CAP 27: Empatía

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CAPITULO 25: Empatía

JEREMITH SIMPSON

Si bien ya habia entrado al comedor unas cuantas veces en las dos oportunidades que estuve dentro de la casa (la primera no cuenta) jamás me habia fijado en los detalles de la habitación, empezando por el simple hecho del mantel planchado y con decoraciones doradas.

Los padres de Martina yacen sentados en el comedor esperándonos, mi novia me hace una seña para sentarme frente a ella y así hago. Lo primero que llama mi atención mientras tomo asiento, es que la silla de Martina es la única decorada, a diferencia de las demás que están completamente iguales y simples.

Sus adornos coloridos pegados a mano por distintas partes de la silla me hacen recordar a aquella casita del árbol y sus múltiples colores, sin embargo, opto por no comentar nada.

La mujer que reconozco como Noemi llega con los platos y cubiertos acomodándolos frente mío. La señora Swit se levanta para ayudarla a servir el desayuno y en ese pequeño silencio que para mi sorpresa no es incómodo (pudo haber sido mi distracción mental) me pongo a pensar cómo debería iniciar la conversación.

—Jeremith —Subo mi mirada hacia Martina quien haciendo un mohín con sus labios me señala el plato que ya reboza de comida—, come.

—Ah, muchas gracias —El agradecimiento lo doy en voz alta y recibo una sonrisa de toda la familia.

—Jeremith ¿A que te dedicas? —Tomo la cuchara enterrándola en los huevos revueltos e intentando no llenarme de nervios—, Martina nos comentaba que trabajas.

—Si señora, trabajo en la cafetería del padre de mi mejor amigo y parece ser que ahora hago parte de un equipo de futbol —sonrió y llevo una cuchara de comida para silenciarme.

—Antes no jugaba nada, pero hizo el gol ganador ¡Fue genial! —Me hundo en mi puesto halagado y sonrojado por las palabras de Martina.

—¿No te gustaba el futbol?

—De niño mi padre intento que recibiera clases, pero simplemente no me iba bien —Me rasco la nuca recordando la verdadera razón de mi abandono por las clases.

—Oh, ¡igual que Martina! —Exclama el señor Swit—, pero me alegra que lo retomaras, hacer deporte es importante. Tu padre debe estar orgulloso —El hombre bebe de la taza de café sonriéndome con los ojos que le heredo su hija.

Suspiro y noto como Martina entreabre su boca notablemente intranquila por que el comentario de su padre me ofenda, yo solo guiño mis ojos con un semblante relajado. Realmente su comentario logro todo lo contrario a lo que ella cree, me dio un sentimiento cálido.

—Si estuviera aquí estoy seguro de que lo estaría —Ambos adultos se miran y una pizca de vergüenza mezclada con arrepentimiento cruza la mirada del señor Swit.

—Yo, lo siento muchacho, lamento tu perdida —Asiento con la cabeza agradeciéndoles las condolencias.

—Me parece realmente bonito que lo recuerdes con una sonrisa. Perder a alguien amado y lograr hablar de él con serenidad es de valientes. —La señora Lylian termina la frase mirando a su hija, quien solo se limita a mirar su comida con el ceño levemente arrugado.

—Si —Dejo de mirar a Martina—, igualmente recibí el apoyo de mamá, evidentemente tampoco fue fácil para ella, pero logramos salir adelante junto con mis hermanos.

—Me imagino, pero me alegro por ti y tu familia —Tomamos una pausa para comer hablando cosas triviales, cuando la madre de Martina me dirige de nuevo la palabra— ¿Y a que se dedica tu madre?

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