Pensamientos || Patricio Sardelli

Extra I.

Mayo 2024, Aeropuerto Internacional Ezeiza.

– ¡No corran! – grité apurando mi caminar bajo la mirada divertida de Patricio. Claramente no fue una buena idea viajar con Guido y dos niños revoltosos. Suspiré cuando vi a Galileo frenar de golpe provocando la caída de mi hija y el llanto ensordecedor.

– ¡Mamá! – el grito de Isabella retumbó en todo el aeropuerto llamando la atención de la gente presente. Me acerqué a ella dándole una mirada severa a Guido que estaba quietito al lado de su valija.

– Guido, pareces un nene más amor, dale... – dijo Mila pasando por su lado mientras negaba con la cabeza.

Estábamos rumbo a unas vacaciones relajantes, no tanto para mí, con destino a Italia. Los chicos y Mila tenían una mini gira por Europa en junio y quisimos aprovechar algunos días de mayo para descansar en familia. La idea era pasear por Italia unos días y después irnos para España donde Airbag tenía algunos recitales que dar, Mila por su lado había sido convocada a varios festivales del país por lo que ella se quedaría algunas semanas más. La banda de los chicos estaba en su mejor momento incluso sin haber sacado un disco desde el dos mil veintiuno, abrieron el año en el Cosquín Rock y el Harlem, siguieron con dos meses de puros Luna Park y después lanzaron la gira que harían por Europa, Latinoamérica y Argentina. Los hijos de puta estaban levantando la guita en pala con las mismas canciones que sacaron hace más de dos años, increíble.

Con Mila cada vez estábamos mejor, ella había logrado posicionarse en las primeras listas de streaming a nivel internacional siendo una de las pocas artistas femeninas en conseguirlo. Habíamos hecho varias colaboraciones con diferentes artistas argentinos y extranjeros, tenemos material grabado como para dos años, logramos agotar dos Estadio Único de la Plata y pronto vamos a sacar a la venta las entradas para un Estadio Vélez a fin de año. Cami había depositado toda su confianza en mí hace algunos años después del inconveniente con la disquera y estaba feliz de poder llegar a todos los objetivos propuestos desde el primer día.

Isabella estaba a nada de cumplir los tres años, mi bebé había crecido a pasos agigantados y con Patricio no podíamos creerlo. Galileo también estaba gigante, el gordo ya tenía seis años y muchas travesías en su haber junto a Isabella, ambos se complotaban para hacernos sufrir con cada travesura y ni hablar cuando se les unía Guido. El rubio parecía ser uno de ellos en vez del adulto responsable, pero aunque no lo crean Mila me rogaba que no dejara mucho tiempo en su casa a Bella porque su novio se ponía insoportable, así como la consentía mucho también la cuidaba por demás. Mientras que con Pato tratábamos de que sea independiente en ciertas cosas como en el momento de comer o que ordene sus juguetes, Guido la tenía como si fuese una caja de cristal que en el primer golpe se podía romper. Obvio que mi hija cada vez que se iba con su tío estaba chocha, lo tenía como un sirviente.

– ¿Qué pasó? – preguntó Gastón al ver que estaba su hermano del medio estaba secando las lágrimas a Isa. Galileo se acercó rápido al escuchar a su padre.

– Fue el tío Guido, pa. – el rubio abrió la boca sorprendido ante las palabras de su sobrino y entrecerró los ojos señalando con el dedo.

– Pendejo insolente...

Una vez todos calmados subimos al avión escuchando a Camila sermonear a Guido por lo bajo. Isabella estaba dormida en el pecho de su padre para cuando despegamos mientras que Gali estaba con su cabeza recostada en mis piernas a nada de caer en el sueño, Gastón y Lu estaban en la fila de atrás junto a los otros dos. Pato me miró con una sonrisa cariñosa al ver a su sobrino de esa manera.

– ¿Y si buscamos el segundo? – lo miré con una ceja alzada mientras se acercaba a dejar un beso breve y suave en mis labios.

– ¿Lo vas a tener vos durante nueve meses? – pregunté irónica provocando su risa y pasó un brazo por atrás de mi cabeza acercándome más a él.