CAP 26: El señor Harry

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CAPITULO 24: El señor Harry

JEREMITH SIMPSON:

La noche anterior habia sido una locura y la vida parece querer darnos una lección muy clara: Recoges lo que ensucias.

Y claramente todos estamos haciendo aquello entendiendo la enseñanza. Llevo alrededor de treinta minutos botando toda basura que haya en el jardín y el sudor solo logra hacerme cuestionar que tan beneficioso es tener una casa así de grande en el futuro.

Emma y Austin limpian el interior de la casa mientras mi mejor amigo con un semblante verde hace su mayor esfuerzo por no vomitar por tercera vez. Pero si me lo pregunto, no me arrepiento de haber disfrutado de la fiesta, ni tampoco de haber bebido hasta cansarme.

Volteo para mirar Martina quien lleva quejándose y sonrió ampliamente al verla intentar agarrar un residuo que por alguna razón yace en una matera colgante del lindo jardín, pero ni en puntas logra alcanzarlo. Sus quejas y balbuceos me hacen reír.

Me acerco silenciosamente y dejando un beso en su mejilla.

—Solo llámame, yo puedo darte una mano.

Ella suelta una risa nasal seguramente burlándose de ella misma y pensando en lo graciosa que se veía.

—Lo siento, estabas ocupado.

—¿Y? no importa que este haciendo, cuando lo necesites voy a ayudarte.

Ella arruga su nariz e infla sus mejillas mientras delinea mis mejillas con sus manos.

—Eres tan lindo Bart.

—Señorita —Ambos volteamos—, la piscina esta limpia y en perfectas condiciones.

—Muchas gracias, Harry, no sabría que hacer sin ti.

—Si le soy sincera señorita, yo tampoco sabría que haría sin mi —Y aunque su comentario estuvo lleno de burla, su tono de voz de diplomacia jamás desaparece—. Le diré a Noemi que prepare café para la llegada de sus padres, permiso.

—Te llevas muy bien con Harry ¿verdad? —Pregunto cuando nos quedamos solos y ella en respuesta asiente con una sonrisa y la mirada perdida en recuerdos—. No te culpo, es demasiado amable como para caerle mal a alguien.

—Lo sé y ha sido así desde siempre —Ambos retomamos nuestra labor sin cortar la conversación—. Harry trabaja en mi familia desde unos meses antes de que yo naciera, es decir toda mi vida a sido parte de mi mundo y vivo agradecida de ello.

—Y el parece quererte mucho.

—Si, el sentimiento es mutuo. El es parte de mi familia y me encargare que siga sintiéndose como tal.

—¿Puedo preguntarte porque le tienes tanto aprecio?

—Ya preguntaste —Canturrea—-. Desde niña he sabido que mis padres me aman y hacen todo por mí, pero había momentos donde necesitaba que me lo dijera o me lo demostraran —Ella hace una pausa—, hoy en día no es tan necesario, soy consciente de que todo lo han hecho por cuidar el hogar y me volví un poco más independiente, pero de niña no lo entendía. Tenía fantasías que en lo personal creo que todo niño debería vivir y de no ser por Harry no las hubiera vivido.

Me quedo mirándola y sé que esta organizando el pasado para poder sincerarse conmigo.

—Recuerdo que mi padre me compro una hermosa bicicleta celeste en mi cumpleaños número nueve. Dure rogándole mucho tiempo que me enseñara, pero el día que íbamos hacia el parque cambio la ruta y terminamos en su oficina, tenía una reunión importante. Papá le pidió a Harry que me llevara a casa, pero él le susurro algo a mi padre a lo cual él dijo que sí. Yo estaba llorando en la parte trasera del auto, bien pudo ser un berrinche, pero no solo se trataba de aprender a andar en bici, era tiempo con mi padre. Pero Harry me llevo al parque y fue el quien me enseñó a montar bicicleta.

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