CAP 28: Dolor

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Soundtrack: In this shirt - the irrepressibles

CAPITULO 26: Dolor

MARTINA SWIT

Al entrar de nuevo en la sala de comedor, logro a divisa a mamá hablar con un tono de voz algo elevado y con matices de molestia, sin embargo, no puedo escuchar bien. En cuanto entro ambos me miran, la diferencia es que cada uno con una intención diferente en sus ojos.

La mirada de mi madre me dice de mil maneras diferentes que algo hice mal y que me lo hará saber.

—¿No le has hablado de Kira? —quedo un poco confundida cuando su tono suena acusador y enfadado—. ¿no sabe de su existencia?

—No, el aun no sabe nada —Mamá abre su boca con indignación y papá solo masajea su sien— ¿Qué hay de malo con ello?

—¿Ninguno de tus amigos?

Vuelvo a negar por segunda vez empezándome a sentir fastidiada por su actitud, sin embargo, no se lo demuestro.

—Mamá ¿Qué hay de malo con eso? —insisto acercándome un poco más, pero ella calla por no más de un minuto, minuto en el cual le doy una mirada a mi padre, pero él esta callado con la mirada gacha.

—¡Era tu hermana Martina!

Me quedo mirándola sin entender y pasmada por su repentina acción.

—Quiero que me expliques cual es la razón de que no hables sobre tu hermana.

Siento mi rostro transformarse en varias muecas según la emoción. Ella alza sus cejas esperando una respuesta, pero no puedo formar oración alguna por intentar procesar su reclamo.

—¡Responde!

—¿Decisión propia? —murmuro vacilando en los miles pensamientos—. Por decisión propia —repito con voz mas firme y con el corazón tembloroso.

—¿Acaso no te sientes orgullosa de ella? —el pecho se me contrae y puedo predecir las lagrimas que se acumulan en mis ojos nublándome la vista de mi madre hablando muy exaltada— ¿Sientes vergüenza? ¿Qué es lo que sientes como que no digas nada de ella?

Ella sigue con el cuestionario como si yo fuera una enciclopedia de la vida, cuando a duras penas logro entender la misma. Intento controlarme para no perder la cordura, pero no me siento vencedora.

—¡Siento dolor! —Exclamo cortando su voz.

Ella se queda callada, relaja sus facciones, pero no deja de mirarle como colera. Tomo aire un par de veces regulando el dolor que crece en mi garganta por el gran nudo en ella y relamo mis labios buscando fortaleza de algún lado.

—¿Recuerdan la felicidad que sentí cuando llego a nuestras vidas? ¿No recuerdan nuestras risas en mi habitación? ¿o el hecho de que fuimos ella y yo durante toda su vida y parte de la mía?

Me aproximo a mi madre y limpio sus lágrimas. ¿Qué se le puede decir a una madre que ha perdido a su hijo? ¿Qué se le puede reclamar cuando el peso de la falta de su presencia recae sobre su alma?

—No mamá, lo último que sentiría es vergüenza —su semblante cambia tan drásticamente a uno con una profunda tristeza—. Si decido no decirle jamás a nadie que tenía una hermana será mi forma de pensar, será mi forma de llevar el duelo. Pero, créeme que mi mas grande anhelo es poder hablar de ella sin ese dolor y solo puedo lograr eso el día que cuando piense en ella no se me venga a la cabeza solo ese horrible día sabiendo que hay otros bellos recuerdos.

Dejo un beso en las mejillas húmedas de mi madre y me alejo hacia la salida sin dejar de mirarlos.

—Pero papis —ambos me miran—, ya casi lo logro, me falta poco.

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