Capítulo 29

8.1K 1.3K 152
                                    

Capítulo desde la pespectiva de Blair, pero hasta la mitad.

*

Cuando desperté Lior no estaba. No me sorprendió en lo absoluto, tenía la leve certeza de que él recordaba todo sobre ayer y no quería verme, pero como estaba convencido que no era porque me odiara, no abandone la casa y en vez de eso baje las escaleras.

Caminando por los pasillos, me asomé por la puerta de la cocina en donde Bretta cocinaba un delicioso desayuno, al verla, ella me señaló el jardín.

Las ventanas estaban abiertas de par en par y delgadas líneas de sol se agrupaban sobre las paredes y la cómoda. Un tórrido sol traía consigo un día reluciente.

Encaminándome hacia donde el dedo de Bretta apuntaba, vi una puerta de vidrio y a través de ella, lo vi a él. Deslizándola, salí a la intemperie y contemplé su jardín. Estaba rodeado por una barrera de seto y tenía a sus alrededores coloridas flores que reverdecían sanamente. Más cerca, se escuchaba el plácido sonido de las hojas al deslizarse por el viento, en medio de las umbrías sombras.

—Pensé que tenías una alberca —dije, contemplando con atención su sedosa espalda. Los omoplatos de Lior eran firmes, con sus huesos prominentes y la delgada línea descendente de su espalda. Me sorprendió que no estuviese usando camisa, pero esa idea fue remplazada cuando volteó a verme. Observando el golpe que ya mutaba de color, se me retorció el estómago.

—¿Por qué querría una?

Mirándolo, sentado en esa silla en medio del jardín, caía sobre su rostro una cándida sombra en media luna, que alcanzaba a tocar su angulosa barbilla. Cuando me postré a su lado, acuclillandome para verlo de cerca,  relajé mi semblante.

—Yo tengo una en mi casa.

Su rostro neutral me llenó profundamente. Él estaba actuando como siempre lo hacía y nada ni nadie podría romper con la determinación y dureza que tanto me gustaba.

—Me encantaría que algún día vinieras a probarla.

La belleza de Lior rivalizaba en vida con la lumbre del sol y las sombras de las hojas. Observándolo entendí algo, y era que él no podía imaginarse el sentimiento desbordante que estaba surgiendo sobre mi corazón.

—No me interesa —respondió, apartando la mirada.

 —Sigues invitado de igual forma.

Lo vi por un largo rato sin despegar la vista. Como era la primera vez que lo veía en ropa casual se me hacía extraño. Su personalidad elegante no encajaba nada con su posición ahora. El torso desnudo y los pantalones holgados lo hacían ver como un hombre cualquiera, no como un CEO cuya cara estaba siempre en portadas de revistas. Esta parte de él que no conocía, a pesar de ser sorprendente, no me turbaba en lo absoluto.

Si lo observabas detenidamente, te dabas cuenta que podía moldearse a su personalidad fuerte. Su cintura podía ser estrecha y pequeña, pero era ciertamente muy masculino.

En silencio, contemplando el paisaje de lozano pasto que se repartía por todo el lugar, el pelinegro volteó a verme por un momento. Se veía en su cara que dudaba, pero no apartó los ojos en ningún instante.

—¿Qué quieres?

Podía leer su mente. Las preguntas que tanto se cruzaban por su cabeza eran: ¿Por qué me ayudaste? ¿por qué sabias donde estaba? ¿por qué no te aprovechaste de mí?...todas eran diferentes pero la respuesta la misma. Suspirando, a cambio de ir por el camino sencillo que tal vez decapitaría mis esperanzas de tener una oportunidad, me alcé de hombros y miré hacia el frente los frondosos arbustos.

—Nada

—Pero-

—No te preocupes por Gustav, yo me encargaré de él.

Dominio Omega [Omegaverse BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora