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El día comenzó muy temprano para Amy. Aunque, si hablaba con completa sinceridad, es que ni siquiera le había podido dar un adecuado cierre al día anterior. No había podido dormir. Este detalle tenía un porque, el cual era bastante claro cuando se analizaba con detalle. Sobre todo, porque todas las personas, que se habían quedado dentro de la casa de Tails, habían presenciado el tan esperado momento. Shadow había invitado a salir a la eriza y eso, era bien sabido que, era un suceso que no podía pasar todos los días y la misma Amy estaba consciente de eso. Entonces que la ansiedad lograra poseerla, durante gran parte de la noche y madrugada entrante, tampoco podría sorprender a alguien.

Contrario a lo imaginado, la rosada se encontraba cargada de energía. Tan pronto como los primeros rayos chacaron contra su ventana, para Amy fue imposible seguir en la cama, desperdiciando el tiempo. Se levanto de la cama, directo hacia su armario y, por un corto momento, los ánimos de la joven se desplomaron por completo porque, al abrir las puertas del armario, cayó en cuenta que no había ido por más cosas, de uso personal, a su hogar. Lo había olvidado por completo. Seguramente, todos sus conjuntos permanecían resguardados y fuera de su alcance. Buscando aliviarse un poco, su mente logro maquilar un plan que, en primer vistazo, parecía perfecto, pero que, si lo analizaba con ojos crítico, reducía su tiempo libre por completo. Un par de meses habían trascurrido para ese punto, así que era obvio que el polvo y la suciedad habrían hecho de lo suyo y esperar a que la ropa estuviera lista, luego de un intenso lavado, no era una opción. Lo último que quería era hacer esperar a Shadow, así que no podía permitirse jugar con el destino y cruzar los dedos porque todo saliera bien. Entonces, era un hecho, sus opciones eran reducidas, pero no era el fin del mundo, así que decidió no desanimarse y seguir adelante.

Sin tener un plan demasiado claro, se probó un par de vestidos y, a pesar de que todos eran piezas hermosas, ninguna le convencía para ser la indicada para su cita. Eran un poco de lo mismo y ella necesitaba algo que hiciera la diferencia, que dijera que estaba lista para ese momento tan esperado. Así que, mientras seguía portando uno vestido blanco aperlado, que había utilizado en pocas ocasiones, decidió hacer un movimiento arriesgado. Corrió hacia el baño, no sin antes haber sujetado unas tijeras con firmeza, entonces hizo el primer corte. Quizá se arrepentiría después, si es que sus planes no salían como los pensados, pero si lograba impresionar a Shadow, valdría completamente la pena el sacrificio. Sin una sola pizca de duda, siguió cortando, hasta que la tela que estaba unida al bustier se desanclo a este, dejando al descubierto sus hombros delicados.

La primera parte ya estaba hecha, ahora tenía que ver como mejorar la parte inferior del vestido. Fue entonces que recurrió a sus otras opciones. Una de las prendas tenía tul anaranjados, que quedaban perfecto con la temporada que se encontraban pasando, así que, no lo pensó dos veces, y lo incluyo en su creación. Una vez que la tela entera quedo entre sus manos, la comenzó a enredar en la parte superior, de tal manera de que, sobre la falda, quedó una capa sutil de color, que no peleaba con el blanco brillante, propio del vestido original. No conforme con eso, hizo que varias tiras terminaran proyectándose hacia el suelo, aunque sin terminar de tocarlo por completo. No tenía idea si se veía como algo demasiado extravagante para una primera cita, pero comenzaba a estar conforme con el resultado. El vestido era brillante, llamativo y pomposo, igual que su dueña, así que le quedaba como anillo al dedo.

Una vez que la imagen del vestido reflejo lo que Amy estaba buscando, desde un principio, apartó de su cuerpo los retazos resultantes de los cortes y regreso a su tan amado vestido rojo brillante, que tanto la caracterizaba. Ya había concluido el paso 1; idear un vestido a la altura de su compromiso. Ahora venía el paso 2; comenzar a unir todo. Emocionada de sobre manera, en cuestión de segundos, ya se dé camino hacia el encontró de Tails, quien, como ya había sospechado, se ubicaba entretenido en su laboratorio personal. Antes de introducirse en el sitio, toco la puerta. No quería interrumpir al joven prodigio y arruinar alguno de sus experimentos. Espero, paciente, a alguna señal afirmativa para su ingreso, la cual termino siento un manoteo de parte de Tails.

En blanco [Shadamy] (EN ACTUALIZACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora