Narra Eliette
Cada palabra que salía de la boca de Reed mientras me contaba sobre lo que esas dos mujeres querían de él me hacían enfadar aún más. Quería darles su merecido nuevamente porque no cabe en mi cabeza cómo es que hay personas que pueden hacer algo tan desagradable, tan indigno y deshonrado.
-Me dan náuseas -mencioné una vez había terminado-. No puedo creerlo, es horrible.
-Lo es, pero es más común de lo que crees, incluso algunos reyes tienen varios hijos con diferentes amates para elegir de entre ellos al más fuerte para ser su heredero. Los hacen luchar entre sí hasta la muerte -comentó haciéndome sorprender y espantar. No me puedo imaginar a alguien haciendo algo tan terrible. Negué con la cabeza para quitarme esos horribles pensamientos y apoyé la mano sobre la suya.
-Ya no importa. Al menos estás de vuelta, a salvo.
-Gracias a ti, mi reina -sonríe antes de besar mis labios.
-Pero me enfada, querían que te acostaras con ella -gruñí, no podía desenojarme tan fácil. Apenas lo recordaba y mi sangre comenzaba a hervir de la ira-. Que tuvieras hijos con ella.
-Pero jamás lo permitiría -asegura sonriendo aún, pero empieza a besar mis labios con intensidad-. Con la única mujer que tendría hijos sería contigo... Así que calma, reina mía, porque mis hijos llevarán tu sangre y con suerte, tu parecer. Nada me gustaría más que tuvieran ese bello color de ojos, o el cabello tan perfecto, o incluso esas leves pecas que tienes.
Sus labios acarician mi mejilla y baja hasta mi cuello, su aliento me hace cosquillas hasta erizar mi piel. Incluso tuve un pequeño flashback por este sentimiento.
-Mi reina... Debo admitir que cuando entraste al castillo llamándome "tu hombre" fue lo mejor que mis oídos pudieron escuchar -murmura subiendo sus labios hasta mi oreja-. Me encantaría oírlo de nuevo.
-¿Realmente te ha gustado? -cuestioné intentando regular mi agitada respiración.
-Más de lo que crees.
Sus manos en mi cintura me aprietan hasta hacerme soltar un ligero jadeo, mis manos suben por su cuerpo, acaricié sus brazos hasta su cuello y rocé mis labios con los suyos.
-Eres mi hombre, Reed, mi caballero y mi rey... eres el hombre que amo y que quiero a mi lado para toda mi vida.
-Joder, Eliette -suelta mientras me aprieta contra él-. Nunca una mujer me ha traído tan loco como tú me traes, realmente me encantas e igualmente puedo decir con certeza y gritando a los cuatro vientos que te amo.
Escucharlo decir esas palabras hizo emocionar a mi corazón, no pude contenerme y besé sus labios con pasión. Sentía una gran necesidad de tenerlos más cerca, de unirnos más e intimar solo nosotros dos... volvernos uno. Podía sentir como él tenía la misma necesidad que yo por la forma en que sus labios me besaban y sus manos me tocaban, y este tacto no me desagradaba en lo absoluto.
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LA DAMA DE LOS DRAGONES
FantasyCualquiera diría que vivir tras una barrera de niebla protectora, rodeada de solamente dragones en tu propio reino, es la mejor vida que pudieras desear, pero está en la naturaleza del humano querer conocer más, querer más. Eliette es el claro ejemp...