"Sucio secreto" ||Parte 7||

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Se inclina hacia adelante, la boca abierta, pero lo paro.

—Quiero chuparte el pen*.

El Sr. Blanco se congela por un momento, luego se levanta, se desabotona su cinturón. Me deslizo del mostrador y hago sus manos a un lado para ayudar, tirando de sus vaqueros una vez abiertos. Mi boca se hace agua cuando veo que es un tipo de hombre comando, su pen* balanceándose libre tan pronto sus pantalones están abajo.

Dios.

Es tan grande que imaginé que no puedo esperar a tener mis labios alrededor de su pen*. Es gordo, grueso y largo, la cabeza ligeramente más grande que una ciruela. La bolas del Sr. Blanco son grandes, altas y parecen pesadas. Lamo mis labios, imaginando su sabor. Sin dejar pasar otro segundo, lo empujo hacia atrás hasta que está sentado en el inodoro otra vez.

Caigo sobre mis rodillas y no vacilo, tragándolo tanto como puedo, saboreando el primer indicio de almizcle, calor y dulzura salada que emana de su eje. Bajo mí, se sacude y tiembla cuando envuelvo mi mano alrededor de su pen*, masajeando su barra caliente mientras chupo la cabeza de su pen* como si mi vida dependiera de ello.

—Oh, Martina —Agarra mi pelo, y un indicio de dolor punzante se funde a través de mí—. No sabía que eras tan buena. Chupa mi pen* —Flexiona sus caderas, empujando su excitación más profundamente en mi boca.

Lo libero con un ruidoso pop.

—Tuve mucha práctica.

Me da una mirada sorprendida, sus ojos ampliándose, su boca abriéndose. Quizás no creía que yo era sexualmente activa. Incluso aunque soy una zorra de corazón, engañé a muchas personas con mi fachada fría y angelical.

Lo chupo otra vez, queriendo impresionarlo con mis habilidades duramente ganadas. Pronto está jadeando, ambas manos metidas en mi pelo. Su respiración jadeante se redució a una cadena de cortas arcadas mientras muevo mi cabeza de arriba abajo. Amaso sus bolas mientras hundo mi boca hasta que la punta de su pen* empuja la parte posterior de mi garganta. Estoy enojada porque no puedo tomarlo todo. Es tan largo y grueso que realmente tengo que estirarme para acomodar su alarmante circunferencia.

—Eso es, chupa mi pen* grueso —Sus dedos se entierran más profundo, como si me urgiera a tomarlo todo, darle más—. Tómalo.

El pecho del Sr. Blanco se levanta, la expresión en su cara se endurece como si estuviera tratando duramente de evitar su orgasmo. Y no quiero que se corra todavía. No antes de que haya tenido su pen* en el interior de mi vagina. Profundo. Duro. Una y otra vez.

Le doy una última chupada larga y saco el pen* de mi boca y me levanto para montarlo a horcajadas. Debe haber adivinado qué va a pasar, el tiempo, la expresión de querer en su cara se vuelve preocupación.

Las dudas probablemente están arrastrándose de nuevo a su mente, así que lo calmo.

—Te quiero. Te quise por mucho tiempo. Profundo y duro en mi vagina. No quiero irme de mi casa antes de que te tenga.

—¿Irte de casa? —Su voz es profunda y ronca, su pen* todavía duro entre mis muslos.

—Voy a Brown este otoño —Giro mis caderas, lanzando un gemido desde el interior de su pecho, y mi vagina se contrae, doliendo por tenerlo en mí.

Su expresión cambia de atormentada a compresión nueva ante por qué repentinamente estaba atrapándolo en mi baño. Una brisa de angustia destella sobre su cara, pero se recupera rápidamente, mordiendo su labio inferior cuando giro mis caderas.

Sin que otro momento pase, aplasto mi boca contra la suya, besándolo.

—Te necesito, por favor. —Arqueo mi espalda y me muevo hasta que puedo estrujar los labios de mi vagina sobre sus bolas, luego lentamente avanzo poco a poco a lo largo de su eje duro y venoso hasta que alcanzo la punta, muevo mis caderas y baño la cabeza de su pen* con mi crema. Vuelvo a bajar hasta sus bolas, poniéndolo húmedo y lustrado con mis jugos. Como un éclair. Pero me gusta este más que cualquiera de una pastelería.

El Sr. Blanco sisea en placer, su cabeza cayendo hacia atrás y sus ojos se cierran.

En la vida cotidiana es un hombre tranquilo. Calmado. Culturizado.

En el sexo, es exigente con un toque de suciedad. Y adoro las charlas lascivas.

One Shot's ||Jortini||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora