Capítulo 29. Final

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Septiembre 2023, un año después.

Un escalofrío llegó cuando sentí su respiración en mi nuca, giré despacio entre sus brazos y quedamos enfrentados. Sus ojos cerrados y las facciones relajadas daban indicio de que todavía estaba dormido. Acaricié su mejilla sonriendo. Quien iba a decir que después de tanto estaríamos así.

Nunca tuvimos la relación ideal, tuvimos nuestros bajos y altos, nuestros momentos de felicidad absoluta y otros donde solo queríamos dejar de sufrir, al menos un ratito.

Hace cuatro años atrás pensaba que nuestro momento ya había terminado, que él nunca iba a cumplir la promesa de tener una casa en la que criar a nuestros hijos y en la que íbamos a tener muchos perritos. Hace cuatro años nunca hubiera imaginado este presente y simplemente creí en que no servía para el amor.

Pero, como casi siempre, me había cerrado la boca y borrado esos pensamientos de mi cabeza. Porque acá estamos, con una bebé que ya tenía dos años y medio, con nuestra casa, nuestros perritos y nuestra banda. Porque aunque no sea cara visible, Airbag me había involucrado en la producción y composición de temas.

Cuando volvimos de Cosquín, allá por el dos mil veintidós, decidimos poner una productora de la cual me encargo yo principalmente y en la que solo producimos cosas de Airbag y de Mila. A veces colaboramos con otros artistas o prestamos el lugar a productores amigos que no tienen estudio físico. Habíamos mudado el estudio a una casa del mismo barrio en el que vivimos y en ese ambiente que quedó libre pusimos un proyector con sillones a lo que Patricio le denominó como cine. Claramente fue idea suya, no hace falta aclararlo.

Pato apretó el agarre en mi cintura pegándome más a él, si es que eso era posible, y después escondió su cabeza en el hueco de mi cuello. Me reí sintiendo sus besos en mi piel que generaban cosquillas. Nos quedamos un rato así, el silencio reinaba en casa y era la primera vez en mucho tiempo que nos despertábamos sin alarmas ni gritos de niños, y no hablo solo de Isabella, Guido era un niño más dentro de la familia.

– Buen día... – hablé pasando mis dedos por su pelo.

– Shh que no te escuche demonio. – Susurró pegado a mi piel y me reí pegándole despacio en el brazo. Últimamente Isabella había estado muy mamera, no había forma de que se quede con Patricio o con sus tíos si yo no estaba, ni siquiera con Lucía y Gali que eso a ella antes le encantaba. Unos pasitos se escucharon en la habitación de al lado. – Te dije...

Un pequeño cuerpecito se dejó ver en la puerta, Bella caminó hasta el pie de la cama sin darse cuenta que estábamos despiertos. Tenía los rulos todos enredados y la marca de la sábana se podía notar en su mejilla. Como pudo y después de tres intentos logró subir a la cama y sonrió al verme metiéndose entre nosotros. Patricio se hacía el dormido, generalmente lo hacía para que ella se quede tranquilita en la cama pero no funcionaba nunca. Corrí mi cuerpo para dejarle lugar y se sentó para tocar el brazo de su papá.

– Papi... – él hizo un ruido con su cara todavía escondida en mi cuello. – Papi dejame mami...

Me reí viendo como Patricio era desplazado por nuestra hija que apenas tuvo lugar se acurrucó a mi lado. Él me miró indignado por cómo ella lo ignoró completamente para después hacer su toma diaria. Con Lucía habíamos formado una teoría, Isabella estaba dejando la teta por lo que implicaba pasar menos tiempo conmigo, solo tomaba a la mañana cuando se levantaba y a la noche antes de irse a dormir. El motivo era que mi cuerpo ya no estaba produciendo leche y con su pediatra creímos que lo mejor sería que la empiece a dejar poco a poco. Por suerte era una nena muy inteligente, había aprendido a caminar y hablar casi al mismo tiempo unos meses después de cumplir el año  y, de tanto quedarse en la casa de Gastón, había querido dormir sola a partir de los dos años copiando a su primo Galileo, por lo que al explicarle que la teta era solo para la mañana y para la noche lo entendió enseguida.

Pensamientos || Patricio SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora