capítulo 28

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N/A: toda la historia cambiará. A partir de ahora los problemas serán más serios.







— ¿Estamos seguros de esto?— Daeron tenía dos maletas en sus manos

— No —dijo Aemond

—Sí—lo contradijeron Helaena y Aegon

Daeron vió a sus hermanos derrotado. Tocó la puerta con amabilidad.

Nadie atendió.

Aemond miró a aegon.

— Estarán ocupados— trato de, por primera vez dar explicaciones por otras personas

Daeron volvió a tocar más desesperado.

Nadie abrió de nuevo.

— Nos vamos — Aemond se dió la vuelta con Daeron pisandole los talones

Aegon y Helaena los detuvieron.

— Esperemos un poco— Helaena suplicó

— Hemos esperado suficiente

La puerta se abrió. Lucerys se veía desastroso.

— Lamento la tardanza — su respiración era irregular

— ¿Qué hacías? — Aemond le alzó una ceja al verlo tan acalorado

— ¿Dormir?— se sonrojó — Ay pero por favor pasen — tomó las maletas — Discúlpenme mi mamá salió con mi papá y mis hermanos, les juro que estuve al pendiente de la puerta pero me quedé dormido

— Está bien, ahora estás aquí — Helaena habló para tranquilizarlo

—Supongo que sí — terminó de arrastrar todas las maletas el mismo — ¿Quieren algo de tomar?

— ¿Qué tienes?— preguntó el mayor

— Agua, refresco, jugo de naranja, todo lo que quieran

— ¿Tienes vino?

— ¡Claro! ¿Algo más? — miró a todos demorándose un poco más en Aemond

El resto negó. Lucerys fue por el vino y mientras tanto Daeron y Aegon empezaron a discutir.

—¿Qué hacemos aquí en primer lugar?

— Aquí estaremos a salvo

—¿Y?— alzó la ceja—Quiero regresar a casa

—¿De verdad? ¿Quieres ir a esa pocilga de nuevo?

— Sí— mintió

— Mientes, solo disfruta de esto

—¿Por cuánto tiempo antes de que nos corran como siempre?

— Nadie va a corrernos — Helaena agarro la mano del menor — Solo dale una oportunidad, si sigues sin estar cómodo entonces, regresaremos

Daeron resopló.

Justo a tiempo Lucerys llegó y le ofreció la botella y el vino a aegon.

— ¿Les gustan los waffles?

—¡Me encantan!

Aegon iba a tomar su copa de vino casi llena y de repente Daeron se la arrebató.

—¡Ey, Daeron! — frunció el ceño molesto

Daeron lo ignoro y lo bebió todo.

— Vete al carajo, no pienso quedarme aquí — aventó la copa al piso

Todos cerraron los ojos al escuchar la copa caer.

—¡Daeron! — Helaena endureció su voz — Discúlpate ahora mismo

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