Martina subió por los escalones de la Biblioteca Williams, donde almacenaban los libros raros. Raro significaba estrictas normas, y estrictas normas a menudo causaba que los estudiantes de posgrado, que trabajaban arduamente, se frustraran por conseguir la información que necesitaban. No esta vez. Ella no tomaría un no por respuesta. Iba a encontrar la colección de cartas que quería leer. Iba a sostenerlas en sus propias manos y copiaría todo lo que necesitara.
Se acercó al escritorio donde el hombre criminalmente hermoso se sentaba frente a la computadora. Tenía el cabello marrón, grueso y poco ondulado que lucía tan acariciable, poseía brillantes ojos verdes, y labios carnosos.
Usaba lentes que lo hacían parecer atractivamente inteligente, y doblaba sus mangas para revelar unos musculosos antebrazos que a ella le encantaría lamer.
Pero había aprendido la lección. Hombres que se vestían así de bien y trabajaban en bibliotecas académicas eran casi invariablemente gays. La única excepción que conoció había sido tan gilipollas que éste casi le impidió completar el trabajo para su tesis de maestría.
—Disculpa, dijo.
El bombón la miró como si ella hubiera interrumpido un trabajo de importancia nacional.
—¿Sí?
Martina puso un pedazo de papel en el escritorio.
—Estoy buscando estas cartas. Intenté localizarlas ayer pero no se encontraban archivadas donde lo indica el catálogo.
—Debes estar equivocada
—No lo estoy.
Él suspiró y se paró.
—Sígueme.
Cruzó el vestíbulo y abrió una de las misteriosas puertas que conducían a un laberinto de estanterías y archivadores llenos de microfichas y documentos archivados.
Martina no pudo evitar notar el increíble **** que tenía.
Llegaron a la sección donde las cartas deberían estar. El bombón sacó una caja de archivos de un estante y levantó la tapa.
—Aquí es donde las encontrarás.
—No. No están. Busqué ahí ayer.
Él suspiró otra vez, pero sacó un par de guantes protectores de su bolsillo para así no manchar el papel con el aceite de sus dedos. Hojeó la caja y sacudió su cabeza.
—Tienes razón. No están aquí.
Ella sonrió.
—Gracias por verificarlo.
Guardó sus guantes, cerró la caja, y la puso nuevamente en el estante.
—Voy a presentar un informe indicando que están perdidas.
Martina contuvo una maldición.—No.
Él alzó sus cejas.
—Me vas a ayudar a encontrarlas.
—Necesito.
—Necesitas ayudarme a encontrar esas cartas.
Martina pensó que vio un destello de calor en sus ojos. Sin duda era solo su imaginación.
—Necesito estas cartas para completar el capítulo final de mi tesis. No voy a irme de esta biblioteca sin ellas.
ESTÁS LEYENDO
One Shot's ||Jortini||
FanficAcá vas a encontrar One Shot's tristes, tiernos, y hot's. ¿Qué esperas para leerlos? Dejame en los comentarios que te parecieron, si te gustaron, si los odiaste, si lloraste, me gustaría saber tu opinión. ¡No te olvides de seguirme! ✌❤