Comienza a ser un problema que el primer pensamiento de la mañana sea para Tali. Vale que ahora está en mi día a día, pero no sé cómo se ha convertido en alguien tan importante como para que ese momento, justo al despertar, le pertenezca a ella.
Se quedó dormida sobre mi hombro en cuanto empecé a hablar y aun así fui incapaz de moverme. Quería permanecer a su lado, escuchando cómo su respiración se volvía más pesada y notando el roce de su pelo, que me hacía cosquillas en el cuello.
En un murmullo se le escapó un "buenas noches, Lili" que lo hubiera deseado para mí y se me encogió un poco el corazón pues durante muchos meses, yo también le dí las buenas noches a mi madre, como si aún estuviera conmigo.
Me hubiera quedado hasta el amanecer así, en la misma postura, notando su calor y deseando más, pero la magia se rompió en cuanto Leo entró por la puerta. Fue amable conmigo, sin embargo sé que le llevará un poco acostumbrarse a mí. Y lo entiendo. Yo no sé cómo llevaría ver a mi hermana todo el día con un tipo que no conozco y del que no sé lo que puedo esperar.
Gruño un poco mientras me froto los ojos para conseguir despertar del todo e intento borrar de mi mente a Tali, Leo y todo lo que tiene que ver con ellos. ¡Me niego a que mi vida gire a su alrededor!
Poco después bajo a desayunar y me encuentro a Alba haciendo una enorme torre de tortitas.
—¿Y esto? ¿Qué celebramos? —pregunto con entusiasmo mientras robo una al vuelo. Mala idea, está tan caliente que la hago bailar entre mis dedos para no quemarme.
—¡No seas ansioso! —me recrimina mientras amenaza con la espátula en alto—. ¿Por qué hay que celebrar algo? Me apetecía hacerlas y punto. No tiene que haber una razón para ello.
—Pues ojalá te apetezca todos los domingos hacer un desayuno de estos —digo con la boca llena—. Joder, están buenísimas.
Veo cómo esboza una pequeña sonrisa y me alegro de que pueda ser feliz con tan poco. Para que no me entren tentaciones de robar otra, me entretengo colocando en la mesa lo que falta y termino justo cuando ella coloca el plato a rebosar en el centro de la misma. Nos sentamos, uno al lado del otro, como hemos hecho toda la vida y durante los primeros minutos ninguno de los dos habla. Más o menos el tiempo que a ella le lleva comer una tortita y a mí engullir tres.
—¿Qué tal te lo pasaste ayer? —le pregunto, intentando que no parezca el tercer grado.
—Bien, como siempre. Tampoco hay mucho que contar. Fui con las chicas a la fiesta de la playa, vamos, como todo el pueblo. Janira conoció a un chico italiano guapísimo y él la invitó a dar una vuelta, pero la convencimos para que no se fuera.
—¿En serio? —Realmente estoy sorprendido.
—A ver, no le conocíamos de nada. ¿Cómo vamos a dejar que se vaya con él? Lo siento, pero hoy en día una no se puede fiar que mira luego lo que pasa.
—¿Y entonces?
—Estuvieron un rato bailando y se besaron. Creo que han quedado esta tarde para tomar algo.
—Espero que tú seas igual de precavida cuando conozcas a algún tío y te guste —sugiero como buen hermano mayor.
—¿Por quién me tomas? Yo soy la más formal de todas. ¿Y tú? ¿Dónde estuviste? Porque me dijiste que no ibas a salir pero te oí llegar a las tantas.
Cazado. Y ahora la que parece la hermana mayor es ella.
—Tali me llamó y fui a buscarla —digo mientras pincho otra tortita y la cubro con una buena capa de caramelo. Lo que sea con tal de no mirarla y levantar sospechas.
—¿Te necesitaba? ¿Le dio un bajón o algo? —pregunta con interés, sabiendo de lo que habla.
—No exactamente. Había bebido y me llamó. La acompañé a casa y le hice compañía hasta que se quedó dormida...
La expresión de Alba cambia, veo cómo abre mucho los ojos y se tapa con ambas manos la boca para no dejar escapar una carcajada.
—¡Oh, Dios mío! ¡Te gusta!
—¿Qué dices? ¡No me gusta!
—No puedes negarlo —me acusa mientras me señala con el dedo índice—. He visto esa media sonrisa que asomaba mientras hablabas.
Le lanzo la servilleta pero ella la pilla al vuelo.
—No dices más que tonterías. Apenas la conozco desde hace unos días...
—¿Y? ¿Nunca te ha gustado alguien desde el primer momento?
Pues va a ser que no.
—Déjalo, estás equivocada. Además, soy su acompañante y solo seré eso. Igual que Isa conmigo.
—Isa es una mujer de casi sesenta que prácticamente te adoptó como su hijo. Creo que tu situación con Tali dista bastante de ser como esa.
Tiene razón, pero lo último que me hace falta es comerme la cabeza con eso.
—Da igual. No puede ser y no va a ser —recalco.
—Ojalá hables en serio, me encanta una bonita historia de amor, pero odio el drama. Y esto pinta como un drama total.
—¿Sabes algo de papá? —pregunto en un intento de cambiar de tema.
—Dijo que estaría fuera el finde, tenía algún plan con "ella". Ya sabes.
Alba nunca usa su nombre, creo que le duele más que a mí decirlo.
—Vale —gruño. No sé de qué me sorprendo. Cada vez pasa menos tiempo en esta casa.
—¿Por qué preguntabas?
—Quería saber cómo de altas eran las posibilidades de coincidir con él. Mejor así, toda la casa para nosotros.
Le guiño un ojo para animarla, pues sé que ella le echa de menos. A mí sin embargo, me da igual. Hace mucho que dejé de considerarle alguien importante en mi vida. Y eso no va a cambiar.
—¿Y qué propones?
—Peli y palomitas ¿de acuerdo?
Mientras nos tengamos el uno al otro, no necesitamos a nadie más.
¡Hola gente estupenda!
Ay Alec, que tu hermana te ha pillado... jajaja. Es que se puede intentar disimular con las palabras pero como se dice, el rostro es el espejo del alma. Y esa media sonrisa le ha traicionado. Eso y que Alba conoce bien a su hermano y le tiene más que calado.
Aun así, ya veis que está más que dispuesto a seguir siendo su acompañante y tragarse lo que siente. ¿Qué opináis? ¿Pensáis que hace bien? Ay, que todavía tienen que pasar muchas cosas...
Espero que os haya gustado el capítulo y eso de ver las cosas desde el punto de vista de Alec.
Dejadme votos y comentarios por fi...
Pronto nuevo capítulo. Besitosssss
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Una historia sin título
Romance¿Serías capaz de soportar la pérdida de tu hermana? ¿Podrías empezar de cero con su recuerdo aún asaltando tus sueños? Tali quiere una nueva vida. Lo que ocurrió con Lili fue un punto de inflexión que le hizo replantearse todo lo que había hecho ha...