Todos los omegas modelos tenían cierto respeto entre ellos, de modo que se apoyaban entre si. A todos los criticaba y a todos le lavaban el cerebro convenciéndolos de que lo más importante era la talla pequeña, pero aun así, habían ciertas personas desagradables que nadie quería tener cerca.
Entre ellas estaba Sofía, la cual su única amiga era Samantha (Sofía tenía la boca muy floja y no era capaz de guardar un secreto, además de su incapacidad para no pensar en las consecuencias de sus actos), Carolina, una mujer alfa de gran altura que se mofaba siempre de su popularidad y Lorenzo, un omega de cabello marrón y hermosas facciones.
Lorenzo Athens era un petulante muchacho espigado de labios delgados. Parecía inofensivo porque su rostro no maduraba a pesar de sus ya veintidós años, pero era problemático y celoso, casi obsesivo. Sus ojos eran de un verde profundo y tenía entrenaba la lengua para acariciar las palabras groseras de una manera que pareciera que decía un halago.
Finalmente, para encontrar algo que hacía a Lorenzo diferente a todos, encontrábamos su ego desmedido, tal alto que no admiraba y no consideraba a nadie superior, de modo que no le temía al depredador que vivía atemorizando a todos con su lustroso pelo negro y sus afilados ojos rojos.
Por eso, y como tenía una apariencia irresistible, estaba totalmente indignado por lo que estaba viendo ante sus ojos. Esa misma mañana llegó Sheila y organizó una pasarela en una de los tantos estudios profesionales que tenía Lior a la mano. Ella los tenia a todos como pequeños soldaditos de plomo rígidos y enhiestos, mientras que daba órdenes y hacia correr de aquí para allá tanto a Clara como a su ayudantes del departamento de moda.
—A pesar de toda la piel que muestras, él no te ha dado ni una mirada —Lorenzó miró ceñudamente a Carolina y se plantó frente a ella con la frente alta y las manos en su cadera—. Vamos niño, no te pongas tan a la defensiva.
Riéndose en su cara, ella le apretó la barbilla en forma de burla y se media vuelta. Maldita sea Carolina, esta vez había golpeado duro.
*
*
Dado que Sheila no dejaba de hablar y hablar sobre su experiencia en Francia, Lior la calló con un ademán de su mano y le pidió una aspirina a Cindy. Últimamente ( y eso quería decir ayer y hoy) tenía un severo dolor de cabeza, y como seguía trabajando sin tomar descanso porque Sheila había vuelto, no disminuía si no que aumentaba.
—Perdón ¿te molestó algo que dije o-
—Solo no hables tan rápido.
Ajustándose el pañuelo de seda que tenía alrededor del cuello, Lior se tragó la pastilla que le entregó su ayudante con un sorbo del agua que reposaba en su escritorio y levantó las cejas como señal de que podía continuar hablando.
—Como te estaba diciendo...allá las cosas han avanzado de una manera sorprendente. Estuve varios días viviendo en un hotel parisino, le pregunté a los huéspedes algunas cosas y-
—Ve al grano por favor —llamando a Cindy otra vez, el omega le susurró que por favor le trajera un té negro y algo para la rubia.
Suspirando, le comentó que sería buena idea que empezaran los ensayos de pasarela para esta nueva temporada. Luego le explicó que ya había hablado con Marwen, el escenógrafo de pasarela, y que había contactado con famosos fotógrafos e invitado editores de moda. Parecía muy expectante por su reacción cuando se lo dijo, pero Lior solo asintió a sus palabras.
—¿Qué opinas?
Extendiéndole el vaso con el plato, Conte le dio las gracias a su ayudante entretanto ella ponía sobre la mesa varios bocadillos.
ESTÁS LEYENDO
Dominio Omega [Omegaverse BL]
RomanceBlair es un alfa que juega con los corazones de los omegas tratándolos como simples juguetes, sin embargo, cuando decide convertir al omega y CEO de una prestigiosa empresa de moda, Lior Conte, en su objetivo, se enreda en una lucha despiadada por o...