Capítulo 20

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—Señor, por favor no se olvide de aplicarse la crema ¿si?

A pesar de lo sencillo que parecía su trabajo, a veces Bretta terminaba el día agotada. Lior no era muy exigente, él podía hacer algunas cosas y a veces hasta ni pedía su ayuda, pero en ocasiones perdía totalmente el rumbo de sus pensamientos. Mantenía tan ocupado y distraído que podía ocurrir eso que paso con la lencería, o lo recién, que se fue sin aplicarse la crema.

No era muy común que sucediera y a veces hasta pasaban meses sin ocurrir, pero siempre coincidía que la razón de ese bucle de descuidos inconscientes fuera su novio.

No era su deber tener que enfrentarlo y decirle que estaba haciendo cosas de las que él, si las analizaba, odiaría saberlo, pero a veces ella sentía genuina preocupación.

—Sí.

Hoy por ejemplo, era un día muy especial para él y la empresa, de modo que desde el desayuno en la cama hasta su traje tenían que estar perfectos para la ocasión.

—¿Compraste lo que te pedí?

Como beta las feromonas no eran un problema para ella, pero sí pudo sentirlo porque sabía muy bien como olía sin el tópico. La verdad no había estado presente el día que paso, pero al momento de regresar se preocupó al verlo.

Lior se había dado cuenta muy tarde. El chofer no se lo dijo (le hubiera costado su puesto si no fuera porque el beta le suplicó que no lo despidiera) y cuando se enteró ya estaba en la empresa. Se regañó mentalmente al ver el rostro angustiado de Cindy y canceló la reunión. No quería admitirlo, pero a veces perdía la cabeza por las divagaciones y preocupaciones que tenía con respecto a Gabriel, y más ahora que el rubio no le había llamado o contestado sus llamadas.

—Sí señor, exactamente los veinte envases... pero no se preocupe, yo le avisaré si vuelve a pasar"

—No pasará de nuevo —tronó, con un tono de voz serio—, de igual forma gracias...por tu preocupación.

No podía verle el rostro, pero desde su posición parecía que sus mejillas estaban estiradas en una mueca. Él está... bastante avergonzado por lo ocurrido ¿cierto?

Extendiéndole la chaqueta, Bretta le entregó sus gafas de sol mientras que el gato saltaba entre los sillones a despedirse de su dueño. El omega se detuvo a acariciarlo un rato y luego se tocó el estómago. Primero fue un toque, después lo presionó con fuerza.

—Bretta. 

—¿Si?

—Creo que esta noche llega mi celo —avisó, volteándola a ver—. Llámalo, dile que lo quiero aquí.

—Sí —titubeó—, lo hare señor.

—Pero no le digas que tengo mi celo —Viéndola por encima de sus lentes, Lior la apuntó con un dedo y metió la otra mano en su bolsillo—. ¿Entendido? No le dirás nada de esto.

Observándolo irse, Bretta tragó saliva nerviosamente. A pesar de que el trato a los omegas fuera diferente hoy en día, algunas cosas nunca cambiaban.

*

*

—¿Está bien señor?

Volteándola a ver, el omega evaluó el semblante preocupado de su asistente. Genuino nerviosismo, tal vez un poco de curiosidad y miedo, pero notable ansiedad.

—¿Por qué lo preguntas?

—Es que está apretujando muy fuerte... la silla —Mirando sus manos, cuyos nudillos estaban blancos de apretar tanto, Lior aflojó el agarre y se cruzó de brazos—. Y siento que algo le molesta...

Dominio Omega [Omegaverse BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora