CAP 31: Expectativas.

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CAPITULO 31: Expectativas.

JEREMITH SIMPSON

Decir que Martina estaba enojada no era el termino correcto, más bien indignada. Indignada por que habia olvidado decirle un pequeño detalle sobre mi vida, un detalle peludo y de cuatro patas: Teodoro.

Todo se dio durante una de esas llamadas nocturnas, estábamos hablando sobre nuestro ocupado día y diciéndonos cosas cursis el uno al otro hasta que Teo empezó a ladrar en la planta de abajo, tuve que bajar y servirle su platito de comida para que se calmara y claramente todo eso durante la llamada. Cuando volví a ponerme el celular en la oreja Martina me exclamo bastante molesta al tiempo que me reclamaba.

"¿¡Ese perro es tuyo!?" "¡Eres un terrible padre perruno! ¿¡Como pudiste olvidar decírmelo!?"

Luego de contestar cada una de sus preguntas haciendo mi mayor esfuerzo por calmarla, se despidió con algo de dramatismo en sus palabras y colgó. Ahí me di cuenta de el inmenso amor de Martina a los perros y su esfuerzo por conocer cosas de mi vida.

Como el buen novio que se merece Martina la llame de nuevo, casi al mismo tiempo que colgó. Tuve que rogarle un rato para que me perdonara y si bien si parecía ofendida, el tema le divertía (Y a mí también). Si mi vida dependiera de rogarle a alguien como Martina, seria una fortuna vivir bajo sus pies rindiendo pleitesía.

Ella me dijo que me perdonaría si aceptaba un almuerzo en su casa en mi día libre, pero que solo me dejaría entrar a la casa si llevaba a Teodoro, claramente acepte pensando si era un premio o castigo. Por eso mismo Teodoro hoy se gano un baño y una salida.

—¿El joven Jeremith?

Un hombre corpulento y musculoso me pregunto, a lo cual simplemente asentí un par de veces.

—Bienvenido, La señorita Martina lo espera en el jardín principal.

Camino hacia el lugar indicado por el interior de la casa y cuidando de que Teodoro no haga de sus gracias en la mansión. Saludé a un par de personas, entre ellas a Harry y seguí mi camino hasta que logro verla sentada en el pequeño comedor exterior del patio, lleva el pelo amarrado y unos lentes de lectura, también parece concentrada en algún tipo de papeleo y tomando notas.

Estoy en el paraíso

Ella mordió un par de veces un lapicero y soltó un quejido de fastidio sin alejar la vista de las hojas, no a notado mi presencia. Me acerco por detrás de ella y puedo ver que estaba trabajando en algún tipo de negocio.

Dejo un lento beso en su mejilla haciéndola sobresaltar— ¿Está ocupada, Empresaria Martina?

—Uh, estudiando solo para que me digan así —Su tono de añoranza me hace sonreír, junto mis labios para darle un beso, pero ella al ver mi intención se quita y cuando ve a Teodoro da un chillido— ¡Pero que cosita!

Aun con mi boca dispuesta a besarla arrugo mi frente con molestia. Martina se tira al piso dejando de lado su trabajo y con una voz aguda empieza a mimar a mi perro, el cual solo le da una olida a la mano de mi novia y como muestra de aceptación mueve su colita hacia ella.

—¿Cómo alguien puede olvidarte? Tu papá es un malvado —Ella hace un puchero mirándome de reojo.

—Ya aprendí la lección, podrías venir a saludar a tu novio como se debe —Su sonrisa apareció cuando se puso de pie y se acerco a mi haciendo justo lo que anhelaba hacer desde que llegue. Se fue alejando de apoco y como ultimo tacto acaricio su mejilla.

—Le tengo un regalo a Teo —El can al escuchar su nombre corrió hacia Martina— Espero te gusta.

De una de las cuatro sillas del comedor, saco una pelota para perro con diseño de balón de futbol, la diferencia es que sobre esta tiene bordado el nombre de Teodoro.

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