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La sala estaba en completo silencio y la incomodidad era palpable en el ambiente. Esos detalles eran resentidos por los dos únicos presentes en el lugar: Rouge y Sonic.

Todo había conspirado en su contra para llegar hasta ese preciso momento. Después de la llegada de las dos menores, una nueva idea se plantó en la mente de la eriza, siendo incapaz de ignorarla. Gracias a la visita sorpresa en la casa de Vanilla, Amy había descubierto un poco más sobre sus pasatiempos y el que más llamo su atención fue sus gran afición hacia la cocina, sobre todo la repostería. Amy no dudo, ni por un segundo, en exponer su siguiente movimiento y convencer a todos los presentes en acompañarla. Esto, sin querer, concluyó con los menores fueran detrás de ella, hacia la cocina, dejando atrás a los dos restantes. Y, a pesar de los posibles inconvenientes que resultarían de esa unión, ninguno protesto. Podía que no fueran sus personas favoritas en ese momento, pero todos caían rendidos ante los encantos natos de la rosada. Sin mencionar que, si lo hacían, las dudas comenzarían a llegar y ninguno estaba dispuesto a responder preguntas incomodas. A pesar de este hecho, no era ningún misterio que el cobalto no quería permanecer ahí por más tiempo.

No quería pasar un nuevo momento incomodo, protagonizado por la ladrona. Ya había tenido suficiente para una vida entera, sin embargo, se resignó a que ese acto terminaría pasando, tarde o temprano. Pero, contrario a lo imaginado, Rouge no hizo el mínimo intento por irritarlo. Era más, su atención, no se había enfocado en él, ni siquiera una sola vez. Esto tan simple, sin importar que esto jugara a su favor, lo descoloco por completo. Fue en ese momento que, de manera curiosa e impaciente, su mirada verdosa se enfocara en la mayor, percatándose así, que la mujer murciélago se encontraba enfocada en la información dentro de su celular.

Tal vez solo era él, dejando que su mente deambulara por rumbos que no tenían sentido, pero el sentimiento de nerviosismo se apodero de él, tan pronto vio el celular. Quizá sus recuerdos lo estaban traicionando, después de todo, había tenido un momento incomodo con Amy por esa misma razón. Esto empeoro para el erizo, cuando el silencio se volvió tan pesado, yendo en contra de su naturaleza parlanchina e inquieta, que consiguió que intercambiara varias miradas rápidas con la restante. Y, a pesar de que el azulado no quería perturbarla, ya que, seguramente, si lo conseguía, terminarían peleando, sí o sí. Sus expectativas no mejoraron cuando descubrió a la albina riéndose por lo bajo mientras lo miraba con cierta discreción, haciéndole entender que se estaba burlando de él, por alguna razón. Esto, tan simple y que no pareciera dañar a nadie, termino consiguiendo que la punta de su pie chocara con el suelo, en un movimiento veloz y persistente y, como era de esperar, Rouge se mencionó sobre esto.

—¿Sucede algo, Blue? —cuestión, evitando su usual tono carismático y seductor—, ¿mi maquillaje te puso nervioso y por eso no puedes dejar de moverte o qué pasa?

—Lo siento —dijo, algo apenado—, pero ya sabes lo difícil que es para mí estar en este tipo de silencios tan largos, peor si no tengo nada que hacer —se excusó—, y la cosa se complica si tengo la sospecha que mi acompañante me está ignorando, al propósito.

—¿Entonces, no fui lo suficientemente obvia? —Después de verlo rodar sus ojos verdes esmeraldas con fastidio, ocasiono que una sonrisa con atrevimiento se dibujara en sus labios—. No te intentes hacer el desentendido conmigo ¿quieres?, se siente como un insulto.

—¿Qué quieres decir con eso? —Al notar el palpable tono de confusión en la pregunta, Rouge imitó su acción anterior, como respuesta automática—, oye, hablo en serio, esta vez no estoy tratando de sacar conversación de donde no la hay —Movió su cuerpo, encima del sillón, hasta quedar frente a ella—. Desde que se involucraron en esto, no paras de tratarme mal o contestarme con un evidente tono de condescendencia o, directamente, insultarme —Sus labios se fruncieron en un mohín de desagrado—. ¿Qué sucedes, ladroncita?, ¿frustre alguno de tus robos por accidente y ahora me odias? —preguntó, juguetón—, ¿ya no soy tu agradable y veloz amigo azulado?

En blanco [Shadamy] (EN ACTUALIZACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora