Capítulo 28

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Febrero 2022, Cosquín Rock.

Unas manos chiquitas me pegaron en la cara, abrí mis ojos y vi a Isabella sonriendo al verme despierto. Me reí provocando sus carcajadas y me acomodé para acostarla sobre mi pecho. Miré la hora, doce del medio día. Hace unas horas Nati me despertó para avisarme que se iba junto a Mila y dejó unas almohadas para que Isa no se caiga de la cama.

– Hola hija... - pegué mi boca a su cachete gordito y rió cuando sople contra él. Me levanté con ella a upa y salimos al hall que une las demás habitaciones del hotel.

Estábamos en Córdoba por el Cosquín Rock y si bien Airbag toca mañana, con los chicos aprovechamos los días libres que teníamos y habíamos decidido venir para ver el primer día ya que hoy tocaba Mila.

Calenté la mamadera que había dejado Nati preparada y me senté a desayunar al mismo tiempo que le daba de comer a mi hija. Isabella ya tenía ocho meses en los cuales tanto mi novia como yo habíamos aprendido a tener mil manos y ojos, estaba tan acostumbrado a tenerla encima que prácticamente hacía todo con una mano.

Guido salió de su habitación y se sentó al lado mío a desayunar con la vista perdida, su cara ya me avisaba que no era un buen día. Isa terminó de tomar su mamadera y dirigió su vista a su tío, estiró sus bracitos para que la agarre pero estaba tan perdido en su mundo que no se dio cuenta.

– Me parece que no estamos en un buen día hija... – lo pateé por abajo de la mesa y salió del trance, ni siquiera nos había visto. Agarró a la bebé que dejaba asomar un puchero previo al llanto. Fruncí el ceño al verlo tan ido. – ¿Estás bien?

– Si... ponele. – dijo por lo bajo. Lo miré intrigado y ni hizo falta que pregunte. – Mila... nose o sea un día estamos bien al otro todo mal, no la entiendo.

Fruncí mi ceño confundido, por lo poco que conocía a Mila se la notaba que era una piba tranquila y sencilla, y por lo que conozco a mi hermano, ya me veía por donde venía la mano.

– ¿Qué hiciste? – me miró indignado pero después suspiró y habló.

– Puede que le haya dicho hace bastante, bastante tiempo tipo años, que me abrumaba pensar en una relación... – dijo con su vista en mi hija que hizo fuerza parándose sobre sus piernas para agarrar de su pelo y tironear. – Pero cuando la volví a ver, no sé me dio como algo en el pecho y ahora no me quiero separar de ella... – hizo una mueca de dolor cuando la bebé tiró de un mechón de su pelo y me reí, era obvio que iba a pasar.

– Te enamoraste boludo, simple. – agarré a mi hija para que deje de llevarse pelo a la boca provocando su llanto. Guido me miró asustado, siempre igual este chico, a veces es tan racional con las personas que se pierde de momentos únicos. –  ¿Qué te frena estar con ella entonces?

– Que ella no quiere. – me dijo y se pasó las manos por su cara frustrado. Gastón entró a la suite y nos miró dudando, señaló a la bebé que seguía llorando y habló

– ¿Qué le hiciste Guido?

– ¡Eh! ¿Por qué yo? ¡El padre la tiene a upa y me hechas la culpa a mí!

– Siempre sos vos el que la hace llorar Guido... – me fui para la habitación escuchando sus quejas. Le cambié el pañal y la vestí con la ropita que Nati había elegido, después de prepararme agarré la mochila para guardar las mamaderas y la senté en el cochecito. Salimos los cuatro directo a la camioneta que nos llevaría al predio de Cosquín.

Nati se había ido temprano para acompañar a Mila a la prueba de sonido por si hacía falta modificar algo, nosotros la habíamos tenido ayer a última hora. Bajamos de la camioneta cuando llegamos y salimos del estacionamiento para caminar por atrás de los escenarios, las puertas ya estaban abiertas por lo que en el predio ya había gente. Isabella iba a upa de Guido repitiendo lo único que sabía decir por ahora.

Pensamientos || Patricio SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora