habían creado sus propias teorías; que siempre estuvieron juntos pero en secreto, que Paul le había sido infiel millones de veces, que Cassiopeia le fue infiel con Embry, y la mejor de todas, que tenían una relación abierta desde hace años.

A ambos no les molestaban los rumores, siempre la gente tuvo mucho que decir de ellos incluso cuando eran sólo mejores amigos, pero habían tenido que poner ciertas reglas. La más importante era que tenían que ser cien por ciento sinceros entre ellos, de lo contrario iba a ser difícil no creer que tu novio te era infiel, sobre todo con la fama que se había ganado Lahote.

Las amigas terminaron sus helados y se levantaron para retirarse del local.

-no podemos devolvernos juntas, esperaré a mis padres acá para cenar-dijo Olivia. Ambas chicas habían venido en el auto de la primogénita Black, pero parecía ser que ahora solo se devolvería esta.

-está bien, aprovecharé de ir a donde Charlie, se me quedo una chaqueta hace días en su casa y no he podido ir a buscarla.

Se abrazaron suavemente y cada una tomó su camino, mientras Olivia se dirigía al restaurante del centro, Cassiopeia arrancó su auto con dirección a la casa del Sherrif.

De repente el cielo se nubló y comenzaron a correr grandes ráfagas de viento.

Mientras manejaba por la carretera, la chica Black intentaba colocarse el cinturón de seguridad, al no encontrar el sitio para conectarlo, bajo la mirada rápidamente para ubicarlo. El cinturón hizo click, pero al levantar la mirada tuvo que presionar fuertemente el freno del vehículo, moviendo el volante para no pegarle a la figura humana que de la nada apareció en frente del auto. El vehículo comenzó a dar vueltas sobre el pavimento, hasta que se detuvo al impactar contra un árbol en el lado del conductor, la chica dio una fuerte sacudida y comenzó a sentir como una gran rama se le había clavado al costado de su abdomen, se apretó la zona intentando detener la hemorragia mientras respiraba dificultosamente.

En un segundo, había una persona mirándola por el espejo lateral, era la misma figura que había visto al frenar, pero también se le hacía familiar de otra parte, era el chico de los informes policiacos.

Se intento mover pero la gran herida y la rama la mantenían quieta en su lugar, Cassiopeia se apretaba cada vez más fuerte la herida al sentir que la pérdida de sangre aumentaba con el tiempo.

El hombre la miraba como si estuviese frente a una obra de arte, respiraba profundamente para sentir de cerca el olor de su sangre, pero de un momento a otro desapareció. Riley Biers huyó al sentir una pestilencia inhumana, tres lobos de dos metros llegaron corriendo para perseguir al chupasangre, pero su propósito cambió totalmente al ver el auto destrozado.

Cassiopeia alcanzó a ver cómo las bestias se transformaban en Sam, Jacob y Leah, quería hablarles para que la vieran pero empezó a toser abundantes cantidades de sangre, finalmente perdió el conocimiento.

Los tres se acercaron al auto, todos sentían una mezcla entre pánico y angustia, se podían imaginar a Lahote alterado al sentir que algo iba mal. No podían perder a Cassiopeia, ahora era parte fundamental de la vida de todos ellos.

Jacob era el que estaba en peor estado, intentando hacer algo pero demasiado temeroso para hacerlo, Sam estaba perdido en sus pensamientos, el no tenía conocimiento médicos, ¿que iban a hacer?.

-Jacob, ve a avisarle al resto de la manada, encárgate que Paul no venga hasta que la llevemos al hospital-bramó Leah-Sam, llama a Alex de inmediato, que traigan una ambulancia, no podemos llevarla nosotros y su auto no va a arrancar.

Ambos muchachos acataron las órdenes rápidamente, Jacob se volvió a transformar -no sin antes dejar su hoodie a petición de Leah- y fue directo a casa de Emily, Sam se colocó en un costado de la carretera, llamando a Alexander Black por medio del teléfono de su hija. Quizás en una situación normal nadie hubiese seguido las órdenes de Leah, pero ahora era la única consciente para actuar.

La chica quileute arrancó la puerta del conductor y a su vez la rama que atravesaba el estómago de Cassiopeia, con cuidado pasó la prenda de ropa de Jacob por su espalda y le logró hacer un torniquete que detendría la hemorragia por un rato.

Se empezaron a escuchar las sirenas de la ambulancia y ambos se dieron una mirada cargada de significado.

Ninguno de los dos sabía si Cassiopeia iba a sobrevivir.

𝖤𝗎𝗉𝗁𝗈𝗋𝗂𝖺 | ᴾᴬᵁᴸ ᴸᴬᴴᴼᵀᴱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora