Capítulo 15 | Traición

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El viento fresco de la tarde golpea mi cuerpo erizando mi piel y revolviendo mi cabello y el de Reed junto a mí

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El viento fresco de la tarde golpea mi cuerpo erizando mi piel y revolviendo mi cabello y el de Reed junto a mí. Habíamos descubierto que la cima de la torre más alta es nuestro lugar favorito para estar los dos solos mientras los dragones hacen sus actividades diarias y Ayris y Jadiel vuelan juntos donde ella no pueda ver o percibir a Reed.

-¿Cuándo dejarás de ver esa marca? -pregunté riendo levemente-. No dejas de hacerlo desde que la tienes, pasaron tres días ya.

-No puedo hacerlo. Tienes razón, el portar esta marca me llena de orgullo, tenerla me fascina y me hace sentir honrado.

Sus palabras me agradaban, era como una caricia que me recordaba que puedo confiar en Reed. No dije más y solo apoyé mi cabeza sobre su pecho unos segundos antes de levantarme de mi lugar y acercarme al borde, apoyando mis brazos sobre la muralla y dejando que el viento elevara mi cabello. Reed no tarda en hacer lo mismo, rodea mi cintura con un brazo y apoya su mano libre a un lado de la mía sobre la muralla. Su cercanía de cierto modo consigue calmarme y sentirme más segura a pesar de estar en mi propio reino en donde miles de dragones me protegen, pero su protección pareció tomar una importancia mayor para mí desde su juramento.

-¿Cuándo le dirás a Ayris sobre mí? Sé que si ella me acepta... podré ser libre de ir y venir contigo sin la necesidad de esconderme -menciona mirando hacia abajo.

-Pensaba hacerlo pronto... es que se me hace difícil hacerlo, después de todo ella cree que la historia de la reina Jaqueline y Rexha, su madre, se repetirá. La conozco de toda mi vida, pero... siendo sincera, no sé cómo va a reaccionar cuando se lo diga.

-Está bien, no quiero presionarte, hazlo cuando lo creas conveniente.

Levanté la mirada, ambos nos acercamos hasta unir nuestros labios, acaricié suavemente su mejilla mientras disfrutaba de su sabor y la sensación que me causaba besarlo. Un par de aleteos fuertes nos alerta, pero al voltear la mirada al frente, solo era Jadiel, ya tenían que irse.

-Nos vemos mañana, mi reina -Reed hace una reverencia antes de saltar por el borde y ser atrapado por Jadiel. Ambos se alejan hasta ser solo la silueta de Jadiel en el horizonte. Resoplé volviendo a apoyarme en el borde, recargando mi cabeza en una de mis manos.

-Adiós... mi noble caballero.

Permanecí viendo el sol ocultándose tras las montañas que nos rodean, otro aleteo llama mi atención, esta vez siendo Ayris la causante.

-"Al fin te encuentro, no estabas en ninguna parte" -menciona colocándose para dejarme subir a su lomo.

-Lo siento.

-"No importa. Vamos, se hace de noche."

Ella vuela de esa torre hasta la mía y ambas entramos por la ventana ella tras de mí. Tenía el nudo de la verdad en mi cuello, es decir, quería soltarle toda la verdad de una vez para dejar las mentiras de lado y volver a nuestra relación honesta que jamás debí cambiar. Pero me retenía a mí misma, no estaba lista para pelear con ella por un humano que sé que no aceptará. Ayris solo ha hecho una excepción, aparte de mí, en toda su vida luego de la muerte de la reina Jaqueline: mi madre, y ni siquiera la ha aceptado, solo no la mató al instante por su relación conmigo. Sería de lo más difícil convencerla de que esto no será igual a esa historia, de que Reed es bueno. Especialmente con lo testarudos y necios que son los dragones.

LA DAMA DE LOS DRAGONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora