SER ADOLESCENTE, NO ES COMO TE LO MUESTRAN EN DISNEY CHANNEL.

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Ser un adolescente nómada en esta sociedad actual no es nada fácil, de a poco destruye tu alma y corazón, ver como todos esos lazos profundos que son creados con personas aleatorias se tienen que romper solo por el hecho de que es hora de partir, es desgarrador, horriblemente desgarrador.

Lo sé, porque he vivido de esa misma forma alrededor de 17 años que tengo rondando en este mundo. Al principio era más fácil, estaba pequeño y no entendía lo que sucedía, solo me daba cuenta de que me entorno cambiaba un poco, pero en realidad lo único que me importaba era que hubieran dibujos animados y jugar hasta el cansancio.

De pequeño fui medianamente feliz, aunque mis padres se divorciaron cuando yo apenas era un pequeño engendro de su amorío fugaz, vivir en medio de un hogar roto no fue fácil, ver como ellos se peleaban de formas descomunales me hacía odiar verlos juntos, he aquí la razón por la que siempre he sido un ser nómada, mi madre tenía que encontrar trabajos para mantenerme, ella tenía que dejar todo atrás, para sacarme adelante a mí, su pequeño y primer hijo.

De niño por alguna razón era algo entendido en muchos temas, lo que me llevaba a pensar en la pregunta de: ¿Por qué mi madre no me aborto?, ¿será que no tenía ni la más remota idea de que sería una gran carga?, aun sigo sin saber la respuesta de esa pregunta.

Mi padre me llenaba de mimos y me cumplía todos mis caprichos, me hacía sentir que, en esos momentos, el ser más importante era yo, y que no había nada ni nadie más importante que yo, así fue alrededor de 11 años seguidos, que, en medio de tantos viajes de nómada, el aun permaneció presente, pero ausente.

Hasta que llego el mayor viaje de mi vida, un cambio de país, mi madre decidió probar nuevos horizontes, ya estábamos acostumbrados a esto, pero ¿A dónde queda mi padre?, con todo el dolor de mi alma me toco soltarlo. Pero esperen si les cuento esto es para que puedan entender un poco del verdadero enfoque de este relato, de cómo llegue a depender de esta persona.

Al dejar atrás a la única fuente de atención de mi vida, me sentí completamente abandonado, mi madre nunca fue de darme atención ya que siempre estaba sumida en su muy laboriosa y cansada jornada de trabajo, así que todo lo que se de dar cariño y amor se lo debo a mi padre, pero al dejarlo atrás, no recibí más mimos, más cariños, más regalos, más atención.

Solo éramos mi soledad y yo contra el mundo, mi madre no quiso probar tener una relación con alguien más, y pues siendo hijo único, simplemente estoy solo, completamente solo.

Todo fue muy duro para mí, estaba en lugar totalmente desconocido, me costaba relacionarme, me dolía no tener la atención de mi padre, sentí por primera vez que estaba huérfano, las personas se acercaban solamente para burlarse de mi por el hecho de abandonar mi país de origen y eso simplemente me devastaba cada vez más.

Mi autoestima esta por el subsuelo del infierno, mi vida se había convertido en un completo calvario, la pubertad fue como una cachetada muy dolorosa, comencé a ver todo tipos de cambios en mi cuerpo que no entendía, habían noches horribles en las que sudaba como un pollo hirviendo, y cuando despertaba me encontraba con una sustancia viscosa que estaba esparcida por toda mi zona personal, lo cual me causaba todo tipo de asco, y desde ese momento comencé a odiar mi cuerpo.

Veía como otros chicos tenían cuerpos envidiables, rostros angelicales, y formas de ser que en realidad para mi eran muy chocantes, pero aun así al mirarme al espejo y ver todo ese acné, mi cuerpo delgado y moreno, me daba asco verme de esa forma en el espejo.

No tenía ni una pizca de amor propio, ósea me odiaba a tal punto de que me vociferaba insultos dolorosos enfrente a mí en el espejo, no era fácil, estaba solo, hasta que me encontré a alguien que me hacía sentir menos roto.

Era el regreso a clases, entre a mi nuevo salón, no conocía a nadie en este colegio, ya que era de nuevo ingreso, estaba totalmente nervioso, hasta que lo vi, era un ser bastante peculiar, su sonrisa lograba iluminar todo el lugar, no sabía quién era o como se llamaba, pero en serio capto mi atención por completo.

Los primeros días de clase intentaba no mirarlo, porque sé que me quedaba fijamente en el analizando cada uno de sus pasos, me parecía alguien totalmente interesante, pero me daba miedo acercarme e intentar una amistad con él, simplemente no me sentía suficiente como para atreverme a semejante acción.

Como siempre todos me ignoraban, ni siquiera se habían dado dé cuenta de que yo existía, no es que yo ayudara mucho, simplemente me escondía detrás de mi capucha y grandes auriculares. Hasta que cierto día todo cambio...

Por alguna razón encontré una notita en mi asiento, la cual decía: ¿Te gustaría hablar un rato conmigo?, no sabía de quien podría provenir, me dio terror pensar de que era una de esas bromas pesadas, me quedo estático con la nota en la mano, y mi mente iba a todo dar imaginando todo tipo de escenarios trágicos, mis ojos se cristalizaron y yo ya estaba hiperventilando, hasta que él se me acerco, agito una de sus manos frente a mi rostro y pregunto si estaba bien, simplemente no sabía que hacer, estaba muy aterrado, ¿será que él se quiere burlar de mí ya que no llego a su nivel?, por Dios ya mi mente estaba sobre pensando.

Pasaron unos días y él se me volvió a acercar, esta vez fue muy directo y me dijo: ¿Te gustaría platicar?, yo sin saber que decir acepte, sin saber que este sería el inicio de mi final. Al principio él hablaba y me contaba de todo, todos los días se me acercaba y me hacía sentir en confianza, por primera vez tenía la atención de alguien, eso me hacía sentir tan especial, que por alguna razón comencé a depender de el de una manera emocional.

Ahora yo era el que hablaba y el me prestaba absoluta atención, me hacía sentir como si yo fuera el único que importaba en el momento, me daba toda su atención, todos los días me escribía, comenzó a ser tan intimo que pasábamos más de 12 horas juntos, y sin darme cuenta, no podía estar tranquilo si no lo tenía a él.

Después de un tiempo, me sentía tan dependiente de él, que mi miedo irracional a perderlo me hizo caer en una paranoia horrible, cuando le escribía y no me respondía me preocupaba tanto que salía corriendo a buscarlo, me daba miedo perderlo y nunca poder encontrarlo, ya no sentía nada de paz, solo el miedo profundo de perder la atención de la única persona que me ha dado cabida en su mundo.

Me obsesione, llegue tan lejos que quería pasar todo el tiempo junto a él, a tal punto de tener discusiones solo porque se tardó un poco en responder, yo a él lo lastime a tal punto, que él tuvo que huir y yo no pude correr tras de él, se había vuelto parte esencial de mi vida, que no me imaginaba una vida donde no estuviera presente.

Caí en una fuerte locura, tanto así que me lo imaginaba en todas partes, me sentía tan solo e inseguro, que mi mente se creó un personaje de el para poder sobrevivir, pero eso solo contribuyo a mi destrucción.

Mi corazón quedo totalmente roto, a tal punto que me sentía plenamente destrozado, extrañaba la forma en la que me recordaba a mi padre, me hizo sentir como alguna vez lo hizo mi padre, no sabía que estaba tan necesitado de atención hasta que apareció el, pero mi mundo se terminó de apagar cuando se fue.



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Metamorphosis of a broken soul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora