CAPÍTULO 23 - ¿PUEDO MATARTE, KACCHAN?

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—Cúrate.

Cuando Hawks abrió los ojos, pudo ver como las quemaduras y heridas de su cuerpo empezaban a sanar, y en un abrir y cerrar de ojos recuperó toda su salud. Se incorporó para encontrarse en medio de la sala principal de la base, su ropa estaba algo destrozada, pues su torso estaba expuesto al igual que parte de sus piernas, pero una sensación de agobio y ansiedad le empezó a recorrer cuando notó que a su espalda no estaban sus alas.

—¡¡¿Dónde?!! —dijo llevando sus manos a su espalda, tanteando e intentando tocarlas —¡¡¿Dónde están mis alas?!! —gemía con angustia en la voz, casi ahogándose, sin poder evitar recordar que sus alas eran de las cosas que mas le gustaban a su Toya de él, y perderlas era como perderlo a él definitivamente.

—Te las quemó ese inútil —respondió Tachibana molesta y fulminando al rubio con la mirada —pero está mas que claro que el único idiota aquí eres tú —la mujer suspiró.

—Por favor... haz que crezcan... —suplicaba arrodillándose e implorando —no me siento bien sin ellas, cre... —no pudo acabar pues empezó a hiperventilar, asustando a Twice, que contemplaba la escena, pero al ver así a Hawks corrió hacia el intentando ayudarle.

—Déjalo —dijo la mujer y como si fuese un muñeco, Twice se alejó de Hawks —así aprenderás a no dejarte vencer por estúpidos —sentenció la mujer, dejando que Hawks sufriese ese ataque de ansiedad, donde gritaba de forma ahogada, llorando y golpeándose contra el suelo con la cabeza.

Tras unos minutos, el rubio se mecía en el suelo, con los ojos muy abiertos mirando al vacío mientras susurraba algo, totalmente ajeno a la realidad.

—Vuelves a tener tus alas.

La voz de la mujer flotó por la sala y al instante las dos alas rojas de Hawks surgieron de su espalda y como si tuviesen vida propia arroparon al hombre mientras volvía a echarse a llorar.

Twice observaba sin poder hacer nada, no le gustaba que su compañero sufriese, pero debía obedecer a la jefa, de todas formas no conocía a Hawks hasta que Tachibana los reunió, pero en ese poco espacio de tiempo, y sin apenas haber tenido una conversación decente, Twice empezó a sentir que ese hombre de alas rojas podía ser su amigo.

En las celdas, de forma totalmente impotente, observaban todo aquello, y aunque en ese momento ese Hawks era su enemigo, no pudieron evitar sentir lástima y algo de empatía por él, visto que esa mujer lo había dejado sufrir, aun siendo su aliado.

Tachibana se levantó de su asiento y caminó, pasando al lado de Hawks, que seguía en el suelo, al hacerlo, y de forma intencional, pisó una de sus alas, clavando con fuerza el tacón de su zapato.

—Levántate y haz tu trabajo, maldito estorbo.

Hawks que en ese momento estaba tan entumecido que no sentía nada, solo pudo incorporarse con dificultad y asentir, mientras Tachibana le arreglaba la ropa y le decía que esa noche sin falta debía traerle a Dabi y Shigaraki.


Poco a poco, Katsuki abrió los ojos, topándose casi de frente con la cara pecosa de Izuku, que sonreía al ver a este despierto.

—Kacchan... —dijo con emoción.

Al verlo, Bakugo abrió mucho los ojos y levantó su mano para apuntar hacia su cara, pero no pudo, pues estaba encadenado a una cama.

—¡¡¿QUÉ MIERDA?!!

—Kacchan, tranquilo, lo hemos hecho por seguridad.

—¡¡¡SUELTAME MALDITO BASTARDO, DEJA DE IMITAR A IZUKU!!!

Explosión Verde 2: El Retorno del Discurso Maldito (Bakudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora