CAPÍTULO 8 - RECUERDO VAPOROSO

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Los rayos de sol se estamparon en la cara de Toya, el cual, al abrir los ojos de forma pesada, e incluso tener que usar sus brazos para frenar la luz, pudo ver que se encontraba tumbado en algo frio y duro. Giró su cabeza para ver que estaba en un parque, tumbado en un banco.

Se frotó la cara y se sentó, apretando sus ojos debido al sueño, su mente estaba en blanco y no hacia realmente nada por intentar pensar, estaba en modo automático, pero al pasar un instante todo vino a su cabeza y casi dando un grito se levantó dando un salto y mirando a todas partes. No había nadie, pues parecía ser muy temprano, aunque ya había sol. Pensó en Keigo y de forma alarmante comenzó a mirar a todas partes, buscándolo, aunque poco a poco su racionalidad empezó a abrirse camino.

—No seas tonto... —se dijo a sí mismo —eso fue un sueño... Keigo está muerto... —al girar la cabeza vio su moto aparcada a unos metros, echó mano a su teléfono para toparse con mas de cien llamadas perdidas y mensajes de su padre, su madre y sus hermanos, preguntándole donde estaba, y por qué no contestaba.

—¡Mierda, mierda! —con rapidez comenzó a caminar hacia la moto y una vez subido, se puso el casco y con cierto anhelo miró a su espalda, esperando, de alguna forma ver dos pares de alas rojas, pero allí no había nada. Se enfundó el casco y condujo hasta su casa.



Unas horas después, Izuku abrió los ojos, estirando su cuerpo y girándose en la cama, para toparse con el plácido semblante de Katsuki, que dormía a su lado. La noche anterior se había ido a dormir pronto, por lo que no lo oyó llegar, sonrió, besó su mejilla y se levantó, le dejaría dormir un poco mas mientras iba al baño a darse una ducha.

En el baño, ya casi cubierto por el vapor del agua, Izuku se desnudó y entró en la ducha sintiendo el agua caer por su cuerpo, alzó la cabeza y apoyó sus manos en la pared de azulejo, notando su espalda mojarse. Sin previo aviso, Izuku notó algo a su espalda, y de la nada unos brazos lo agarraron de la cadera, notando como algo alargado, caliente y duro chocaba con sus nalgas.

—¿Qué...?

No pudo decir mucho, pues enseguida sintió como aquello se introducía dentro de él de forma suave, sacándole un gemido.

—Ka...cchan... ahh

—Sh... —Katsuki se introdujo del todo dentro de él, haciendo que sus cuerpos se pegasen al máximo y susurrándole al oído —estas muy mojado...

—Estoy en la ducha... —se excusó entre gemidos el peliverde.

—Izuku... —susurró el rubio en su oído.

—¿Qué? —respondió gimiendo aún mas, pues Bakugo había empezado a moverse, saliendo y entrando de él.

—Bésame.

Y sin decir nada, Izuku giro su cabeza para buscar los labios del rubio y besarlos de forma apasionada, dejando entrar su lengua y jugar con la suya, mientras Katsuki chocaba su pelvis con las nalgas del peliverde, metiéndose y saliendo de él con suavidad.



Horas después, Izuku y Bakugo entraban en la agencia de Endeavor, saludaron a todos y subieron al despacho, pasando por la recepción, donde vieron a Toya sentado en su silla, ocupando su puesto de trabajo, recordando cuando lo vieron la última vez y esa escena en el restaurante.

—Hola, Todoroki-san —saludó Izuku de forma amable.

Toya lo miró frunciendo el ceño.

—Por favor, no me llames así, o me llamas Toya o lo que quieras, pero nada de "Todoroki-san", puaj...

—Yo te llamaré bacon frito —dijo Bakugo pasando de largo e irrumpiendo en el despacho de Endeavor.

Izuku vio la expresión de enfado de Toya, y se apresuró.

—Por favor, discúlpale...

—Bah... —hizo un gesto el peliblanco con la mano para indicarle que no pasaba nada.

—Toya...

Izuku y el nombrado miraron a la puerta, para ver a Shoto.

—¿Qué?

—¿Estás mejor...? —preguntó el medio pelirrojo.

—Que si... que solo he pasado una noche fuera de casa, que no me he escapado ni he matado a nadie...

—Pero no contestabas y mamá estaba preocupada.

Toya rodó los ojos y miró a Izuku.

—Anda vete que tenéis una reunión con Endeavor.

Shoto suspiró y miró a Izuku, que contemplaba la escena en silencio. Asintió y los dos chicos comenzaron a caminar hacia el despacho dejando a Toya atrás, aliviado de no tener que dar explicaciones.

—¿Ha pasado algo? —preguntó Izuku en voz baja.

—Ayer mi hermano pasó la noche fuera de casa sin decir nada y no contestaba a su teléfono y mi madre se preocupó...

—Oh... pero parece estar bien —dijo mirando hacia atrás de reojo.

—Si...

—Oh... —Izuku saltó y miró a su amigo con una sonrisa —¿Qué tal tu cita con Iida?

—Estuvo bien... fuimos a cenar y luego dimos un paseo por el parque del lago.

—Que bien.... ¿lo pasaste bien?

—Si...

Izuku pudo ver la contrariedad en la cara de su amigo, no sabía que había pasado, pero parece que la cosa no fue tan bien como decía, pero era raro, pues Todoroki no solía mentir.

—Sabes que si tienes algún problema, puedes contar conmigo, ¿no?

Shoto lo miró fijamente, el Todoroki a veces no era muy perceptivo, pero ahora podía ver con claridad que Izuku sabía que no le había contado todo lo que pasó esa noche.

—Le rechacé.

Izuku abrió los ojos, sorprendido.

—¿Qué?

—¡¡¡EH, VOSOTROS, VENID YA!! —gritó Katsuki desde la puerta del despacho.

—Luego hablamos... —dijo Shoto y se adelantó acelerando el paso mientras entraba al despacho seguido de Izuku.



Lejos de allí, por las calles de la ciudad, Iida caminaba enfundado en su traje de héroe, Sero y Manual iban tras él, el chico de gafas no había abierto la boca en toda la mañana, y como llevaba puesto el casco no podía ver su expresión. Sero y Manual se miraban sin saber que decir. Sin hacer falta decir nada, Sero podía adivinar que esto tenía que ver con la cita del día anterior, por lo que algo debió ir mal, y aunque lo veía mal, estaba contento.



Mientras tanto, en la agenciad e Endeavor, Toya, sentado en su mesa miraba al techo, totalmente embobado, pensando en todo lo que pasó la noche anterior, no recordaba haberse dormido en ese parque, lo que si recordaba era dejar a Shoto con su cita, y volver, y de camino encontrarse a Keigo, algo que le sorprendió. Y mientras mas pensaba en ello, mas se cercioraba de que era un sueño, pues el recordaba a Keigo con mucha claridad, recordaba la cicatriz de su cara, la que él le provocó, también recordaba que la última vez que lo vio, tuvo una potenciación de su quirk y sus alas se volvieron blancas, pero el Hawks que vio esa anoche no tenía cicatriz y sus alas eran rojas, lo que indicaba con absoluta claridad que había sido un sueño.

Explosión Verde 2: El Retorno del Discurso Maldito (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora