Capítulo 4

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Cuando llegó al cuarto, caminando entre los brillantes pasillos, se encontró a Lucky encima de la cama dormitando en su almohada. El felino lo miró fijamente, pero luego hundió la cabeza sobre la manta.

—Una cena mañana...

Viéndose en el espejo del tocador, observó su vestuario y se dio media vuelta. ¿Habría impresionado a Gabriel con ese pantalón ajustado?, esperaba que por lo menos se hubiera dado cuenta de cuantas veces le rozo la pierna en la comida y le tomó la mano.

A veces era difícil asimilar que un omega diera el primer paso, pero en todas las cosas Lior siempre había sido el primero. Si quería besar lo hacía, si quería abrazar lo hacía, si amaba, deseaba y anhelaba iba a por ello con toda su fuerza, sin mérito de rendición.

Había conseguido todo en su vida gracias a ello, no había tiempo para los arrepentimientos o siquiera la vergüenza, porque incluso si había existido alguien para humillarlo, ya estaba en lo profundo de su indiferencia.

Se acostó en la cama luego de acomodar los zapatos y miró el florero que descansaba en su tocador. Las flores seguían todavía enhiestas, lozanas de buena salud. Recordó la mitad que le habían dejado en el trabajo y como Cindy las había enviado con su chofer a la casa. Las había visto en su comedor al regresar y les ordenó que las botaran o se las llevaran, pues realmente no le importaba.

Suspirando, agarró un portarretrato que tenía al lado de la cama y acarició el rostro de Gabriel.

—Señor, aquí tiene su té.

—¿Qué te dije de entrar sin llamar primero?"

—Lo siento señor.

Siendo condescendiente, simplemente la echo con desdén. Tomó el pocillo que humeaba y marcando en su celular llamó a Gabriel, que después de tres pitidos contestó.

—Cariño...te tengo una buena noticia. —Ante la afirmación del alfa, continuó —. Habrá una cena mañana en la noche en la casa de mi madre... parece ser que papá invitará a alguien, pero creo que sería una buena oportunidad para que les hablemos del-

—Lo siento, no te escuchó bien, hay un poco de interferencia —tartamudeó el muchacho, con voz nerviosa—, me parece bien todo lo que hagas, ¿a qué hora?

—Ocho...

—Ahí estaré.

Colgando casi de inmediato, el omega miró su teléfono detenidamente. Terminó por tirarlo a la cama y se dirigió hasta el pretil de su cuarto a respirar aire fresco. Tal vez era hora de contarle a su padre y madre sus planes de matrimonio.

*

*

—Te ves esplendido hijo.

Las suaves manos de Adriana se encerraron alrededor de su rostro cuando cruzó el umbral. Lior se ablandó a su acaricia y le sonrió

—Hola madre.

—Cuanto tiempo sin verte, ¿todo bien con el trabajo? 

—Excelente como siempre.

El cabello oscuro le caía alrededor de la angulosa cara, arrugas apenas perceptibles para alguien que la mirase fijamente. Estaba prístina, sin ninguna mancha en el rostro.

—Gracias a Dios viniste —susurró, de pronto mirando de lado a lado.

La mujer sonrió compresiblemente, había cosas que nunca cambiaban.

—Ven pasa, hay un invitado sorpresa.

Como todo en la vida de una persona con el apellido Conte, estaba lleno de muchos lujos y molicies, de modo que al dirigirse al jardín, se desplegaba un hermoso campo de pasto verde con pérgolas y una barrera de seto lozano, lucientes por las farolas amarillas. Hace tiempo no venía, así que le sorprendió ver que colgaban flores del alero.

Dominio Omega [Omegaverse BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora