Capítulo 20 | Destrozos

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Día y noche, los humanos no dejaban descansar a los dragones mientras ellos bebían y disfrutaban en sus fiestas de la victoria por conseguir que la reina de los dragones acelerara el trabajo

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Día y noche, los humanos no dejaban descansar a los dragones mientras ellos bebían y disfrutaban en sus fiestas de la victoria por conseguir que la reina de los dragones acelerara el trabajo. Podía escucharlos, incluso cuando invitaban a mujeres y se escuchaban sonidos extraños que solo pude describir como "gemidos", jamás los había escuchado antes pero no soy tan ingenua en ese sentido como para no saber lo que estaban haciendo. Todo está en los libros.

No me interesaba, solo me parecía tan molestos todos esos aullidos y chillidos mientras mi espalda se desangraba y los dragones temblaban del cansancio hasta que los de bosque les recargaban de energía. Escuché unos pasos mientras esa misma persona que se acercaba disfrutaba de la bebida que tomaba.

-Oh, es verdad, la reina de las lagartijas sigue aquí -tomó mis mejillas sin cuidado, podía ver su rostro sonrojado y como se tambaleaba.

-Déjame en paz -espeté apartando mi cabeza.

-¿Sabes en qué posición estás? No deberías tratar a tus superiores de ese modo -se ríe a pesar de la molestia en su voz y me levanta la cabeza a la par que me obliga a abrir la boca-. Vamos, toma esto conmigo, te va a quitar esa amargura que traes contigo.

Inclina la botella hacia mi boca, un líquido fuerte me ocasiona ardor en la garganta, no era cerveza, era algo más. Empecé a toser, pero él seguía ahogándome con esa bebida. Apreté los puños, forcejeé, pero no me soltó hasta que la botella se vació.

-¿Eh? ¿Ya no hay? -se encoge de hombros y lanza la botella hacia un lado mientras yo tosía e intentaba vomitar lo que me había dado de tomar.

La brusquedad con la que me retorcía a toser ocasionó que mi cabeza comenzara a dar vueltas, pronto sentí mis mejillas arder, quería vomitar, pero por el momento no podía hacerlo.

-Mmm... -el hombre sujeta mi barbilla y levanta mi cabeza mientras se acerca a mi cuello.

-¡Suéltame! -me costaba hablar con propiedad. ¿Qué me ha dado? ¿Un veneno? Me siento terrible.

-La forma en como el alcohol cae por su piel es fantástica... me hace desear beber de tu cuerpo en lugar de la botella -su lengua toca mi piel causándome un asco impresionante.

-¡Aléjate de mí! ¡Apártate!

-Silencio, prisionera -se burla al llamarme de tal forma, sus manos se deslizaron por mi cuerpo, empezó a meter una mano por debajo de mi falda mientras sus labios se concentraban en beber de ese "alcohol" que caía por mi pecho.

Cerré mis piernas al sentir que estaba muy cerca y no quería que me tocara. Sus manos me toman por las rodillas y me obliga a separarlas, colocándose en medio de ambas.

-Tengo entendido que solo has vivido entre dragones, por lo que nunca has de haber tenido sexo con nadie. A no ser que pensaras que los dragones son una buena idea -se burla provocándome más asco mientras sus manos se deslizan y levantan mi vestido-. Deberé comprobarlo.

Cerré los ojos mientras las lágrimas volvían a derramarse. Empezó a deslizar mi ropa interior para sacarla y como un maldito enfermo se la llevó al rostro para olerla y sonreír. Desató el nudo de mi pecho con intenciones de sacarme el vestido per entonces una llamarada lo envuelve en fuego, obligándolo a levantarse y sacudirse para intentar apagarlo, pero fue tarde para cuando decidieron tirarle agua, ese ya solo era un cuerpo carbonizado. Miré al dragón de fuego que me ha ayudado, él cierra los ojos y con una sonrisa acepta su destino antes de ser decapitado como castigo por lo que hizo.

-Incluso sabiendo que moriría, aún así evitó que violaran a su reina -menciona uno de ellos-. Que estupidez.

-Quizás para ustedes lo sea porque no tienen ni idea de lo que es la devoción y lealtad. Solo son unos malditos humanos que pueden ser comprados por tan poco -espeté.

No me importó recibir nuevos golpes por eso, diría lo que pensaba, aunque me arrancaran la piel con cada golpe. Si no podía escapar, al menos aceptaría mi destino como ese dragón, pero no en silencio cuando tengo algo que decir.

-Miren esto -entre ellos se empiezan a lanzar mi ropa interior que se ha podido salvar del fuego-. Ese idiota de Paul, ¿qué tan lejos ha ido?

-Hay que averiguarlo.

Varios de ellos volvieron a acercarse con miradas perversas y lujuriosas. Cerré las piernas con fuerza, pero no hizo falta que otro dragón me defendiera, fueron llamados para volver al trabajo en cuanto salieron los primeros rayos de sol. Suspiré aliviada, pero ese alivio solo dura hasta que de nuevo empiezan a golpearme para espantar a los dragones, y de nuevo el terror por la noche.

Solo quería salir de aquí y volver al reino, o al menos que alguno de esos golpes fuese en alguna parte tan sensible como para acabar con este tormento. Quería irme, no me importaba a dónde, solo quería escapar de la humanidad que no era como lo había imaginado, es mucho peor.

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Levanté la mirada cuando escuché el mover de mis cadenas. Mis brazos cayeron sin fuerzas al igual que todo mi cuerpo, los humanos me volvieron a encadenar las manos, esta vez han de haber pensado que por mi estado no hizo falta encadenarlas en mi espalda. Me subieron a la carreta de nuevo y volvieron a llevarme al castillo de Valoria.

-Ahí está, como lo prometí -escuché la voz del rey.

-No parece la reina de los dragones -se escucha una voz molesta de alguien que intenta sonar como si fuera importante-. ¿Estás seguro de que es ella?

-Muy seguro, yo mismo he visto lo que es capaz de hacer y desde que llegó los dragones que trabajan en las minas han multiplicado la cantidad de gemas que encuentran. Todo para proteger a su reina.

-Si no me sirve la devolveré, espero que sea la correcta.

-Por supuesto... -el rey sonríe mientras se le es entregado unas gigantescas bolsas llenas de oro.

Los guardias me levantan y me obligan a caminar tras el hombre extraño que le ha pagado al rey por mí. Estábamos por salir del castillo cuando un estruendo se hace escuchar, todos nos congelamos y los caballeros sacaron sus espadas.

-"Eliette..."

Abrí los ojos de par en par cuando la voz de Ayris resuena en mi cabeza, ¿será un sueño?

-"Eliette... Escóndete."

Apenas lo dice el castillo te tambaleó y sobre el trono del rey caen los pedazos de piedra de la pared gracias a un dragón de tierra que se había lanzado a destrozar el castillo, las piedras aplastan a varios caballeros, y al mismo rey. Me levanté a tropezones e intenté alejarme, pero una mano sujetando mi cabello me lo impide.

-¿A dónde va? -espeta el caballero y me lanza contra otros-. ¡Enciérrenla en los calabozos!

Inmediatamente me arrastraron con ellos a pesar de mi lucha, bajamos por unas escaleras, en las últimas me han tirado para reírse de mí. Todo arriba temblaba y la tierra caía sobre nuestras cabezas. Los caballeros me lanzaron en una celda y encadenaron mis muñecas juntas contra la pared de esta.

-¿Cuál es la situación? -pide uno de ellos a otro recién llegado.

-Es el traidor. Llegó con todos los dragones en el planeta. ¡Están destrozando el castillo!

-Todos moriremos si dejamos que lo haga. ¡Tomen las armas y váyanse a defender el castillo!

Los caballeros lo hacen, pero ese mismo se queda aquí. Me mira con tanta furia que creí que iba a golpearme de nuevo, pero antes de poder acercarse la punta de una espada afilada lo atraviesa por el pecho, cubriendo la hoja de sangre. Desliza la espada hacia arriba, escuchándose el momento de los huesos cortándose por la espada afilada y el cuerpo cae al suelo, dejando ver a Reed salpicado en sangre.

LA DAMA DE LOS DRAGONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora