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Isabella.
Después de navidad decidí volver a mi vida normal. No fue sencillo dejar tranquila a mi madre al decirle que viajaría a Italia, pero Evan se había ofrecido a cuidar de mí en todo momento, y por lo visto eso la dejó tranquila al instante. Y estamos aquí ahora. Observé por la ventanilla del avión casi todo el viaje, hasta que me quedé dormida con la cabeza recostada sobre el hombro de Evan. Llegando al fin fuimos al hotel donde nos quedaríamos.
- ¿Dónde vamos primero?
- ¿Quieres ir a un sitio especial?
Me sonrió y le devolví la sonrisa enseguida asintiendo entusiasmada.
- ¿Quieres cambiarte primero?
Me miré de pies a cabeza lo que llevaba puesto, buscando algún defecto, y el soltó una risita.
- estás preciosa así
- entonces vamos ya, ¿Qué esperamos?
Sin que pueda decir otra palabra ya estaba llevándolo hacia afuera del hotel. Fuimos a un edificio algo viejo por fuera, pero se veía bien cuidado. Evan contaba que ese era el orfanato en el que estaba trabajando desde hacía un tiempo.
- ¡Evan, bienvenido!
La directora salió emocionada al vernos llegar.
- ¡Querida Isabella!
- umm hola
Evan la apartó un poco para hablarle. Yo estaba allí, cuando una niña se acercó de pronto.
- si has vuelto
Me abrazó la pierna tras llegar corriendo. La miré sin comprender, aunque luego me incliné viendo aquellos tiernos ojos y esa sonrisa.
- tú...
Murmuré pensativa. Evan me salvó diciendo su nombre para saludarla al inclinarse a la altura de mi oído.
- hola, Alexa
Alexa. Lo murmuré aún más bajo, pero con un tono de ternura y cierto afecto personal. La pequeña saludó a Evan y tomó firmemente mi mano. Sin poder decir nada estaba llevándome al patio de juegos. Me alcanzó una muñeca tras sentarme en el césped y ella corrió en busca de otros juguetes para volver conmigo. La siguiente secuencia sí que me hizo sentir algo extraño, sentí como nostalgia, una sensación de que mi respiración se agitaba... y ocurrió cuando estábamos por irnos. Fui hacia donde Evan se encontraba, con la pequeña siguiéndome.
- Alexa, ¿Por qué no vas a jugar?
La directora le habló dulcemente, pero la niña se negaba a despegarse.
- ¿Me llevas contigo?
Me miró con tal tristeza en su rostro, que sentí como mis ojos se iban llenando de lágrimas que luchaban por salir en cualquier segundo. Evan fue quien habló por mí.
- vendremos mañana
La niña se aferraba a mi mano con fuerza. la directora intentaba por todos los medios convencerla para que me soltara, mientras que Evan se encontraba arrodillado frente a ella intentando convencerla con futuros paseos y demás.
- nena
Me armé de valor. La miré a los ojos en cuanto me agaché frente a ella.
- no voy a dejarte ¿Sí? Es solo que... umm tengo asuntos que atender ahora y no pueden ir niños ¿Si entiendes?
Ella asintió con sus ojos llenos de lágrimas.
- mira
Pasé mis manos por detrás de mi cuello. Desabrochando el collar lo coloqué sobre la palma de mi mano y se lo mostré.
- ¿Lo cuidas por mí?
Ella asintió nuevamente. Se lo coloqué en su cuello y luego la miré dándole una sonrisa.
- si me extrañas... lo miras y sonríes ¿Va? Y sabrás que yo igual sonrío pensando en ti
***
Todo el día estuve con la imagen de aquella niña en la cabeza. No podía dejar de pensar en lo que ha sufrido por querer una familia ¡Uff! 
- ¿Todo bien?
- sí, todo bien
Estábamos en un restaurante, esperando el pedido para almorzar. Se acercaron unas chicas pidiéndome fotos, por desgracia recordaba muy poco debido a lo que mamá me había comentado sobre mi carrera. Accedí sonriendo para no ponerlas tristes, tomaron las fotos y se fueron. Evan me miró sonriendo, aunque yo lo miré seriamente.
- ¿Era buena artista?
- la mejor que he conocido
Sin decir más, buscó en su teléfono y me mostró varias fotografías y unos cuantos videos. Suspiré frustrada. Me dejé caer sobre el respaldo de la silla y guardé silencio unos segundos.
- ¿Por qué debió sucederme esto a mí?
- recordarás todo muy pronto
- eso espero
Terminamos el almuerzo y salimos después de pagar la cuenta. Caminamos mientras yo observaba todo como si fuera una niña pequeña sorprendida, hasta que escuchamos música a unas pocas cuadras.
- ¿Qué es eso?
- celebración por fin de año
Sonreí viéndolo.
- ¿Quieres ir?
Accedí entusiasmada y sonrió. Tímidamente llevó su mano sobre mi espalda y caminamos hacia una plaza adornada con luces. En una esquina se veían músicos y la gente bailaba sonriendo.
- ¡Evan! ¡Buon giorno!
Aquel hombre se acercó sonriendo. Lo saludó primero y después me miró. Tomó mi mano besándola delicada y tiernamente para saludarme.
- es mi hermano, Tobías
Me murmuró al darse cuenta de mi sorpresa. Ambos conversaban. Un señor, mayor en edad, me vio y sonriendo extendió su mano para invitarme a bailar. No pude evitar sonreír, pero más porque ese señor sonreía también. Corrí luego de un rato dónde estaba Evan, lo tomé de la mano y lo llevé a bailar también. Parecía un cuento mágico. Las luces, la gente bailando y Evan haciéndome girar, como si fuera una princesa, al compás de la música. De a poco caían unas cuantas gotas y en cuestión de minutos comenzó a llover suavemente. La música continuaba, ya que los músicos estaban bajo techo y, aunque varias personas ya dejaban de bailar, nosotros continuamos como si nada. En medio de la lluvia regresamos al hotel. Saltaba los charcos como una niña pequeña y Evan me seguía igual que un niño. Nos detuvimos un momento con la lluvia dejándonos mojados de pies a cabeza. Nos miramos un momento sin decir nada. Llevé mi mano tímidamente hacia su mejilla y el suspiró un poco triste.
- quisiera tanto poder recordarte, siento que eras alguien especial en mi vida...
Sonrió apenas. Me miró directamente a los ojos y sentí algo extraño, como si me dijera más con su mirada que con las palabras. De pronto sus brazos estaban rodeando mi cintura suavemente, pero no quería moverme ¡Uff! Aquello me daba tanta tranquilidad, me hizo sentir a gusto y cómoda. Sin importar que estuviéramos completamente mojados, continuamos así por unos cuantos segundos más, simplemente viéndonos en silencio.
- umm será mejor que... que regresemos
Dijo prácticamente en un susurro, aunque no me soltaba en absoluto.
- sí... supongo
Continuamos una cuadra más hasta llegar al hotel. Subimos juntos en el ascensor y entramos cada uno a su cuarto. Fui a ducharme. Me dejé caer en la cama aún en bata y viendo hacia el techo pensé en silencio.
Mamá: ¿Cómo te encuentras querida? ¿Todo en orden? ¿Sientes algún dolor?
Tomé el teléfono apenas y le respondí brevemente.
Bella: todo en orden, no te preocupes
Dejé de nuevo el teléfono a un lado. Pasó un buen rato hasta que, sin darme cuenta, fui quedándome dormida. Desperté al escuchar sonar el teléfono cinco veces. Tenía mensajes y llamadas perdidas de Asher, mensajes de mi madre solo diciendo que me cuide y otros mensajes en mi Instagram respondiendo a las historias que había publicado. Me senté marcando el número de Asher y mientras esperaba respuesta lo puse en altavoz para poder cambiarme a la vez.
Bella: ¿Hola?
Asher: ¡Uff! Me había asustado enana
Bella: ¿Por qué? Sabes que no estoy sola
Asher: sé con quién estás, por eso me preocupo
Bella: siento que no te agrada Evan...
Asher: olvídalo ¿Cómo te encuentras?
Bella: como le he dicho a mamá, todo en orden
Asher: umm
Bella: ¿Ocurre algo?
Asher: no, estoy ocupado, quería saber cómo estabas y ya, okey ya me voy
Bella: bueno, que tengas un lindo...
Sin poder acabar la frase ya había cortado. Me quedé pensando en que podía ocurrirle, en verdad era muy extraño.

Bella (Mini Serie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora