Capítulo 33. Alec

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"Me he apartado"

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"Me he apartado". Sin duda soy un jodido estúpido.

Veo su expresión cambiar y la vergüenza asomar en su rostro, lo que me hace sentir aún peor.

—Lo siento —dice ella con un hilo de voz que a duras penas consigo escuchar—. No debería haberlo hecho.

—Tali, yo...

Doy un paso hacia ella pero recula, empeñada en mantener cierta distancia. Maldita sea.

—Olvida lo que ha pasado. Me he dejado llevar y está claro que es solo cosa mía. Nunca he estado así con nadie y tu cercanía ha hecho que confunda lo que siento, pero se me pasará, no te preocupes.

¿Está diciendo lo que yo creo? Me froto la cara aunque lo que en realidad me apetece es abofetearme. Vale que llevo pillado por ella desde el primer maldito segundo en el que coincidimos en esa habitación a oscuras. Vale que no soy tan idiota como para no notar la tensión que ha habido entre nosotros en más de una ocasión. Sin embargo, hasta que ella no ha dado el paso, no he sido consciente de que estábamos los dos en el mismo punto. Y me he apartado. Pero es lo que debía hacer ¿no?

—Tali, yo... tengo una responsabilidad contigo —digo con pesar.

—Lo sé. Hagamos como que no ha pasado, ¿vale? Eso sí, cuando sea otro el que me bese, tendrás que aceptarlo—me advierte con una risa nerviosa, como si quisiera quitarle importancia.

Me jode tanto que diga eso que me lanzo contra sus labios sin pensarlo. No quiero que bese a otro, la sola idea me pone malo y de pronto lo único que quiero es que deje de hablar y besarla. El miedo a que se aparte hace que una de mis manos se apresure a sujetarla de la cintura, mientras la otra se desliza hasta su nuca. De primeras Tali no reacciona, aun así, muevo mis labios sobre los suyos desesperado porque responda a mi beso. Cuando su boca se abre ligeramente y sus manos se aferran alrededor de mi cuello, no puedo hacer otra cosa atraerla hacia mi cuerpo y besarla como si mi vida dependiera de ello.

Jamás en mi puta vida me he sentido mejor que en este momento y no quiero que se acabe. La beso con desesperación, bebiendo cada aliento que sale de su boca, sin embargo hay un pensamiento, empeñado en estropear el momento.

Me separo de ella al darme cuenta de que estoy haciendo justo lo que no iba a dejar que pasara, pero su lejanía me hace mal. Se sentía tan bien su cuerpo pegado al mío...

Tali me mira con desconcierto y sé que debo parecer un auténtico chalado.

—Lo siento. No sé qué es lo que estoy haciendo. Me prometí a mí mismo que estaría a tu lado para ayudarte, nada más.

Sus ojos se humedecen y mi mayor miedo se hace realidad: ser yo el culpable de sus lágrimas.

—¿Y qué vas a hacer? ¿Luchar contra tus propios sentimientos? ¿Ignorar los míos? ¡Solo por esa estúpida promesa! —grita—. Tu decisión no es la correcta si nos hace daño a los dos.

Doy un paso hacia ella. Lo único que quiero es abrazarla y borrar ese dolor de su rostro. Sin embargo, Tali me hace un gesto con la mano para que me detenga y resulta tan tajante que obedezco. Su última mirada está llena de resignación y después simplemente se da la vuelta y se va. Sin mirar atrás. Sin volver a mí.

—Joder. Lo has fastidiado a lo grande —me reprocho a mí mismo.


Encuentro a Alba en el salón, viendo una película romántica. No me apetece nada ver algo así en estos momentos pero sí necesito de su compañía. Me derrumbo a su lado en el sofá y ella me mira extrañada.

—Vaya cara traes. ¿Así de bien te ha ido la noche?

—Genial. ¿Te apetece escuchar un buen drama?

Alba se gira hacia mí con interés y yo le cuento lo ocurrido. Me escucha sin interrumpir, aunque varias veces la expresión de su cara cambia. Al acabar, me da miedo preguntar. Pero no hace falta, ya que ella está deseando hablar.

—¡Madre mía! Lo tuyo supera cualquier drama romántico, de eso no hay duda. ¡Y os habéis besado!

Mejor que no me lo recuerde. Desde que ha pasado no soy capaz de pensar en otra cosa. Me había imaginado ese momento con ella un millón de veces pero no tenía ni puñetera idea de que se sentiría tan bien.

—¿Qué hago? ¿Qué demonios hago?

—Si te gusta, yo creo que la respuesta es fácil.

—No me gusta, estoy enamorado de ella como un idiota —afirmo con rotundidad al ser consciente de que es así.

—¿Y vas a renunciar a lo que sientes solo por ser su acompañante?

Esa es la cuestión.

—Antes lo veía más fácil, ahora llegados a este punto, no. Cuando le pedí a Elia ser acompañante de alguien, lo hice para demostrarme a mí mismo que podía ayudar a los demás.

Alba me da una palmada en la rodilla para que le mire.

—¡Eh! Eso ya lo has demostrado. Durante este tiempo has ayudado a Tali, has estado siempre que lo ha necesitado. Pero no puedes negar que entre vosotros hay algo más que resulta inevitable. Y va a seguir estando ahí. Cada vez te va a resultar más complicado cumplir con tu papel y antes o después supondrá un problema. Puedes dedicarte a ayudar a otros y no perder a Tali. Nadie te ha dicho que tengas que elegir. Tú solito te has puesto esa carga sobre tu espalda.

Tiene razón. Hasta ahora, había centrado mi empeño en ser su acompañante a toda costa y cumplir con lo que se esperaba de mí. Pero haberme enamorado de ella, no significa que haya fallado, solo que las circunstancias han cambiado.

Quizás las preguntas que me he hecho hasta ahora no eran las correctas. Lo que he de preguntarme es: ¿Va a cambiar lo que siento por ella? No. ¿Estoy dispuesto a permanecer a su lado como hasta ahora y mantener las distancias? ¡Cómo podré hacerlo si en lo único que quiero es besarla de nuevo!

Me acerco a Alba y le doy un abrazo. Se lo ha ganado.

—Gracias por escucharme.

—¿Ya has decidido lo que vas a hacer?

—Hablaré con Elia. No pienso renunciar a Tali.

Buaaaa, decidme que esto no es una maldita montaña rusa

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Buaaaa, decidme que esto no es una maldita montaña rusa. ¡Con lo bonito que ha sido el beso! Y va luego y... ¡arggg! ¡Para matarlo!

Menos mal que Alec tiene a Alba para que le dé buenos consejos. Y con esa última frase diréis... bueno, ya está, todo solucionado. ¡Pues no! En el siguiente capítulo vais a ver que puede cagarla a lo grande, jajaja ¡Ay Alec! No tienes remedio...

¿Tenéis ganas de más? Venga a leer... (eso sí, dejadme algún comentario antes ;D). Besitossss

Una historia sin títuloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora