"A pesar de todo"

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-Buenas noches Tini. Te amo. -Dijo su mamá mientras la abrazaba y le besaba la frente-

-Yo también te amo mamá. -Dijo Martina.

Tenía tres años, recién cumplidos. Su mamá salió de la habitación dejando a la nena sola, quien cerró los ojos y se quedo dormida a los pocos minutos.

A la mañana siguiente Martina se despertó extrañada. Su madre solía despertarla todas las mañanas con un "Buenos días mi vida", pero eso no pasó.

Se levantó de la cama y se fue a la sala. Su hermana mayor, Emma, estaba sentada en el sofá llorando desconsoladamente, y su padre tenía la espalda apoyada en la pared, en estado de shock. Martina no entendía lo que estaba pasando.

-¿Qué pasa? -Preguntó. Su hermana se volvió para mirarla y dijo:

-Mamá se murió. -Martina no podía creerlo. Su mamá la había dejado. Estaba muerta. Abrazó el oso de peluche que tenía en la mano fuertemente, mientras las lágrimas le corrían por la cara. Su mamá había sido asaltada al salir del supermercado, pero como ella se resistía, uno de los ladrones sacó su arma y disparó.

Al día siguiente, en el funeral, todo el mundo estaba triste, familiares, amigos, vecinos, Mariana Muzlera era muy querida por todos sus conocidos. Martina estaba sentada en una silla, mientras todas aquellas personas se tomaban un tiempo para decir algunas palabras para su difunta mamá, pero ella no estaba escuchando.

Martina se puso a pensar. Por una parte estaba triste, porque ya no podría ver a su madre, pero por otra, estaba feliz, porque a pesar de todo, le había dicho que la amaba, y ella también.

Desde entonces, su papá empezó a refugiarse en el alcohol, todos los días. Y cuando Martina cumplió cinco, él comenzó a pegarle, a ella y a su hermana.

Martina estaba en su habitación, jugando con sus muñecas de trapo, mientras que su hermana Emma estaba leyendo un libro.

-Sabés Emma, cuando sea grande, voy a ser una princesa, me voy a casar con un príncipe y... -La interrumpió.

-¡Despertá Martina! ¿Cuándo vas a madurar? ¿Cuándo vas a darte cuenta de que el mundo no es una fábrica de conceder deseos? -Le gritó. La nena sólo bajó la cabeza y siguió con su juego. Tal vez Emma tenga razón, tal vez el mundo no es lo que parece ser.

Con el paso del tiempo, la relación con su hermana se fue haciendo más lejana, ella era más distante.

Una noche, una Martina de siete años encontró a su hermana guardando sus pertenencias en un bolso de viaje.

-¿Qué estás haciendo? -Preguntó la nena inocentemente.

-Me voy. -Respondió Emma.

-¿A dónde?

-Lejos de acá.

-Pero, tenemos que mantener a la familia unida, vos y yo y... y -La interrumpió.

-Esta familia es de todo menos unida.

-¿Puedo irme con vos? -Su hermana se dirigió hacia la puerta, y sin mirarla dijo:

-Acá cada chica va por su cuenta. -Y se fue. Y no miró hacia atrás, porque mirar hacia atrás siempre lo hacía más difícil. Y nunca más la volvió a ver. Hasta tres años después. Cuando se enteró de que su novio la había violado, y luego le dió múltiples puñaladas con un cuchillo hasta matarla.

Martina también lloró en su funeral. Ahora sólo quedaban ella y su padre, que ahora la maltrataba más que nunca.

Cuando tenía catorce, cada noche, Martina encontró refugio en su mejor amiga. Una navaja. Se cortaba para olvidar por un sólo momento lo desastroza que era su vida. Amaba pasar ese pedazo de metal afilado por sus muñecas. Por esa razón, siempre llevaba buzos holgados, que tapaban todas sus marcas.

One Shot's ||Jortini||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora