"Sucio secreto" ||Parte 6||

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Me alejo, más que lista para su boca sobre mí. No tuve una buena ronda de sexo oral en un rato.

Caigo sobre la esquina del fregadero y abro mis piernas ampliamente. Gime otra vez ante la vista de mi vagina. Como le había dicho, me afeito hasta que queda liso. Separo los labios de mi sexo, exponiéndome hasta que el aire frío toca cada parte de mi lugar secreto, hasta que estuve segura que veía mi pequeño agujero rosa.

Dios. Un pensamiento repentino hace que mi corazón palpite. Si el Sr. Blanco fuera tan grande como se sentía, ¿realmente entraría en mi vagina chiquita y apretada? Me gusta un pen* grande. Sin mentiras.

Me gusta la sensación de ser estirada y llenada. Tengo este enorme vibrador que llamé el Sr. Rosa. Es de 33 cm de largo y me hizo chorrear muchas veces si lo atasco y toco mi vagina, masturbándome profunda y duramente. Tuve muchas horas divertidas con el Sr. Rosa cuando mis papás no estaban en casa. Incluso aunque el Sr. Rosa es divertido, nada vence a un pen* real. Es duro, pero flexible al mismo tiempo. Además, adoro cuando los hombres me hacen sexo tan profundamente que puedo sentir sus bolas presionando contra mi clítoris. La manera en que su vello púbico pincha la contra piel desnuda y sensitiva que puede hacerme correr y correr.

El Sr. Blanco hace un ruido en su garganta.

—Rosada y linda —Me dice.

Mi corazón se hincha con orgullo. Mi vagina también.

Frota los labios de mi sexo con sus dedos antes de bajar su cabeza y lamerme, su lengua viajando del agujero al clítoris. Dulce Jesús y María. Lo que hizo envía un alto octanaje de lujuria a través de mí.

Maúllo como una gatita mientras me come como un profesional.

Sin apuro, realmente tomándose su dulce tiempo como si estuviera saboreando fruta prohibida y madura. Mordisquea, chupa, lame y magulla los labios de mi sexo con sus dientes. Tirando.

Pellizcando. Probando. Saboreando y sacando más de mi jugo de mi vagina. No me importa. Me gusta un poco de dolor. Su lengua está en todas partes. Sobre mi clítoris. Sobre mi apertura. En mi interior.

Dios.

Estoy delirante. El placer es increíble y enredo mis muslos alrededor de su cabeza mientras me aseguro en la esquina del fregadero con una mano. Me lleva incluso más lejos. No puedo creer que su lengua pueda llegar así de profundo, pero no voy a quejarme. Incrementa su ritmo, dándome todo lo que necesito y estoy elevándome más, el placer derramándose a través de mí. Y solo sigue subiendo, mi cuerpo estremeciéndose con cada respiro, el éxtasis llegando más. Incrementa su ritmo, la lengua trabajándome más duro y dándome más.

—Estoy cerca.

Tararea contra mi clítoris, las vibraciones viajan a través de mí y mis nervios se encienten, empujándome sobre el borde hasta que estoy corriéndome, gritando su nombre. No, no solo su nombre. Su nombre sale de mis labios.

—¡Jorge!

El Sr. Blanco gruñe contra mi vagina lamida continuando, hasta que me corro una segunda vez, mi cuerpo estremeciéndose y temblando con placer. Lame mi vagina, y mis jugos cubren su cara.

—Jorge —Gimo—. Ah, Jorge.

Lanza su lengua contra la capucha de mi clítoris.

—Te gusta. —Su voz es brusca, sexy y necesitada—. Pequeña zorra sucia.

—Mierda sí —Estoy sin respiración, jadeando.

One Shot's ||Jortini||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora