En blanco [Shadamy] (EN ACTUALIZACIÓN)

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Las horas siguientes continuaron con naturalidad, entre nervios y ansias, propias de unos adolescentes enamorados y primerizos, sin importar que estuvieran tan alejados de esa edad. Era algo que no podían controlar, sin importar cuanto intentaran limitarse. Quizá, porque llevaban tanto tiempo negando un hecho tan predecible que, simplemente, las consecuencias de las verdades a medio decir y los años de sentimientos acumulados le estaban jugando en contra a ambos. Porque, tan pronto como abandonaron la casa de Tails, siendo observados por sus amigos sonrientes, las cosas se volvieron demasiado emocionantes, a pesar de solo encontrarse en una feria, sin enemigos o momentos entre la vida o la muerte. Se trataba de algo tan mundano que, por un momento, les hizo olvidar en el gran aprieto en el que se encontraban metidos.

Las cosas empezaron con cierta timidez. De parte de Shadow, se sentía abrumado con la belleza desbordante de Amy. No sabía si se debía a ese hermoso vestido, que relucía su figura, o se debí a la manera en la que sus púas rosadas se encontraban sujetas a una sutil coleta alta y como los mechones contorneaban su rostro angelical. Shadow no tenía idea, pero se veía fuera de este mundo y él se sentía tan satisfecho de, por fin, poder gozar de la oportunidad de tenerla para él, únicamente. De parte de Amy, había muchos factores que la hacían tener las emociones a flor de piel. Ahora que sabía que el azabache podía corresponderla, sentía la necesidad de demostrarle que ella se encontraba en el mismo estado, esperando por él. Si eso se juntaba con la salida que, a pesar de haber salido de un momento para él otro, las cientos de cosas que todavía no había probado, la emocionaban. Le encantaba estar haciendo cosas nuevas con compañía de Shadow y esperaba que las primeras veces con él, siguieran por más tiempo.

La emoción de Amy incremento, una vez que el atardecer llego a consumirlos. Fue entonces que las luces brillantes, la música y los juegos quedaron como protagonistas, despertando la parte más infantil de Amy, inconscientemente. Sin buscar contenerse más, tomó la mano de Shadow y, a partir de ese momento, la eriza fue quien dirigió la salida, a pesar de no estar dentro de los planes del mayor, pero Shadow no intervino. Era evidente que no arruinaría la emoción de su amada. Después de todo, lo que más le importaba era que ella se la pasara bien, no el orden que a él le gustaba mantener todo el tiempo.

De esta manera, las cosas se volvieron todavía más interesantes. El primer puesto que visitaron uno, donde el juego consistía en dispararle a objetos inmóviles y, tal cual era sospechado, Shadow ganó, sin ningún tipo de problemas. Este detalle no fue pasado desapercibido por la rosada, quien, sin ningún pudor, lo comenzó a cuestionar, aunque sin ningún rastro de malicia. Y, es que Shadow, de cierta manera, entendía las dudas en la menor. Si él se encontrara con alguien con una puntería excepcional, también tendría sus dudas o, como mínimo, tendría curiosidad de saber su historia. Esto, a pesar de ser algo complicado de explicar, fue asimilado por Amy, como si fuera un dato cotidiano. Esto, a pesar de ser una señal positiva para él, le hacía pensar que, aunque Rose no lo hubiera dicho, abiertamente, había una gran posibilidad de que su memoria estuviera más recuperada de lo que ellos sospechaban y él no sabía sí representaba algo bueno para él o no.

Tuvo el impulso de comenzar con un cuestionario, ahí mismo, pero se detuvo de inmediato. Amy se había esforzado demasiado en quedar perfecta para esa cita. No pensaba echar eso a la basura, solo para conseguir información que, seguramente, no terminaría siendo trascendental. Entonces, por primera vez, en todos esos meses, tomo una gran respiración, se liberó de las presiones y volvió a tomar la mano de la joven, sin una pizca de temor o duda en el medio. Ya había perdido demasiado siendo el que se mantenía en el filo del accionar, que prefería negarse la oportunidad de disfrutar, sintiéndose indigno de esa tranquilidad. Ahora quería probar esa pequeña pausa, en compañía de la joven que siempre había logrado ver algo positivo en él, incluso en los momentos donde más perdido se sentía. Y, tal parecía, que, si seguía con Amy, las cosas serían así, la mayoría del tiempo y, eso, a pesar de ser una rutina desconocida y pasiva, comenzaba a gustarle.